Educación: más años en la escuela, pero caemos en la tabla, el desafío educativo de la Argentina
Informe de Argendata-Fundar releva la evolución de la educación en Argentina, sus avances, desigualdades regionales y retrocesos en el ranking mundial.
Educación: más años en la escuela, pero caemos en la tabla, el desafío educativo de la Argentina.
La historia de la educación argentina está jalonada por hitos trascendentes: la Ley 1420 de 1884, que impulsó la escuela primaria pública, gratuita y laica; la Reforma Universitaria de 1918, piedra basal del sistema universitario público; la gratuidad universitaria en 1949; o la obligatoriedad de la educación secundaria, sancionada en 2006.
Estas políticas permitieron una temprana expansión del sistema educativo, aunque los resultados actuales -según un informe del proyecto Argendata del centro de investigación y diseño de políticas públicas Fundar- revelan tanto logros como rezagos importantes que ponen en cuestionamiento político y mediático gran parte del sistema.
Para medir el nivel educativo de un país, uno de los indicadores más utilizados es el de años promedio de escolarización de la población adulta (mayores de 25 años). Se trata de un dato que, si bien no captura la calidad de la enseñanza, permite comparaciones internacionales amplias y análisis de largo plazo.
En este aspecto, la Argentina presenta un promedio de 11,2 años de escolarización, cifra que la coloca por encima del promedio mundial (8,8 años) y de la media latinoamericana. Sin embargo, aún se ubica por debajo de los países de la OCDE, cuyo promedio es de 12,3 años. En la región, Chile lidera con 11,3 años, apenas por encima del nivel argentino, mientras que países como Brasil, Colombia o México exhiben valores sensiblemente menores.
Estos datos -relevados por el proyecto Argendata de Fundar- permiten ubicar a la Argentina en una posición intermedia, pero con margen de mejora frente a los líderes mundiales. El país paso en 150 años de un promedio 1.5 años de estudio a los actuales 11.1 años de promedio.
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La educación argentina con sus vaivenes está instalada en la mitad de la tabla a nivel mundial.
Una evolución sostenida a lo largo de un siglo y medio
La expansión educativa argentina fue notable. Entre 1870 y 2020, los años promedio de escolarización pasaron de 1,5 a más de 11, multiplicándose por más de siete. El crecimiento comenzó con la extensión de la educación primaria hacia fines del siglo XIX y continuó con la consolidación de la secundaria y la educación superior en el siglo XX.
En 1915, apenas el 12% de la población asistía a algún establecimiento educativo. Hoy, esa proporción asciende al 34%, lo que explica el drástico descenso del analfabetismo —del 78% en 1869 a niveles casi nulos— y el incremento del número de graduados universitarios, que ya representan casi una quinta parte de los adultos, de acuerdo con las series históricas reconstruidas por Argendata-Fundar.
Territorios; Mendoza en el promedio nacional
El panorama cambia significativamente al observar las diferencias entre provincias.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires exhibe un promedio de 13,6 años de escolarización, comparable al de países desarrollados como Irlanda o Corea del Sur.
En contraste, Santiago del Estero apenas alcanza los 9,7 años, un nivel similar al promedio regional.
Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes también figuran entre las provincias con menor escolaridad, rondando los 10 años.
Estas brechas tienen raíces históricas profundas. Desde el primer censo de 1869, la Capital Federal registraba el menor nivel de analfabetismo del país, mientras que Santiago del Estero mostraba el mayor. Factores como el desarrollo económico, la concentración de inmigrantes europeos con mayor formación y la densidad poblacional —que facilita el acceso a escuelas— contribuyeron a ampliar y consolidar estas diferencias.
Mendoza se encuentra en el medio de la tabla con 11 años de escolarización, es decir, una décima por debajo de la media nacional, según el relevamiento de Argendata-Fundar.
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Un retroceso en el ranking internacional
A pesar de los avances internos, la posición relativa de la Argentina en el mundo se ha deteriorado. Entre 1870 y 1975 se mantuvo entre los puestos 21 y 24 del ranking global de escolarización. Sin embargo, desde 1980 cayó al puesto 39 en el año 2000. Si bien en la última década se registró una leve recuperación, el país sigue rezagado frente a naciones que, partiendo de niveles inferiores, lograron superarlo gracias a un crecimiento económico sostenido y a fuertes inversiones en educación.
Ejemplos de este cambio son países como Taiwán, Singapur o Polonia, que en 1975 tenían menores niveles educativos que la Argentina y hoy la superan ampliamente. Este retroceso -documentado por el proyecto Argendata de Fundar- plantea un desafío central para la inserción del país en una economía mundial cada vez más basada en el conocimiento.
Mirando hacia el futuro
La educación argentina ha recorrido un largo camino desde la sanción de la Ley 1420. No obstante, las diferencias regionales y la pérdida de posiciones internacionales muestran que el país necesita redoblar sus esfuerzos para fortalecer el sistema educativo.
En un contexto global en el que la innovación, la adaptación tecnológica y la competitividad dependen en gran medida del capital humano, mejorar los niveles de escolarización y su calidad es una condición indispensable para que la Argentina pueda integrarse de manera virtuosa al mundo que viene. Los datos provistos por el proyecto Argendata-Fundar constituyen una base sólida para diagnosticar la situación y orientar políticas públicas que reduzcan brechas y potencien las capacidades del país.