El descenso del Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba se transformó en una herida abierta en el corazón del pueblo bodeguero. Después de 17 años en la élite del fútbol argentino, el final fue un grito ahogado en el Feliciano Gambarte, donde miles de hinchas no pudieron contener las lágrimas al ver caer a un equipo que supo codearse con los grandes del país y disputar copas internacionales.
En las tribunas, abrazos interminables, banderas caídas y miradas perdidas contaron una historia de tristeza profunda. Los hinchas del Expreso, los mismos que colmaron canchas de Argentina y Sudamérica, vivieron uno de los capítulos más dolorosos de su historia reciente. El evitable descenso no fue solo un resultado deportivo: fue un golpe emocional que atravesó familias, generaciones y barrios enteros de Mendoza, Además, el Expreso ganó un solo partido en el segundo semestre de visitante ante Platense 3-1 y lo peor de todo no ganó nunca en el renovado Gambarte.
Con la temporada terminada, el Expreso deberá rearmarse para competir en la Primera Nacional, un torneo duro, largo y complejo, donde el Tomba buscará retomar el camino que lo llevó a convertirse en referente del interior del país. La ilusión, pese al dolor, sigue latente: el sueño de volver será la bandera que acompañe cada entrenamiento y cada domingo en el que el Godoy Cruz empiece a transformarse en una nueva oportunidad futbolística.
DOLOROSA IMAGEN: los jugadores de Godoy Cruz fueron contenidos por sus familias tras no conseguir el objetivo de permanecer en Primera División. pic.twitter.com/hz3fwRHgYp