La cadena nacional de balance del primer año de gobierno de Javier Milei no trajo nada nuevo: ni cambio de hábitos, ni anuncios relevantes, ni novedades significativas.
El Presidente dio su discurso de balance del primer año de Gobierno; un copy-paste de todas sus apariciones, sin novedades y lleno de relato.
La cadena nacional de balance del primer año de gobierno de Javier Milei no trajo nada nuevo: ni cambio de hábitos, ni anuncios relevantes, ni novedades significativas.
En la misma línea del video que se había difundido temprano desde uno de los armados de comunicación oficial, Milei volvió a disfrazar y falsear datos, repitiendo los mismos conceptos ideológicos y recurriendo a un "copy-paste" de todos los discursos de estos 12 meses.
Al igual que desde el primer día, elementos fundamentales para el desarrollo económico de un país —como la producción, el trabajo, el desarrollo, la investigación y la industria—, estuvieron ausentes en el discurso.
La obsesión por los números —en su mayoría falseados—, las contradicciones entre su discurso liberal-libertario o anarco-libertario y la realidad de un programa económico ortodoxo, junto con sus dificultades para leer un texto simple y reiterativo, fueron protagonistas del discurso.
Este fue grabado por la tarde en el Salón Blanco, antes de que Milei compartiera un brindis con sus colaboradores y familiares, para después salir al balcón de la Casa Rosada y bajar a las rejas que rodean la sede del Gobierno para saludar a un puñado de seguidores movilizados por punteros libertarios del conurbano bonaerense.
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Milei agradeció especialmente a los argentinos maltratados por el modelo de la "casta" haber sobrellevado este año y aprovechó el momento para recordar y elogiar a Carlos Menem.
Acudiendo a refranes que solo él conoce, aseguró que Argentina había tocado el fondo del abismo y que se había superado la prueba de fuego, afirmando que la recesión había terminado y que el país estaba empezando a crecer. Dato que ningún número avala.
Volvió a insistir en que la inflación alcanzó el 17.000%, y aseguró que Argentina está más cerca de dejar atrás la inflación del recuerdo. También fantaseó con el tamaño del déficit fiscal y apeló a la contabilidad creativa para asegurar que la Argentina tiene superávit fiscal.
Además, falseó datos sobre la deuda con los importadores, a la que multiplicó por tres, y aseguró que ahora está saneada. Algo que no es cierto, ya que solo se transformó en deuda del Banco Central mediante los Bopreales, mientras el flujo de pago de importaciones sigue con demoras y cepos.
Según el presidente, el salario básico promedio subió de 300 dólares a 1.100 dólares. Sin embargo, omitió mencionar que los precios de insumos básicos y servicios sufrieron el mismo proceso.
Aseguró que hay créditos hipotecarios a 30 años, pero no especificó cuántos se otorgan, sino cuántas consultas se recibieron. Confunde el crédito privado con el endeudamiento que se dispara en tarjetas de crédito.
Alabó las desregulaciones que lleva adelante Federico Sturzenegger y afirmó que los alquileres bajaron hasta un 30%, algo difícil de verificar.
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Quizás una de las cosas más notables fue la confusión entre anuncios, medidas y realidades concretas. Aseguró que ciudadanos del mundo e inversionistas analizan llegar a la Argentina, algo que no se ha verificado en los 12 meses de su gestión.
Un claro ejemplo es el RIGI, marco en el cual se anunciaron cuatro proyectos de inversión, dos de ellos de YPF. Es notable, y para el análisis de especialistas, cómo en un párrafo Milei alaba a los argentinos y en el siguiente los acusa de haber votado mal durante años y de dejarse comprar por la expansión de la base monetaria y la emisión descontrolada.
El presidente se regocijó con los despidos y aseguró que se está tomando un examen de idoneidad en el Estado, algo que no ha pasado (hasta ahora) de una bravuconada del vocero presidencial. También afirmó que se estaba auditando a las universidades, algo que tampoco es cierto.
Es increíble que el presidente asegure que la actividad económica está repuntando cuando hace horas los números del INDEC lo desmienten. Aseguró que hay recomposición de salarios y jubilaciones el mismo día que ARCA anunciaba el aumento de las retenciones a las transferencias a los sujetos no registrados (es decir, los más pobres). También afirmó que se devolvieron al sector privado 15.000 millones de dólares en ahorro del Estado, una construcción imaginaria propia de García Márquez.
Además, aseguró que se está trabajando en una reforma impositiva que suprimirá el 90% de los impuestos y volvió a anunciar la competencia de monedas como modelo de dolarización endógena, junto con el posible levantamiento del cepo atado a un supuesto financiamiento internacional del FMI o de privados. Anuncios que ya realizó al menos seis veces en estos 12 meses. Cómo no recordar en campaña cuando le aseguró a Alejandro Fantino que en el teléfono tenía 30 mil millones de dólares para levantar el cepo.
Milei también insistió en la inutilidad del Mercosur y aseguró que el próximo año Argentina avanzará en un tratado de libre comercio con Estados Unidos. También afirmó que el RIGI será como una "inyección de esteroides".
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El presidente adelantó que en 2025 llegará la "motosierra profunda", prometió auditorías y cierres en el Estado, y ratificó que el objetivo es su desaparición casi total. Asimismo, mencionó la fantasía de su asesor Damián Reidel sobre entregar la Patagonia a la Inteligencia Artificial y aseguró que en los próximos días se presentará un plan de energía nuclear, totalmente incongruente con la desarticulación de los avances científicos logrados en este área en los últimos años.
En resumen, el discurso presentado para celebrar su primer año fue un "copy-paste" de discursos anteriores que provocó un apagón masivo de la TV abierta, cayendo a 3,5 puntos de rating entre cinco canales. Fue un relato de medidas que en pocos casos se concretaron, muchas no pasaron de un borrador y otras, anunciadas hasta el cansancio, nunca se llevaron a cabo. Un relato que, como dijo el propio presidente, se pondrá en consideración de la sociedad el próximo año.