Encerrar a un perro en un canil como castigo es una práctica más común de lo que parece, pero los especialistas coinciden en que resulta contraproducente. Lejos de corregir conductas, genera ansiedad y afecta de manera negativa el vínculo entre la mascota y su dueño. La clave, según los expertos, está en cambiar el enfoque sobre su uso.
El canil como espacio seguro
Para muchos cuidadores, el canil está asociado a encierro o limitación. Sin embargo, cuando se utiliza correctamente, puede convertirse en un lugar de descanso y refugio para el perro. Los adiestradores sostienen que la jaula (o canil) debe presentarse como un sitio positivo, donde el animal pueda relajarse y sentirse protegido.
En cambio, si se emplea como castigo, el perro dejará de verlo como un espacio amigable y la asociará con miedo o soledad. Este error no sólo afecta al animal, sino también a la relación de confianza que se construye con la mascota desde sus primeros meses de vida.
perro dentro de un canil, mascota
Por qué nunca debe usarse como castigo en una mascota
Los expertos insisten en que el canil no es una prisión, sino una herramienta de acompañamiento que puede ayudar en el entrenamiento y en la rutina diaria. El problema surge cuando se transforma en un recurso de castigo. Estos son algunos de los efectos negativos que puede generar:
Ansiedad y estrés prolongado.
Rechazo al uso de la jaula en cualquier contexto.
Deterioro del vínculo entre perro y cuidador.
Posibles conductas destructivas por frustración.
La recomendación de los adiestradores es clara: nunca encerrar al perro como consecuencia de un mal comportamiento. En su lugar, conviene reforzar el aprendizaje con estímulos positivos.
cachorro en canil
El adiestramiento de tu mascota siempre tiene que ser con estímulos positivos
Construir un vínculo saludable
Un perro necesita sentir confianza para desarrollar rutinas sanas. La jaula puede ser parte de ese proceso si se presenta como un refugio y no como un castigo. Los especialistas aconsejan acostumbrar al cachorro desde el inicio, asociando el espacio con momentos de calma, premios o descanso.
De este modo, la mascota entenderá la jaula como un sitio propio dentro de la casa ( afuera de ella), y no como un lugar de encierro. Al cambiar la perspectiva, el dueño no sólo protege el bienestar del animal, sino que también fortalece un lazo basado en seguridad, respeto y afecto mutuo./TN.