Opinión

Alfredo y Hebe...

Alfredo Cornejo está en plenitud política en Mendoza; así lo confirman las encuestas. Estratega y calculador, supo que debía volver a la provincia a garantizar el triunfo; su fino olfato le permitió anticipar movimientos de ficha, antes de las sangrías de Cambia Mendoza.

Sabe medir sus pasos y anticipa el clima político como pocos; así postergó sus aspiraciones en 2011 para evitar el Huracán Cristina, y alcanzar el poder provincial 4 años después, mejor armado, con una unidad de la UCR pocas veces vista y un conjunto de partidos aliados a Cambia Mendoza.

Es que, para poder cohabitar con otros partidos, debía primero evitar cualquier tipo de interna radical; y ese cuerpo sólido implicaba llevar como vice a la representante del cobismo, Laura Montero. Esto lo caracteriza a Cornejo como estratega político: que su fórmula esté compuesta por una mujer y que represente al sur provincial.

Sus pasos en la política nacional, tras aquella gobernación solvente, lo pusieron en el centro de la escena de candidatos presidenciables. Pero tuvo un inconveniente imposible de prever: la pandemia. Esta postergó la recorrida por el país para hacerse conocido; pero se las arregló en su momento para tener algún protagonismo nacional de oposición.

El tiempo, sin embargo, no le alcanzó para competir en igualdad de condiciones a otros que ya venían caminando sus aspiraciones nacionales desde las ventajas que da la centralista de Buenos Aires con un Facundo Manes, o un gobernador como Gerardo Morales que acaudilla a los mandatarios del Norte argentino.

Pudo quedarse en la comodidad del Senado 4 años más, pero no lo encandilaron ni favorecieron las luces de la gran ciudad, y volvió al pago donde hacía falta darle continuidad a su proyecto.

Su acertada decisión no es un repliegue; está cuidando su territorio. Porque si hay algo que se avizora claramente, es la Mendoza pos Rody Suárez, quien continuó los logros de Cornejo, fielmente, tanto en la función gubernativa como en lo político; consolidándose así un verdadero equipo entre ambos.

La provincia será políticamente más difícil por una oposición nuevamente fuerte, aunque no por un justicialismo (que no pasa su mejor momento), sino por el resurgimiento de una corriente conservadora de la mano de la Unión Mendocina con De Marchi a la cabeza.

Cornejo sólo alcanza para enfrentarla, al menos en la campaña; el asunto a dilucidar es de qué herramientas dispondrá en la eventual futura administración del Ejecutivo y en el poder Lejislativo

El actual senador nacional, sorprendió a propios y extraños con la designación de su vice: la filosa Hebe Casado.

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Y es allí donde el círculo rojo de Cambia Mendoza se pregunta acerca del acierto, “o no” de la decisión de colocar como vicegobernadora a la sanrafaelina Casado, (alfil, en su momento de Sanz, después cambiando al PRO como seguidora de Bullrich) poco conocida hasta en las esferas de poder, y así al mando nada menos que de la Presidencia del Senado provincial, lo que implica manejar los acuerdos legislativos de ambas cámaras y ser la primera en la línea de sucesión del poder.

Lo dicen por lo bajo: la candidata que sonaba y merecía era otra sanrafaelina, más conocida y más previsible: la diputada nacional Jimena Latorre. Sólido y leal cuadro formado por Alfredo hace años.

Cierto es que, no necesitó tanto de Montero aquella primera gobernación de Cornejo, porque a los fuertes números conseguidos en 2015, se le agregaron bancas oficialistas en las elecciones legislativas de 2017.

Se preguntan, los analistas, encuestadores y propios radicales hoy si acaso ante una Legislatura más opositora, sabrá Casado contener sus filosos dedos tuiteros para manejar con muñeca las sesiones y los necesarios acuerdos políticos que se requieren en la gestión de gobierno.

De esa obediencia debida, haciendo honor al cargo al que ha sido convidada, dependerá la institucionalidad mendocina, de la que tan orgullosos estamos. De todas maneras, va de suyo que Cornejo, por propia fuerza, carácter, capacidad y sagacidad, sabrá tener los hilos invisibles que la política dispone, para la eventualidad de un arranque de la tuitera solitaria o la creencia de que aporto votos para tener el poder.

Ya ha sufrido Mendoza, algunos espasmódicos episodios con vicegobernadores rebeldes que se creyeron tan poderosos como el que los puso en el cargo: basta recordar a Juancho Gaviola con Roberto Iglesias, y más acá en el tiempo, Cristian Racconto, otro desconocido que se la creyó terminando en un divorcio político con Celso Jaque.

Pero lo que abundan son los ejemplos de vices que han honrado el máximo cargo de la Casa de Las Leyes, como Genoud con Llaver, o como fue Juan Carlos Jaliff cuando el Cleto lidiaba con la división de su partido y la oposición que representaban los demócratas, y además del fuerte peronismo.

Cornejo se dirige a brillar en el firmamento político mendocino nuevamente. Como la luna refleja la luz del sol, así dicen esperar los radicales que trabaje Casado y no se crea que tiene luz propia y no pretenda eclipsar la gestión de su mentor. Actuar distinto, sería exhibir los cráteres tuiteros que debe dejar en el olvido por el bien de su cuarto creciente en el firmamento político mendocino.

Solo el tiempo develará esta incógnita…

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