Cristina Fernández, la bimonetariedad y la economía barrani
La Argentina vive un fenómeno económico que Cristina Fernández de Kirchner en su aparición pública volvió a poner en escena. La nueva economía barrani.
Cristina Fernández, la bimonetariedad y la economía barrani.
Los que tenemos más añitos lo recordamos como un emergente de la UPAU, la agrupación universitaria de la UCeDe del ingeniero Álvaro Alsogaray. Los más jóvenes lo reconocen por que se transformó en un influencer de la derecha argentina con su posiciones entre liberales y libertarias y su relación de amor odio con Javier Milei. Su interacción con Cristina Fernández de Kirchner terminó de lanzarlo a la estratosfera.
Estamos hablando de Carlos Maslatón, un personaje de ideas revulsivas pero que, al contrario de muchos otros, acepta el diálogo y el debate respetuoso y hasta a veces parece navegar en aguas borrascosas que lo hacen verse lejos del liberalismo que predica y que parece que los medios y redes le reservan un lugar particular en lasElecciones 2023.
Su grado de influencia en los medios de comunicación tradicionales o alternativos y modernos es tal que hasta se dio el gusto de implementar el termino de moda: Barrani para lo que toda la vida conocimos como economía informal, en negro etcétera.
Un verdadero hallazgo que en su acepción original proviene del dialecto turco sefaradí que se usa para designar lo que es clandestino, forastero o ilegal. Incluso se usa para designar los puestos de comida callejera.
Si mal no recuerda este cronista Maslatón lo usó por primera vez, durante la pandemia precisamente en ese contexto cuando fue a comer a un restaurante de puertas cerradas y tuiteaba ferozmente contra la cuarentena.
Lo cierto es que lo impuso y hoy no hay economista, periodista o analista que no caigamos en el Barrani para analizar y estudiar este particular momento de la economía Argentina donde las estadísticas no parecen coincidir con lo que se ve día a día.
La figura de la semana, Cristina Fernández, viene hablando desde hace mucho tiempo de la economía bimonetaria y la economía informal (barrani) no solo como problema sino también como una de las explicaciones del porque los números estadísticos no terminan de coincidir.
Según el INDEC uno de cada dos argentinos es pobre y más de la mitad de los trabajadores tienen ingresos por debajo de la canasta básica pero son datos que no parecen verse en “la calle”. Esto no significa que no haya importantes bolsones de nuestra sociedad de la estén pasando mal y muy mal pero cualquiera con un poco de memoria honesta intelectualmente reconocerá que no estamos como en el 2000 o 2001/02. La explicación está en un Estado más presente y en la economía barrani.
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Cristina Fernández de Kirchner y Carlos Maslatón, el "creador" de la economía barrani.
El INDEC y la mayoría de quienes hacen las llamadas mediciones de pobreza lo hacen por ingresos y en base a números estadísticos y allí comienzan los problemas para tener información exacta.
Hoy la economía argentina atraviesa una paradoja que ya hemos explicado y contado en Radio Andina, se incrementan los indicadores de pobreza, los salarios quedan por debajo de la línea de la Canasta Básica en un marco de mejora de la actividad económica durante 2022, algo que no se producía desde 1996.La tasa de pobreza pasó del 37,3% al 39,2%, mientras que el PBI se expandió 5,2%.
El incremento del PBI conlleva un crecimiento en similares dimensiones de los ingresos que genera la economía lo que significa que se debería mejorar el poder de consumo de la población y por lo tanto la caída de los índices de pobreza sin embargo los números de entidades como la CAME, por ejemplo, ratifican el crecimiento del consumo -lento pero sostenido- pero la pobreza crece. ¿Entonces?
Una explicación puede ser que ese crecimiento quede en manos de los más ricos, algo que se verifica con la disminución de la participación de los trabajadores en la torta de la economía, pero no es la explicación completa porque el Índice de Gini mostró una leve mejora. El poder de compra del 10% más pobre de la población (decil 1) se incrementó 10%, mientras que el 10% más rico de la población mostró la disminución más grande, 6,9%.
La explicación es la economía barrani que los números oficiales y privados no miden. Sin embargo allí también hay que explicar que según los datos del INDEC los ingresos de los trabajadores informales son los que más cayeron (9%) El índice se calcula en base a los datos publicados por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que tiene retrasos importante es una foro con cinco meses de atraso.
Otro dato que explica la disociación es lo que reiteradamente denuncia en investigador y sociólogo Daniel Schteingart, la subdeclaración de ingresos por parte de los encuestados, dato que se refleja al cruzar los valores de ingresos que provienen del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y los de la EPH, que reflejan lo que los encuestados dicen ganar a los encuestadores.
Lo que sucede aquí es que los encuestados declaran menos o no declaran algún ingreso. Para que se entienda rápidamente, supongamos un matrimonio integrado por una docente y un electricista. La docente cobra en blanco y su esposo realiza todo su trabajo en la economía barrani. Nuestra amiga docente cobra, digamos, un promedio de 160,170 mil pesos y su pareja electricista “factura” 300 mil pesos. Claramente esa familia está por arriba de los ingresos de la línea de pobreza pero para la estadística está por debajo. Otra vez la economía barrani.
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La economía informal o barrani ya no solo está ligada a los trabajos de baja calidad o marginales. Profesionales y tecnología se han integrado fuertemente al sector.
El signo distintivo de estos tiempos es que esa economía barrani que siempre estuvo asociada con las changas y los trabajos de baja calidad y hoy eso cambió radicalmente. El sector servicios se desempeña casi todo informalmente, las nuevas profesiones que están aportando muchísimo como el software, el diseño gráfico e industrial, generación de contenidos y varios rubros más se mueven en la economía barrani tanto en lo local como en lo internacional
Un programador de software que trabaje en Estados Unidos gana alrededor de 10.000 dólares por mes. En Argentina, el salario promedio de esa actividad es 1.650 dólares MEP. Es por eso que las empresas internacionales hoy están contratando al por mayor especialistas en la Argentina con trabajo remoto que cobran la quinta parte de uno en el exterior. Y a qué no saben todo en la economía barrani.
Lo mismo pasa en Mendoza con los miles y miles de dólares que traen los turistas chilenos, brasileños, europeos, norteamericanos. Como contamos en la semana el millón de dólares anuales que mueve en la provincia los alquileres temporarios a turistas van casi íntegramente al blue y los pesos en su gran mayoría a la economía barrani.
Hasta aquí la explicación de lo que se ve y de las discusiones hacia adelante que plantea la vicepresidenta de la economía bimonetaria, informal etcétera. Pero también aparecen las diferencias con la posición de los Maslatón que tuitean diariamente sobre el fenómeno bullish de la Argentina presente y futuro basado en el crecimiento de la economía barrani y la explosión de los commodities.
Es insostenible a mediano/largo plazo un país que crezca y se mueva con un 70 por ciento por este tipo de economía que además realimenta los procesos inflacionarios a los que se suman las circunstancias internacionales y de la economía formal como el acuerdo con FMI.
Hay un fenómeno nuevo en la Argentina, sin dudas, pero no en América Latina. Ya pasó y pasa en otros países como Perú o Paraguay y por lo que se ve los resultados no serian los mejores.