Comedor María Verna en Alvear: un plato de comida y el calor de la fe
El comedor María Verna ubicado en General Alvear realiza desde hace más de 40 años la loable tarea de alimentar el cuerpo y el alma de los que allí asisten.
Comedor María Verna: un plato de comida y el calor de la fe.
"Talán, talán" se escucha la pequeña campaña colgada junto a la puerta de la cocina del comedor "Antonia María Verna" en General Alvear. El reloj marca las 12hs y el almuerzo (hoy milanesas y ensalada mixta) ya está listo para servir. Decenas de personas ingresan al salón, se ubican en las mesas, sacan sus cubiertos y aguardan con ansias el plato con comida del día.
Este es el paso a paso que se repite a diario desde hace más de 40 años, toda una vida de servicio que lleva adelante la comunidad de hermanas del citado Centro Pastoral Antonia María Verna, ubicado en calle Luis Agote, tratando a lo largo de tan amplia trayectoria de ayudar a quienes mas lo necesita en medio de la constante crisis que atraviesa nuestro país.
"Cada familia tiene una historia de trasfondo diferente", manifiesta la hermana Laura, quien está a cargo de loable tarea. "Vienen familias enteras, abuelos y niños con sus madres, cada uno con necesidades distintas pero que a la mesa logramos saldar con algo tan vital como la comida de cada dia", completa la religiosa.
En un contexto de incesante inflación poner la comida en la mesa es prácticamente una utopía para quienes, pese a intentar, no consiguen un trabajo estable por lo que poner más de 40 raciones en las mesas del comedor es todo un desafío: "Gracias a la ayuda de la Municipalidad de Alvear, el aporte de la congregación y las donaciones de otros corazones solidarios esto puede ser una realidad a diario. Además nos toca pagar los servicios, por ejemplo, la factura de la luz que superó la ultima vez los $70.000", comenta Laura, que es acompañada por un grupos de 11 mujeres que cocinar y sirven.
Cada día hay un "nutritivo menú diferente acorde a la estación", que cuando sobra se reparte entre los más carenciados para que en sus tuppers se lo lleven a casa y acompañado de algo más puedan completar la cena. "Sin la ayuda de Dios y de quienes mencioné no podríamos por eso estamos muy agradecidos de que nos ayuden a ayudar", insiste.
El acompañamiento no solo consiste en saciar las necesidades alimenticias, también en compartir la riqueza espiritual: "Nosotros estamos cerca de casa familia y cuando podemos abordamos otras necesidades de cerca. Es una gran labor social que es condicionada por el contexto socio-económico", aseveró.
En su narrativa, Laura no olvidó mencionar a quienes a lo largo de estas décadas han significado de gran importancia para el comedor "mejorando el edificio, cocinando, sirviendo, donando algo o poniendo todo a disposición sin esperar nada a cambio". Con tanta historia, han sido muchos los alvearenses que han aportado su granito de arena en pos de los más necesitados con el objetivo de cambiar un poco la realidad de alguien más poniendo en practica la premisa de que "quien no vive para servir, no sirve para vivir". Un verdadero ejercicio de caridad cristiana en el que, según Laura: "Busca acercar la mano solidaria de Jesús a quienes mas lo necesitan, tal cual lo hizo nuestra fundadora Antonia María Verna".
Cerca de las 13hs, la campana vuelve a sonar...todos han terminado de comer, guardan lo que sobró, se saludan de una mesa a otra, agradecen al personal del lugar y se retiran. Eso si, camino a casa miran con complicidad al cielo con un "amén" en sus corazones agradeciendo a Dios por haber puesto un día más el plato de comida sobre la mesa, esa pueden que compartir gracias a la solidaridad de muchos. DOY FE.