Los datos oficiales difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) evidencian que, si bien el Producto Bruto Interno (PBI) exhibirá una expansión a lo largo de 2025, el mismo se apoya en buena medida en el denominado “efecto arrastre” estadístico del año anterior, más que en un proceso de recuperación sostenida.
Señales de agotamiento
El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) mostró en junio un incremento del 6,4% en la comparación interanual, cifra que refleja una mejora respecto a la fuerte caída de 2024. Sin embargo, en la comparación contra el mes previo la economía retrocedió un 0,7% en términos desestacionalizados, acumulando así dos bajas consecutivas, mientras los institutos de investigación y los propios industriales advierten que la tendencia se profundiza en los próximos meses.
De los seis meses relevados hasta ahora en 2025, cuatro arrojaron caídas, con un retroceso total del 1,3% en el último cuatrimestre según cálculos privados. La expansión interanual fue generalizada en la mayoría de los sectores, aunque el aporte decisivo correspondió a la intermediación financiera, actividad de escaso impacto en el empleo, que creció 28,7%.
En consecuencia, la serie histórica del EMAE muestra que el nivel de junio se ubicó por debajo del registro de enero, lo que confirma que la economía permanece estancada en el transcurso del año.
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Los datos del INDEC confirman que la actividad económica refuerza la caída.
Crecimiento estadístico, no real
El Gobierno ha destacado las proyecciones favorables del Fondo Monetario Internacional (FMI), que estiman un crecimiento del 5,5% para Argentina en 2025, por encima del promedio mundial. No obstante, gran parte de esa mejora obedece al rebote técnico tras la contracción del 1,7% registrada en 2024, derivada de la devaluación post-PASO de 2023, la aceleración inflacionaria y el ajuste aplicado en diciembre de ese año.
En este sentido, el repunte que se verificó en la segunda mitad de 2024 ya no encuentra continuidad en el presente ejercicio, lo que abre la posibilidad de que el país transite nuevamente hacia un período de recesión.
Riesgo de recesión
El encadenamiento de dos meses de retroceso en la actividad incrementa el riesgo de que, de mantenerse la tendencia, el país ingrese formalmente en recesión durante el segundo semestre. Las medidas monetarias adoptadas por el Banco Central -como la duplicación de los encajes bancarios al 50%-, aunque orientadas a contener presiones cambiarias, reducen la disponibilidad de crédito y encarecen los costos financieros.
La perspectiva es que la economía difícilmente logre una recuperación sostenida antes de fin de año, dado que la política monetaria prioriza la estabilidad de corto plazo frente a cualquier estímulo al crecimiento.
Cierren la puerta
Mientras la actividad económica cae fuerte y constante, la apertura de las importaciones continúa generando caída y tensiones en el entramado industrial argentino. Según la Unión Industrial Argentina (UIA), la producción manufacturera opera actualmente un 10% por debajo de los niveles de 2023, mientras que el ingreso de bienes del exterior se expande a un ritmo acelerado, con especial protagonismo de China.
En los primeros seis meses del año, las compras de mercaderías de origen chino alcanzaron los 8.297 millones de dólares, lo que implica un salto del 80% respecto al mismo período de 2024, de acuerdo con estimaciones privadas. El fenómeno no se limita a bienes de capital o insumos: las importaciones de bienes de consumo llegaron a 5.268 millones de dólares en la primera mitad del año, un 32% más que en 2023, lo que alimenta la preocupación de los industriales locales.
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Las importaciones desde China crecen a ritmo acelerado e impactan fuerte en la industria argentina.
Una presión creciente sobre la industria nacional
El último informe de la UIA advirtió sobre “una mayor competencia frente a la importación de bienes terminados”. A este factor se suman los envíos por courier, que aumentaron un 42% en relación con 2023, favoreciendo la entrada de productos de bajo volumen pero alto impacto en el mercado local.
El economista Federico Vaccarezza, del Observatorio IPA (Industriales Pymes Argentinos), sostuvo en declaraciones periodísticas que la Argentina está atravesando un proceso en el cual “se deja de producir y es China la que está supliendo esa importación”. Para el analista, el problema es que, tanto en períodos de expansión como de retracción del consumo, la dinámica importadora se mantiene estable, trasladando el costo directamente a la producción nacional.
Los datos más recientes de la Fundación FIEL confirman esta tendencia: en julio, la actividad industrial retrocedió un 3,3% interanual, mientras que en la medición desestacionalizada cayó un 1,4%.
Déficit comercial y dependencia de China
El incremento de las importaciones impacta con fuerza en la balanza bilateral. El déficit comercial con China en el primer semestre superó los 5.000 millones de dólares y, según diversos estudios privados, se encamina a superar los 12.000 millones en el año.
Entre los productos más relevantes que entran en los contenedores chinos figuran los circuitos impresos -con operaciones por 273 millones de dólares y un crecimiento del 88%- y las máquinas para procesamiento de datos, por 165 millones. De acuerdo con los datos de julio publicados por el INDEC, las importaciones argentinas alcanzaron los 6.738 millones de dólares, un aumento interanual del 17,7%, de los cuales 1.455 millones correspondieron a China, con un salto del 48,1% respecto de 2024.
Como dato anecdótico, vale recordar que desde el sector de los juguetes se denunció que para el reciente Día del Niño se realizaron operaciones de importación a valores de entre 3 y 5 dólares el kilo de juguetes.
El caso de la metalurgia
El sector metalúrgico ilustra con claridad el cuadro de situación. La capacidad instalada se ubica en apenas 45,2%, uno de los niveles más bajos en décadas, mientras que la actividad general está 15% por debajo de los máximos históricos. Según datos de ADIMRA, en junio las importaciones de productos metalúrgicos sumaron 2.140 millones de dólares, con un incremento interanual del 46,8%.
La penetración de China resulta decisiva: sus envíos de acero crecieron un 123,3% en términos interanuales, alcanzando una participación del 30% del total importado.
Perspectivas y desafíos
China es hoy el principal proveedor de manufacturas en la región y, de cara al futuro, los especialistas coinciden en que la influencia china en los mercados latinoamericanos tenderá a profundizarse, en particular tras la disputa comercial con Estados Unidos.
Sin embargo, hay alternativas: Brasil es un ejemplo que, pese a la fuerte presencia china, logró consolidar un desarrollo industrial avanzado, en gran medida gracias a una estrategia de negociación y cooperación que protege a los sectores sensibles.
En Argentina, en cambio, la tendencia parece moverse en sentido contrario. En los últimos meses se multiplicaron los importadores noveles, muchos de ellos pequeñas y medianas empresas (pymes) que, ante la apertura, comenzaron a abastecerse en el mercado asiático.
Desde el sector del comercio exterior y los despachantes de aduana advierten que octubre será el momento del arribo de una nueva oleada de importaciones, coincidiendo con la temporada comercial de fin de año, lo que anticipa un impacto aún mayor en la industria local.