Cultivo de tomates

Cómo fertilizar plantas de tomate para acelerar su crecimiento

Descubrí técnicas de jardinería para nutrir tus plantas de tomate y lograr un desarrollo más rápido, fuerte y lleno de sabor en tu huerta.

Por Analía Martín

En el mundo de la jardinería, específicamente las huertas domésticas, pocas plantas son tan populares como el tomate. Su facilidad de cultivos a veces se ve opacado por una cosecha pobre. Acelerar su crecimiento y fortalecer sus raíces depende de una fertilización adecuada, desde la etapa de plantín hasta el trasplante definitivo.

Fertilización inicial para plantas jóvenes

Los primeros días de los plantines de tomate son decisivos. El nitrógeno es el nutriente clave para el desarrollo vegetativo, ya que potencia la formación de hojas y tallos. Se recomienda utilizar fertilizantes orgánicos en dosis reducidas, como té de compost o extractos líquidos caseros. La clave está en no abusar: un exceso de sales puede dañar las raíces frágiles.

Además, el riego regular y la exposición al sol suave garantizan un crecimiento saludable. La tierra debe estar húmeda, pero nunca encharcada, y las macetas necesitan buen drenaje para evitar enfermedades.

tomates en la planta

Jardinería práctica: nutrientes y técnicas

Cuando los plantines pasan a la huerta o macetas más grandes, la fertilización cambia. El fósforo favorece el desarrollo de raíces y flores, mientras que el potasio es fundamental para que los frutos se llenen de jugo y nutrientes. Incorporar harina de hueso o cáscara de banana al suelo antes del trasplante es un recurso sencillo y accesible.

Otra técnica recomendada es enriquecer el sustrato con compost maduro y perlita, lo que asegura aireación y retención de humedad equilibradas. En climas como el mendocino, donde la sequía puede complicar los cultivos, este detalle es vital para mantener la vitalidad de las plantas.

Cuidados esenciales en el trasplante

El momento del trasplante debe elegirse según las temperaturas. Conviene esperar noches con más de 10 a 15 grados, reduciendo el riesgo de heladas tardías. Para prevenir el estrés, es aconsejable endurecer los plantines poco a poco, exponiéndolos al sol directo en horarios suaves antes de llevarlos definitivamente a la huerta.

Una vez en tierra, cada planta puede recibir un “paquete nutritivo” en el pozo de siembra: compost, harina de hueso y restos de banana. El agregado de yeso agrícola, cuando se consigue, aporta calcio sin alterar la acidez del suelo, fortaleciendo los frutos y evitando problemas como el rajado o la podredumbre apical.

plantar una planta de tomate

Consejos finales para un cultivo exitoso

La fertilización es solo parte del cuidado. El tomate necesita sol, riego controlado y protección frente a vientos y granizo, especialmente en regiones como Mendoza. Con una estrategia equilibrada de nutrientes y atención diaria, es posible lograr plantas vigorosas y tomates abundantes, ideales tanto para consumo propio como para compartir en familia./Cosas del jardín.

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