El resultado electoral de la Argentina depositando en el poder a Javier Milei, en sintonía con varios movimientos mundiales viene a sumar preguntas e hipótesis a un nuevo debate en círculos políticos, académicos y empresariales.
El resultado electoral de la Argentina depositando en el poder a Javier Milei, en sintonía con varios movimientos mundiales viene a sumar preguntas e hipótesis a un nuevo debate en círculos políticos, académicos y empresariales.
El interrogante disparador del incipiente debate y cuestión de estudios podría sintetizarse en la siguiente hipótesis: ¿Y sí el progresismo se volvió conservador y el conservadurismo se volvió progresista?
Puede parecer una locura académica, pero a decir verdad es interesante debatirlo y ponerlo sobre la mesa para intentar entender qué pasa en un Mundo donde los lobos con piel de cordero crecen en forma imparable.
Ayer planteamos como la derecha (Javier Milei) se apoderaba de los significantes tan estudiados por progresistas como Laclau y con un golpe en la mesa se llevaban todo.
Ayer también por la tarde el reconocido empresario y emprendedor tecnológico Martín Varsavsky, se sumó a esta polémica con una escrito en sus redes sociales que, además de provocativo, es muy motivador para el debate y la discusión.
Varsavsky asegura que “Las nociones tradicionales de izquierda y derecha, antes sinónimas de progresismo y conservadurismo, respectivamente, se han invertido. La derecha está adoptando cada vez más elementos innovadores y progresistas, mientras que las facciones de la izquierda están abogando por la preservación del statu quo, un rasgo tradicionalmente asociado con el conservadurismo”.
Como ejemplo el argentino -radicado en España desde hace varios años- usa algo que en Mendoza conocemos muy bien el movimiento medioambiental y asegura que “La preservación del medio ambiente, una causa defendida por la izquierda, ha llevado inadvertidamente a resultados conservadores. Las rigurosas regulaciones medioambientales, aunque a veces necesarias para la salud a largo plazo de nuestro planeta, han aumentado muchísimo el coste de la vivienda y la energía. Los códigos de construcción más estrictos y las leyes de zonificación han inflado los costos de construcción, lo que ha llevado a un aumento en los precios de la vivienda, haciendo que la propiedad de una casa sea inasequible para muchos. Ahora, para abogar por una concesión de permisos más fácil, tienes que inclinarte hacia la derecha en el espectro político, pero una concesión de permisos más fácil conduce a una vivienda asequible, una misión tradicionalmente de la izquierda. De manera similar, la fobia a la posibilidad de accidentes nucleares ha llevado a la izquierda a luchar por el cierre de las centrales nucleares que por un lado no emiten gases de carbón y por otro producen las 24 horas algo que las renovables no pueden hacer. El resultado es que la izquierda nos lleva a la pobreza energética”.
Varsavsky pone disruptivamente sobre la mesa un ejemplo interesantísimo, porque tiene componentes de cómo se ha formalizado la estructura del Estado en los últimos tiempos a nivel global.
La pandemia trajo y consolido el teletrabajo o el trabajo individual lo que ahora se conoce como economía gig, el empresario asegura que esta economía “ha revolucionado la forma en que trabajamos y vivimos, ofreciendo flexibilidad y autonomía para los trabajadores y comodidad para los consumidores. Sin embargo, se enfrenta a una oposición significativa por parte de la izquierda y los sindicatos laborales, que abogan por una mayor regulación para proteger las estructuras de empleo tradicionales y encarecer los productos. Sin embargo, la derecha tiende a ver la economía gig como un testimonio del poder de la innovación y los principios de libre mercado, abogando por un enfoque más laissez-faire para fomentar su crecimiento. Incluso aquellos que critican la economía gig son consumidores diarios de su comodidad y los que en ella trabajan la usan para complementar sus ingresos y seguir con estudios en búsqueda de un futuro mejor, algo que la izquierda tendría que apoyar pero no lo hace”.
El escrito es polémico por lo disruptivo, pero también porque va al hueso y le pone teoría a lo que día a día pasa en la sociedad.
Claro que tiene también párrafos con errores muy fuertes de apreciación por ejemplo cuando asegura que “la derecha está cada vez más abogando por la preservación de los derechos de libertad de expresión. Lo que se encontró en esta plataforma, anteriormente conocida como Twitter, es un claro ejemplo de censura, ahora mayormente eliminada por otra persona que se fue hacia la derecha Elon Musk”. Lejos de la libertad de expresión la derecha aboga fuertemente por un discurso único. Solo hace falta ver los furibundos ataques en esa misma red social por parte de derechas y libertarios a quienes no piensan como ellos.
El empresario asegura a modo de cierre que “En resumen, la derecha y la izquierda han cambiado de posición en la mayoría de los temas (...). Si quieres ser progresista hoy en día, inclínate a la derecha". Un debate impostergable en el que la derecha también toma la delantera.