Desde que el anuncio fue formal, Mendoza se convirtió en la tierra prometida de miles de fanáticos que peregrinarán a lo largo y ancho del país para formar parte el 14 de septiembre de esa misa pagana del rock a la que convoca el Indio Solari.
Desde que el anuncio fue formal, Mendoza se convirtió en la tierra prometida de miles de fanáticos que peregrinarán a lo largo y ancho del país para formar parte el 14 de septiembre de esa misa pagana del rock a la que convoca el Indio Solari.
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Con toda esta adrenalina ricotera respirándose en el aire es que la provincia recibió esta semana a Hernán Aramberri y Gaspar Benegas, músicos integrantes de Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda que secunda en su etapa solista a la leyenda viva del rock argento.
El baterista y guitarrista arribaron a suelo local para brindar el jueves un seminario en el Espacio Julio Le Parc donde intercambiaron con lo presentes un poco de música y charla sobre los conceptos de la instrumentación y producción musical aplicadas al rock. La visita se prolongó hasta la noche del viernes donde los músicos encendieron en el local N8 Estudio la Misa previa a la espera del gran show. Un encuentro redondo al que se sumó Bendita Úrsula la agrupación mendocina que desde hace tiempo tributa a Patricio Rey.
Banderas colgadas por todo el local y la gente con la fiebre del rock bien alta acompañaron el ritual que ambos fundamentalistas iniciaron desde lo instrumental con temas de los discos de la nueva etapa del Indio. Con el coro de los fanáticos siempre entrelazando el virtuosismo de los músicos sonó: "Una rata muerta entre los Geranios" "Sopa de lágrimas", Flight 956", "Bebamos de las copas lindas", "Nike es la Cultura" y "Torito es muerto"; entre otras oraciones. Del pasado redondo tocaron El templo de momo y Yo, caníbal.
Luego fue el turno local con Bendita Úrsula que se despachó hasta después de las tres de la madrugada con las banderas rockeras: El arte del buen comer, Todo preso es político, Nuatotorri profesionisti, Queso Ruso, Aquella solitaria vaca cubana, Todo un palo, a la que se sumó Gaspar Benegas con su guitarra. Más tarde llegó Vamos las bandas, El pibe de los astilleros, Blues de la artillería y Ji Ji Ji; que desató la euforia con un gran pogo.
De esta manera se calentó la antesala a la espera de la verdadera misa que lo tendrá al ídolo de masas en vivo y entonando las canciones de una religión que se profesa sin más explicación que la de sentir el rock en carne viva.