Pasadas las elecciones 2025 y sus resultados que fortalecieron al Gobierno de Javier Milei, se abre una nueva etapa de análisis para los empresarios y empresas de Mendoza.
Empresarios de Mendoza anticipan un 2026 de estabilidad y reformas. Crecimiento moderado y prudente optimismo tras los comicios.
Pasadas las elecciones 2025 y sus resultados que fortalecieron al Gobierno de Javier Milei, se abre una nueva etapa de análisis para los empresarios y empresas de Mendoza.
Las previsiones económicas y empresariales para 2026 parecen construirse sobre un escenario de moderado optimismo. Tras los resultados electorales, que parecen profundizar ciertos signos de estabilización macroeconómica (por lo menos a mediano plazo), los empresarios de distintos sectores coinciden en que el país podría ingresar en una etapa de orden y previsibilidad, aunque advierten que las reformas estructurales serán decisivas para sostener cualquier mejora.
Desde el ámbito de las energías renovables, Nicolás Giorlando, de Solhe Energía Solar, destacó tres factores clave que podrían marcar el rumbo del próximo año: la baja de tasas de interés, la extensión de los plazos de financiamiento y una mejora gradual de la economía.
“Si bajan las tasas de interés para proyectos de financiamiento y se aumentan los plazos de devolución, eso va a repercutir positivamente en el sector”, señaló. A su juicio, 2026 podría registrar un crecimiento moderado del 4 al 4,5%, acompañado por un incremento de tarifas derivado de la resolución 400 de la Secretaría de Energía, que busca regularizar el mercado eléctrico mayorista. “Es un escenario moderado, positivo, pero seguramente mejor que el de este año”, concluyó.
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Para el sector minero, las expectativas son también alentadoras. Fabián Gregorio, CEO de PSJ Cobre Mendocino, remarcó que la estabilización macroeconómica y un contexto político más predecible permiten proyectar un 2026 con mayor dinamismo económico y mejores condiciones para invertir.
“Son buenas las señales que el sector minero está recibiendo. Somos optimistas y, al mismo tiempo, prudentes”, afirmó. La empresa prevé consolidar durante el próximo año etapas decisivas del proyecto de producción de concentrados, un paso relevante para Mendoza y para el país.
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En el plano agropecuario, el diagnóstico es más complejo. Lucas Gilbert, de Agrocosecha, advirtió que el gran desafío para el campo argentino será “consolidar un escenario de estabilidad que nos permita volver a ser competitivos a nivel internacional”.
A su entender, las reformas laborales y tributarias resultan imprescindibles para reducir costos y generar previsibilidad. “Sin financiamiento, el productor no puede crecer, invertir ni incorporar tecnología”, explicó. También reclamó la recuperación del crédito internacional, clave para impulsar la eficiencia y la productividad, “porque la inversión en maquinaria, mecanización y nuevas tecnologías es lo que realmente impulsa la eficiencia y mejora la productividad. Las herramientas ya existen; lo que necesitamos es poder acceder a ellas con estabilidad y financiamiento”.
Y agregó que “Si logramos mantener la tendencia a la baja de la inflación, el campo argentino va a poder volver a ocupar el lugar que merece”, sostuvo.
En cambio, el diagnóstico de Juan Ignacio Losada, de Agrinet, es más sombrío. “La economía argentina está en una crisis profunda y no se generan las divisas que el sector productivo requiere”, advirtió.
El empresario señaló que, como mendocino, hace fuerte hincapié en que la vitivinicultura atraviesa una caída prolongada, con una sobreoferta estructural de uva y vino tanto en el mercado interno como en el internacional. “Son muchos los productores que evalúan cambiar de cultivo y, lo más lamentable, están los que piensan abandonar la actividad”, lamentó.
Para Losada, los márgenes mínimos y las altas tasas de interés hacen inviable la producción: “Ningún país puede funcionar con tasas reales del nivel que tenemos actualmente. La vitivinicultura argentina debe rediscutir su modelo de producción con vista a los próximos años”.
