En el mundo de la jardinería, las plantas de interior ocupan un lugar especial en los hogares mendocinos. El palo de agua, también llamado Dracaena fragrans, destaca por su porte elegante y la energía positiva que transmite, pero no siempre resulta sencillo mantenerlo sano. Su cultivo requiere constancia y la corrección de errores frecuentes.
Por qué el palo de agua fascina a quienes aman las plantas
El palo de agua es una de las plantas ornamentales más buscadas para decorar interiores, gracias a su tronco robusto y sus hojas largas y brillantes. En Mendoza, suele estar presente tanto en casas particulares como en oficinas, porque aporta frescura y transmite sensación de equilibrio. Además, desde el feng shui se lo asocia con prosperidad y armonía.
Sin embargo, su apariencia resistente puede confundir. Muchos lo compran frondoso y atractivo, pero al poco tiempo notan hojas marchitas o tallos debilitados. Esto sucede porque se trata de una especie que demanda condiciones específicas y no tolera descuidos, sobre todo en espacios cerrados.
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Errores frecuentes en jardinería con el palo de agua
Entre los problemas más comunes está el riego. El exceso de agua puede pudrir el tallo desde adentro, mientras que la sequía prolongada frena su crecimiento. Lo recomendable es mantener la humedad sin encharcar, ajustando la frecuencia según la estación: una vez por semana en invierno y hasta dos en verano.
Otro error habitual es ubicarlo bajo sol directo. La luz difusa es la mejor aliada para esta planta, ya que los rayos solares pueden quemar sus hojas. Además, la falta total de iluminación natural también es perjudicial, porque detiene el desarrollo. El uso de fertilizantes inadecuados o los cambios bruscos de temperatura también afectan su vitalidad.
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Claves para superar las dificultades de cultivar un palo de agua en casa
Quienes deseen disfrutar de un palo de agua radiante deben tener en cuenta estas recomendaciones prácticas de jardinería:
Ubicación: cerca de una ventana con cortina, sin sol directo.
Riego: moderado y regular, evitando el encharcamiento.
Drenaje: piedras o arcilla expandida en el fondo de la maceta.
Sustrato o agua: si está en tierra, airear el sustrato; si está en agua, renovarla cada 10 días.
Cuidado de hojas: limpiarlas con paño húmedo para retirar el polvo.