En 2012 fue una máquina trituradora de récords, pero su personalidad le demanda más retos por cumplir. Hoy jugará su primer partido del año ante Espanyol.
Una pelota. Ese era el regalo con el que se ilusionaba y que esperaba recibir, siempre, Lionel Messi. Y cuando no lo recibía, se enojaba. La confesión de Rodrigo, su hermano mayor, a la revista France Football, en una edición especial dedicada a la gala del Balón de Oro que se viene, no supone nada revelador. Pero tan íntima es, precisamente, la intimidad de Leo, que cada dato que surge de alguno de sus allegados de verdad ayuda a confirmar lo que se cree de él.
Así están las posiciones de la Liga de España Que siempre su ilusión haya sido, y sea, recibir una pelota, da pie (nunca más útil la expresión) al título oportuno, cuando está a horas de ganar, probablemente y por cuarta vez, el máximo galardón que un futbolista puede recibir. Justamente un Balón, una pelota, de Oro. De hecho, Rodrigo agregó que ya a los 13 años, la edad en la que se sumó a Barcelona, su hermano le había contado que le encantaría ganar ese premio alguna vez.
Sin embargo, la acepción más precisa de la ilusión de Messi por la pelota parece tener más que ver con lo que sucederá hoy, y no mañana. Hoy, Leo volverá a salir a la cancha, para jugar su primer partido de 2013, después de un 2012 que le ha dejado el listón muy alto.
No es una fecha más, simbólicamente: 6 de enero, Día de Reyes, jornada de ilusión para los más chicos si las hay. Y Messi, como alguna vez lo definió el gran periodista de El País, Ramón Besa, es un chico más: "Es un niño, imposible comprenderle desde el punto de vista de un adulto, cada vez más admirado en todos los sitios, incontestable.".
Por estas horas, ha estado rodeado de niños. Y de ilusión. Anteayer, en el Miniestadi, junto al Camp Nou, que reventó con casi 14.000 personas, la mayoría chicos, que pudieron asistir a una de las únicas prácticas abiertas que el Barça realiza en el año, y en la visita a varios hospitales infantiles. "El récord de la ilusión", tituló Sport. "Il.luisonats", tituló El 9, el diario Esportiu de Catalunya.
Al día siguiente, ayer, Messi y sus compañeros estaban ya otra vez enfocados en su propia ilusión. Mimados por un agradable sol de invierno, se entrenaron a puertas cerradas, como lo hacen siempre, en la Ciutat Esportiva, junto a la célebre Masía. Un majestuoso complejo deportivo, que ocupa dos manzanas y en el que el tradicional edificio de formación ha quedado rodeado por una futurista construcción de cemento, metal y vidrio, que bien podría formar parte del barrio que se extiende más abajo y que en la estación Sant Feliú/Consell Comarcal, la última parada del Tranvía 3 que llega desde el centro, es vendida turísticamente así: "Baix Llobregat és un compendi de l'arquitectura modernista". También era un compendio, pero de nacionalidades, el grupo de admiradores que merodeaba por allí, a la espera del milagro de una foto o un autógrafo. Sólo unos pocos, previamente registrados, lo lograron.
A las 11 comenzó la práctica, a las 12 terminó y a las 13.15 salió Messi. Solo, al mando de su Audi Q7 blanca, con vidrios apenas polarizados. Giró a la derecha y aceleró; bajó la velocidad y dobló a la izquierda en la rotonda; después, encaró hacia su casa, decidido. Al volante, era una metáfora de lo que se le ve en la cancha, allí donde se expresa como en ningún otro lado.
Allí donde, a partir de hoy, buscará batir más récords. ¿Cuáles? Aparte se pueden ver en detalle, son varios.
Ser el goleador histórico de la Liga española; ser el goleador histórico absoluto del Barca; ser el máximo goleador del clásico con Real Madrid; ser el máximo goleador del fútbol mundial en una temporada; ser el máximo goleador de la Champions League; ser el máximo goleador de la selección argentina; ser el argentino más ganador de títulos; ser, finalmente, el más ganador de Balones de Oro.
Pero.
"Pero, como dije siempre, ¿no?, hay cosas más importantes que mis récords personales". Por ejemplo, lo que saldrá a hacer hoy, lo que más le gusta. Jugar. Será a partir de las 15 (hora argentina), en el Camp Nou. El derby contra Espanyol, ahora del Vasco Aguirre, mejorado pero acechado por las posiciones de descenso.
La última vez que se cruzaron los dos disímiles equipos de la ciudad ganó el poderoso Barça por 4 a 0. ¿Quién hizo los cuatro goles? Sí, Messi. ¿Qué se llevó de regalo? Sí, una pelota.
CON VILANOVA EN EL BANCO
Barcelona, líder indiscutido de la Liga española, reanudará hoy la actividad con el clásico regional contra Espanyol y con la buena noticia del retorno del entrenador Tito Vilanova al banco de los suplentes, tras ser operado el 20 de diciembre de un tumor en la glándula parótida.
"Tito sorprendió a todos incorporándose tan pronto. Está muy bien, francamente bien y lo más importante es que está anímicamente muy fuerte. En principio, Tito estará en el banquillo", confirmó su asistente Jordi Roura en conferencia de prensa. De esta manera, Vilanova se perdió así sólo un partido: el 3-1 sobre Valladolid y que significó el 16o triunfo en 17 partidos de la liga.