El análisis de Hernán Norando, CEO del Grupo Halpern, apunta a una transición hacia un nuevo ciclo económico. “La coyuntura macroeconómica y los resultados electorales recientes marcan el inicio de una etapa de transformación profunda en Argentina”, afirmó.
Norando destacó la posibilidad de que las reformas laborales e impositivas que impulsa el gobierno dinamicen el mercado de trabajo y generen un entorno más favorable para la inversión privada.
“Esperamos que 2026 sea un año de inflexión, con un renovado flujo de capitales hacia sectores estratégicos como la minería y el Oil & Gas”, anticipó. Desde su compañía, dijo, seguirán apostando a la innovación y el desarrollo regional, convencidos de que “el compromiso empresarial será esencial para construir una economía más dinámica e inclusiva”.
Desde la Unión Industrial de Mendoza, su presidente, Matías Díaz Telli, cree que en los próximos meses se recuperarán las proyecciones económicas que “teníamos a principios de este año. Esto sin perjuicio de que hay algunos sectores que en ese esquema no la estaban pasando nada bien”.
Por ello, el empresario asegura que es el momento de avanzar “sí o sí con las reformas estructurales que se vienen anunciando y prometiendo desde la campaña”.
Respecto a la provincia, Díaz Telli asegura que es el momento también de avanzar definitivamente con la actividad minera, que en el mediano-largo plazo puede cambiar la economía y el PBG de Mendoza.
Matías Díaz Telli, titular del Unión Industrial de Mendoza.
Desde la Federación Económica de Mendoza, su presidente Santiago Laugero remarcó que el gobierno deberá avanzar en la búsqueda de consensos para mejorar la gobernabilidad y ordenar las variables económicas.
“Hoy estamos en una situación de cierres de pymes, caída de la actividad y del empleo, y reducción del salario real que impacta en el consumo”, señaló. Planteó la necesidad de “buscar consensos que permitan mejorar la gobernabilidad, ordenar las variables económicas necesarias para reactivar la producción (no solo de los grandes proyectos energéticos, mineros y de agricultura extensiva)” y destacó “Los importantes avances de la baja de la inflación, el déficit cero y la revisión de las ineficiencias del Estado no alcanzan; es necesario avanzar en reformas estructurales (acceso al financiamiento, baja de los impuestos distorsivos, aumento del empleo formal), políticas de promoción para la inversión nacional tomando como referencia el RIGI (en especial de las pymes) y una política monetaria acorde para hacer más competitivo el costo argentino”.
“El camino que tome el gobierno va a ser determinante para la actividad económica”, advirtió.
Santiago Laugero, presidente de la Federación Económica de Mendoza
Finalmente, el empresario gastronómico Luan Fernández, integrante de AEHGA, describió con crudeza la tensión social y económica que atraviesa el país. “Veo el 2026 con una mezcla de prudencia y esperanza. Prudencia porque sé quién gobierna y esperanza porque soy argentino y siempre salimos adelante”, expresó.
Según Fernández, la actual estabilización se da “a un costo social altísimo”, con riesgo de que las reformas “vengan a medida de sectores de poder”. En su sector, prevé un proceso de “depuración”, donde solo sobrevivirán los proyectos con estructuras sólidas y raíces locales.
“El futuro pasa por un modelo de producción consciente, del campo a la mesa, con tecnología y oficio, pero también con comunidad”, enfatizó.
Asimismo, advirtió sobre la caída del salario real y la necesidad de equilibrar rentabilidad y dignidad: “No hay economía sana si no hay demanda, y no hay demanda si la gente no puede vivir con dignidad”.
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Los testimonios de los empresarios reflejan una visión de transición y prudente optimismo. La posibilidad de un crecimiento sostenido dependerá de la consolidación de políticas estables, de la recuperación del crédito y de reformas que promuevan la competitividad sin descuidar el tejido social.
Mendoza se perfila hacia un 2026 de cautela más que de euforia, con la esperanza de que el esfuerzo y la persistencia del sector privado, junto a políticas de Estado, sirvan para abrir paso a una recuperación que se insinúa, pero no se consolida.


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