Las negociaciones financieras directas entre Argentina y los Estados Unidos trajeron nuevamente a escena la minería de elementos poco conocidos, pero altamente codiciados por las potencias tecnológicas: las tierras raras y los metales críticos.
Argentina actor clave en la minería global, con las tierras raras y metales críticos. El interés de Estados Unidos a cambio del apoyo financiero.
Las negociaciones financieras directas entre Argentina y los Estados Unidos trajeron nuevamente a escena la minería de elementos poco conocidos, pero altamente codiciados por las potencias tecnológicas: las tierras raras y los metales críticos.
Argentina se consolida, progresivamente, como un actor clave en la provisión global de minerales críticos, aquellos elementos esenciales no solo para las tecnologías energéticas, sino también para el desarrollo económico general.
Esta revalorización del subsuelo argentino está sostenida por el interés de las potencias mundiales, aunque su materialización depende de las condiciones macroeconómicas locales y globales y de negociaciones geopolíticas donde hoy Argentina muestra muy poca fortaleza.
Si bien las exportaciones mineras de Argentina sumaron US$4.647 millones en 2024, una cifra que aumentará en 2025 impulsada por el precio del oro, una mayor producción de litio y el incipiente comienzo de la producción de cobre, el potencial real es mucho más ambicioso. Las proyecciones indican que el sector podría posicionarse entre los principales complejos agroexportadores de la nación en la próxima década. Aunque se debe aclarar que para ello se necesitan inversiones multimillonarias que todavía no está claro de dónde saldrán o quién proveerá.
Esta relevancia estratégica ha captado la atención de bloques regionales y estados soberanos. Países como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea han formalizado Memorándum de Entendimiento (MdE) con Argentina sobre Cooperación en Minerales Críticos.
El interés geopolítico se hizo patente recientemente con las negociaciones entre Argentina y Estados Unidos para habilitar la ayuda financiera, una iniciativa que refleja el interés norteamericano por el potencial minero argentino y la competencia directa con la influencia de China sobre estos recursos.
Las llamadas “tierras raras” (ETRs), esenciales para imanes permanentes, misiles teledirigidos y chips, son el foco más agudo del conflicto geoestratégico global. China ejerce un amplio dominio sobre su producción y procesamiento, llegando a utilizar las restricciones de exportación como herramienta coercitiva, como ocurrió contra Japón en 2010.
Aunque elementos como el litio, el cerio y el lantano son parte de esta categoría, las tierras raras como grupo son difíciles de extraer y purificar, un proceso que requiere métodos ambientalmente agresivos. El geólogo y docente Ernesto Gallegos explica que son elementos poco abundantes en la naturaleza y tienen gran importancia en procesos industriales, especialmente la electrónica.
Argentina posee recursos identificados de ETRs (poco más de 190.000 toneladas) y potenciales (más de 3,3 millones de toneladas) distribuidos en provincias como Salta, Jujuy y San Juan. Sin embargo, la explotación de tierras raras es vista como un "tiro económico, geológico y social bastante largo".
El litio, piedra angular de la electromovilidad y crucial para el rendimiento de las baterías, es el mineral crítico donde Argentina ostenta mayor peso relativo actualmente. El país posee recursos masivos, estimados en 18,6 millones de toneladas de recursos y 197,9 millones de toneladas de carbonato de litio equivalente. Según el US Geological Survey, Argentina comparte con Bolivia el liderazgo mundial en recursos de litio.
A pesar de la lentitud inicial de las inversiones en comparación con Chile, el segundo productor global, Argentina se ha convertido en el país con la inversión en exploración de litio de más rápido crecimiento en el mundo. Actualmente, cuenta con siete proyectos en producción, frente a solo dos hace unos años, ubicados en los salares del norte. La consultora CRU estima que para 2027, Argentina podría erigirse como el segundo productor mundial, superando a Chile y China.
Entre los principales actores se encuentran la segunda minera del mundo, Río Tinto (RIO), y la china Gangfeng, que tiene presencia en toda la cadena del negocio de la electromovilidad. La geopolítica ha afectado directamente la estructura corporativa del sector: la canadiense Lithium Americas se dividió, dejando sus operaciones argentinas en manos de Lithium Argentina, en parte motivado por su sociedad con Gangfeng en Cauchari Olaroz (Jujuy) y su desarrollo del relevante proyecto Thacker Pass en Estados Unidos. De hecho, China absorbe dos terceras partes del litio que Argentina exporta, lo que subraya la dualidad de la relación argentina con ambas potencias.
El cobre, considerado la piedra angular de toda tecnología relacionada con la electricidad y fundamental para las redes eléctricas, ha sido históricamente un "gigante dormido" en el lado argentino de la Cordillera. Sin embargo, el aumento esperado en la demanda por la transición energética y la mayor electrificación ha reanimado los proyectos. Chile, líder mundial en producción, obtiene exportaciones por US$50.000 millones anuales de este mineral.
En Argentina, la Secretaría de Minería de la Nación registra 116 millones de toneladas de recursos y 17,1 millones de toneladas de reservas. Grandes mineras globales han acelerado sus inversiones tras la introducción del Régimen de Incentivos de Grandes Inversiones (RIGI) por parte del gobierno de Javier Milei. La mayor minera del mundo, BHP, es socia de Lundin Mining en el proyecto Vicuña, cuya inversión podría superar los US$10.000 millones. Otras inversiones significativas, como Los Azules (McEwen) y Pachón/Agua Rica (Glencore), que suman US$13.500 millones, han recibido luz verde o están en proceso de aprobación.
Se calcula que la puesta en marcha de solo cinco proyectos de cobre podría generar ingresos al país por más de USD 47.000 millones entre 2026 y 2040, llegando a posicionar a Argentina entre los diez primeros productores mundiales. La producción de cobre se espera que se inicie, con optimismo, hacia 2027.
El uranio, vital como combustible para reactores nucleares, también figura en la agenda argentina. El país, con una vasta trayectoria en desarrollo nuclear, busca explotar sus reservas identificadas en 17 proyectos (14 en la Patagonia). El Plan Nuclear Argentino, presentado en diciembre de 2024, apunta tanto a abastecer la demanda doméstica como a posicionar al país como potencial exportador, previendo el aumento de la demanda energética impulsado por los datacenters de la Inteligencia Artificial (IA).
En este tablero estratégico, el gobierno argentino ha manifestado un claro alineamiento político con Estados Unidos, y el presidente Javier Milei ha mencionado que elementos como el litio y las tierras raras representan "ventanas de oportunidad". No obstante, ante el horizonte productivo, el litio y el cobre continúan siendo las apuestas más seguras de Argentina para contribuir a la transición energética mundial y navegar la actual "guerra fría mineral".