El sueño de los y las fans se empezó a cumplir a principios de año, cuando Guns N' Roses anunciaba que dos de sus miembros originales volvían a la formación. Tras 27 fechas en Estados Unidos, dos en México y una en Perú, la gira continuó este sábado en Chile y el anhelo se hizo realidad.
La banda californiana, de hecho, nunca se separó. El cantante Axl Rose siguió realizando shows y sacó dos discos (uno de estudio y otro en vivo) durante las últimas dos décadas, pero la química que se generaba con el bajista Duff Mckagan y Slash, el guitarrista líder, era lo que la mayoría del público extrañaba, base de los años de gloria de la agrupación.
En el Estadio Nacional del vecino país se congregaron cerca de 50 mil personas para ver si era verdad que la reunión imposible se iba a presentar allí. "Considero a Slash un cáncer, y lo mejor es que sea removido, evitado y mientras se oiga menos de él y sus fans, mejor todavía", dijo hace siete años el vocalista. En la noche del 29 de octubre, todo eso pareció olvidado.
La mayoría de las cosas que rodean a la mística mediática de GnR están, en este tour, bastante desvanecidas. Famosos por llegar tarde a sus recitales, comenzaron a horario (apenas unos minutos después de las 21), Axl Rose estuvo de buen humor durante las casi tres horas del concierto y no hubo ningún escándalo dentro o fuera del recinto.
Sin embargo, la producción del espectáculo sí se mantiene a la altura. Con dos pantallas LED a los costados del escenario, una en el fondo y otras en las escaleras y los amplificadores de los músicos, las visuales están por todas partes y el efecto es impactante.
Sonoramente, Slash se llevó todas las miradas. Con una performance por demás sólida, el artista no paró de sumarle arreglos a cada una de las canciones. Axl, por su lado, se vio más exigido: si bien muchas veces quedó tapado por el resto de la banda, al momento de sus característicos alaridos no hubo nada que reprocharle. Además, dejó una vez más en claro por qué su posición de frontman es casi única; con un despliegue total por el escenario, sostuvo a su ritmo todo el concierto.
"La banda más peligrosa del mundo" ya se esfumó: la mayoría de sus integrantes superan los 50 años y llevan vidas convencionales, pero el nivel del espectáculo es envidiable y Guns N' Roses pone en vigencia, después de 20 años, la conclusión de una era del rock, en donde los líderes de los grupos eran íconos y traspasaban las fronteras de la música.
La gira continuará el 2 de noviembre en el estadio de Rosario Central, y luego será el turno de Buenos Aires, para dos presentaciones en el Estadio Monumental, el 4 y 5 del mismo mes.