¿Por qué el 7 de octubre se celebra el Día de Nuestra Señora del Rosario?
Cada 7 de octubre, la Iglesia Católica celebra a nivel mundial el Día de Nuestra Señora del Rosario. Descubrí el origen de esta fecha y las oraciones recomendadas para hoy.
¿Por qué el 7 de octubre se celebra el Día de Nuestra Señora del Rosario?
Por qué se celebra el Día de Nuestra Señora del Rosario el 7 de octubre
El origen de esta efeméride santoral se remonta al año 1208, cuando la Virgen María se apareció en la capilla del monasterio de Prouilhe, en Francia, sosteniendo un rosario ante el presbítero castellano Domingo de Guzmán.
La Virgen le enseñó a rezar y pidió que su enseñanza se difundiera por todo el mundo. Además, prometió quince beneficios a quienes rezaran el rosario con fe, incluyendo protección especial, disminución del pecado, abundancia de misericordia para las almas, recepción de los sacramentos antes de la muerte, liberación del purgatorio y ayuda en las necesidades.
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Fue el papa San Pío V quién oficializó la fecha como celebración litúrgica para el 7 de octubre.
Foto: web
Domingo de Guzmán difundió esta devoción entre los soldados comandados por Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria fue atribuida a la intervención de la Virgen. Como agradecimiento, se construyó la primera capilla dedicada a esta advocación.
En el siglo XV, el beato Alano de la Rupe afirmó haber tenido otra aparición de la Virgen, quien le encomendó revivir la devoción hacia ella y documentar sus milagros en un libro.
Finalmente, el papa San Pío V estableció la celebración litúrgica del 7 de octubre en honor a la victoria de la Batalla de Lepanto del siglo XVI, atribuyéndola a la Virgen conocida como "Nuestra Señora de las Victorias". Posteriormente, el papa Gregorio XIII cambió el nombre de la festividad a "Nuestra Señora del Rosario", tal como se conoce hoy.
Tres oraciones para pedir a la Virgen del Rosario
Oración 1:
Virgen del Rosario, Madre nuestra, eres esperanza, ternura, luz y fe, rezando tu Santo Rosario logro encontrar consuelo a mi dolor.
Perdona mis pecados y si en algo estoy fallando, suplico a Dios que me conceda vivir alabándote eternamente.
Amén.
Oración 2:
¡Oh Santísima Virgen del Rosario! que difundes los tesoros de la misericordia celestial, protégenos de todo mal, de la arrogancia y purifica nuestras vidas.
Virgen del Rosario, queremos vivir siempre bajo tu ayuda maternal y tu eterna protección, que tu pureza purifique nuestras almas.
Amén.
Oración 3: Santísima Virgen del Rosario
Amada por Dios desde toda la eternidad, viniste al mundo llena de gracia y sin la más ligera sombra de pecado para ser Madre de Jesús y Madre nuestra. Cuando el ángel te saludó en nombre de Dios, respondiste sí a la invitación divina, y el Verbo se hizo carne en tu seno virginal. Desde entonces comenzaste a vivir en íntima comunión con Él los misterios todos de su vida, y te convertiste en Nuestra Señora del Evangelio, de la Redención y de la Gracia.
Junto a la Cruz bebiste con tu hijo Dios el cáliz amargo del dolor y unida a Él mereciste para todos los redimidos la vida eterna. El Espíritu Santo descendió en Pentecostés nuevamente sobre Ti y te consagró Madre de la Iglesia. Coronada ahora en el Cielo como Reina y como Madre de todo lo creado. Tu corazón continúa aquí en la tierra. En Él confiamos.
Madre del Rosario acércate aún más a nosotros. Te pedimos por los que no tienen fe o rechazan tu luz. Por los que no tienen pan, los enfermos y por los sanos. Por los que viven angustiados o sufren sin esperanzas. También por los hogares que se elevan y por los hogares que amenazan ruinas.
Santifica y fortalece al Papa, el dulce Cristo en la tierra, a los Obispos y sacerdotes, a todos los llamados a seguir más de cerca de Jesucristo. Enciende en sus corazones un fuego que jamás se extinga.
Madre del Rosario, únenos a Ti en la tierra y llévanos contigo al Cielo. Así sea.