La primera semana de Javier Milei como presidente electo fue un subibaja de decisiones o declaraciones casi todas advertidas a lo largo de casi 60 días en este espacio.
La primera semana de Javier Milei como presidente electo fue un subibaja de decisiones o declaraciones casi todas advertidas a lo largo de casi 60 días en este espacio.
Las idas y vueltas, las contradicciones y la confirmación de Milei al gobierno y Macri al poder (al menos está semana, después se verá) fueron los protagonistas de estos 7 días. El presidente electo anunció funcionarios que después tuvo que bajar, entregó el manejo de una las principales cajas del estado a Juan Schiaretti, el de la economía y la seguridad a Mauricio Macri y de los recursos y las reservas energéticas del país a Paolo Rocca.
Claro que después de lo vivido estos frenéticos días es hasta probable que de acá al 10 de diciembre pueda cambiar todo otra vez.
La principal preocupación de los argentinos es sin dudas la economía y el empleo. Las primeras medidas anunciadas por el presidente electo no traen ninguna buena noticia al respecto, sino más bien anuncian una profunda recesión, desempleo y entrar en el peligroso circulo vicioso del ajuste eterno.
Un dato recurrente en cada gobierno neoliberal, de la dictadura para aquí, fue el ajuste del mal llamado gasto público, la búsqueda de cerrar a cero la brecha del déficit fiscal y paralizar la economía como elemento fundamental de baja de la inflación. Lo que no tienen nunca en cuenta es que ese ajuste provoca una caída en picada de la recaudación (que en la Argentina se basa en impuestos al consumo) lo que provoca mes a mes una mayor necesidad de ajuste entrando en un círculo vicioso sin fin.
Al cerrar la primera semana de transición persiste la duda del carácter que tomará el gobierno de Javier Milei, será de corte neoliberal clásico (Menem-Macri) o intentará un cambio cultural cercano a las propuestas de las ultraderechas europeas.
Solo se pueden ensayar respuestas a partir de análisis de lo que se vio o dijo hasta ahora. Los preceptos y presupuestos de Javier Milei lo ponen cerca de las derechas europeas pero carece del fuerte nacionalismo de estas, por otro lado los visto en las últimas horas de la semana con los nombres que subieron al carro de la economía (y otras áreas) dejando de lado a sus viejos compañeros de ruta, da la sensación de que avanza a un gobierno clásico neoliberal con fuerte ajuste, achique feroz del Estado con el solo objetivo de pagar las deudas y entrega de los recursos naturales y posibilidades de negocios al sector privado transnacional y (por sobre todas las cosas) con toda la casta adentro.
Milei corre con una ventaja sobre las experiencias anteriores; el capital internacional siguió concentrándose fuertemente por lo que con negociar con solo un par de cabezas puede conseguir nuevo endeudamiento. Eso sí a tasas altísimas, condiciones leoninas y entrega de los recursos.
Solo hay que mirar al juzgado de la Jueza Loretta Preska que el mismo lunes posterior al balotaje habilito el pedido de los demandantes contra YPF de posibilitar que en vez de los dólares la compañía entregue activos. Lease acciones, participación en Vaca Muerta, YPF Litio, etc. Decisión que no provocó indignación alguna de los libertarios y militantes de PRO ni tampoco se llevó grandes espacios en los medios de comunicación concentrados. Cambios de época.
Ayer en la noche Demian Reidel se bajó de la posible presidencia del Banco Central horas después de que el comunicado de la Oficina del Presidente Electo dijera que el cierre del Central es innegociable, pero Luis Caputo frente a todos los banqueros de la Argentina hablará cual ministro ya asumido y asegurará que no habrá ni dolarización ni cierre de la autoridad monetaria.
A quién le hacemos caso o quizás la pregunta sea otra quién manda.
Todo lo que se escriba o analice puede cambiar en algunas horas, pero no es menos cierto que esta forma de encarar la transición ya trae sus consecuencias. Una muestra inapelable es lo que pasa con la obre publica; los gobernadores no entienden la propuesta de Milei y las cámaras empresariales ya advierten las consecuencias nefastas para el empleo y la economía de tal medida.
La semana que se inicia se cierra con el comienzo del mes del traspaso de mando, sería lógico que las definiciones (por los menos en los nombres) a ser un poco más contundentes y comenzar a recordar esa vieja máxima que El límite del ajuste es la paciencia del ajustado.