El Gobierno nacional consolida el ajuste con una ejecución presupuestaria que registra una caída real del gasto total del 31% en los primeros nueve meses de 2025, afectando áreas sociales, de ciencia e infraestructura. Mientras tanto, el proyecto de presupuesto para 2026 sostiene el equilibrio fiscal basándose en proyecciones macroeconómicas que la mayoría de los analistas consideran excesivamente optimistas.
Contracción histórica del gasto público
La Administración Pública Nacional (APN) ha transitado los primeros nueve meses del año 2025 bajo un régimen de profunda contracción del gasto, consolidando un drástico ajuste fiscal, según un reciente trabajo del Centro de Economía Política Argentina.
De acuerdo con el análisis de la ejecución presupuestaria, el gasto total de la APN ha experimentado una fuerte caída real del orden del -31% interanual respecto al mismo período de 2023. Este escenario de fuerte reducción del gasto público plantea un desafío crítico para la sostenibilidad de programas esenciales en un contexto económico adverso.
Impacto sobre los servicios sociales y económicos
El ajuste, que tiene como objetivo central la consecución del equilibrio fiscal, ha impactado de manera significativa en casi todas las funciones del Estado, con un sesgo particular hacia los Servicios Sociales y Económicos. La finalidad Servicios Económicos, por ejemplo, registra una disminución del -68%, con recortes notables en rubros como Industria (-83,7%) y Comunicaciones (-77,3%).
Dentro de los Servicios Sociales, los recortes son severos en áreas clave. La Ciencia, Tecnología e Innovación muestra una caída del -44,9%, destacándose el programa de Promoción de la Investigación e Innovación con una virtual paralización del -83% del gasto. En Salud, la ejecución presupuestaria exhibe recortes que van del -22% en el Instituto Malbrán al -70% en la Superintendencia de Servicios de Salud. Programas críticos de atención sanitaria y prevención de enfermedades presentan caídas de hasta el 100%, sin ejecución.
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Programas sociales y obra pública en retroceso
El panorama se agrava en las partidas destinadas a los sectores más vulnerables. La Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia registra una caída del 72%. Programas esenciales como el Plan Nacional de Protección Social y Economía Social, y Conectar Igualdad, en Educación, han registrado caídas del 100%, es decir, han permanecido sin ejecución.
La inversión en infraestructura y obra pública ha alcanzado un nivel de ejecución extremadamente bajo, con disminuciones que varían entre el 89% y el 100% en programas de pavimentación, cuencas, túneles y puentes. Adicionalmente, las transferencias a provincias y municipios sufrieron ajustes críticos, con recortes cercanos al 100% en asistencia financiera.
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La ejecución del 2025 y el proyecto de presupuesto para 2026 muestran que la motosierra emblema del gobierno sigue teniendo combustible.
Áreas que escapan al ajuste
Pese a esta contracción generalizada, dos partidas mantienen o incrementan su peso. Los Servicios de Deuda Pública conservan un peso relevante, insumiendo el 9% del gasto total. Además, la Secretaría de Inteligencia del Estado, dependiente de Presidencia de la Nación, sobresale con un incremento real del 35% en su ejecución respecto a 2023.
La hoja de ruta para 2026: continuidad y optimismo
Por otro lado, un reciente informe de la Fundación Mediterránea sobre el presupuesto presentado por el Gobierno para el 2026 ante el Congreso de la Nación, asegura que tras la fuerte reestructuración del gasto en 2024 y la consolidación de la austeridad en 2025, el proyecto de Presupuesto 2026 plantea la continuidad del equilibrio fiscal. El documento explicita la estrategia del Gobierno para el próximo ejercicio, previendo números fiscales muy similares a los esperados para el año en curso.
Proyecciones optimistas y desafíos macroeconómicos
Sin embargo, el proyecto de ley se sustenta en proyecciones macroeconómicas que, según los especialistas de la Mediterránea, lucen muy optimistas. Se contempla una profunda desaceleración de la inflación, estimando una variación de precios al consumidor del 10,1% entre diciembre de 2025 e igual mes de 2026. A la par, se proyecta una significativa recuperación de la actividad económica con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 5% para 2026.
Cambios previstos en el gasto público
En términos de gasto, si bien el ajuste acumulado entre 2023 y 2026 será de 5,8 puntos del PIB en las erogaciones totales, el proyecto 2026 frena la tendencia decreciente, previendo un aumento del gasto primario del 5,5% por encima de la inflación. Este aumento incluye un incremento proyectado del 10% en Inversión Pública y del 6% en Prestaciones de la Seguridad Social.
No obstante, el Presupuesto 2026 cristaliza el profundo ajuste en inversión de capital. Rubros como la inversión pública nacional y las transferencias de capital a provincias se mantienen en un rango de entre el 0,3% y el 0,4% del PIB desde 2024, niveles considerados inusualmente bajos y que resultan inferiores incluso al año recesivo de 2002.
De igual manera, los subsidios a la energía y al transporte retrocederán a niveles similares a los de hace dos décadas (0,6% y 0,3% del PIB, respectivamente), tras los niveles récord observados en años anteriores.
Un presupuesto basado en el equilibrio fiscal
La principal definición del proyecto 2026 es el mantenimiento del equilibrio fiscal, logrando un superávit financiero del 0,3% del PIB.
Para la Fundación Mediterránea, el éxito de este plan de gasto y recaudación dependerá, en gran medida, de la concreción de las ambiciosas metas de inflación y crecimiento económico, que determinarán si el Estado logra continuar el camino de la consolidación fiscal sin necesidad de nuevos y masivos recortes.