El Gobierno Nacional decidió a mediados de semana encarar una nueva acción de marketing, esta vez con la colaboración invalorable de la CGT unificada, y anunció una especie de engaña pichanga moderna con un suplemento para jubilados y un reconocimiento de fin de año por familia beneficiaria de la AUH.
Un par de horas después del anuncio el presidente Mauricio Macri era recibido con calurosos aplausos y todos los honores en el coloquio de IDEA y es lógico, ya que no había presión para los privados para dar un bono de fin de año y había, una vez más, domesticado a los gordos sindicalistas como lo hicieron todos los gobiernos, con la caja de las obras sociales, una caja tan ciega, negra y despilfarrada como la del fútbol.
Es lógica la recepción, pero inentendible de no ser porque es lo que ya sabemos. Ese coloquio suele reunir a empresarios y CEOS modelo argento que festejan hacer plata sin trabajar, siguiendo los consejos del filósofo gastronómico. La gran mayoría de los empresarios que bailaron al compás de Natalia Oreiro (la misma que después aparece en las campañas ambientruchas criticando al capital) y su resurrección de Gilda, no son los que por las mañanas levantan las persianas de sus industrias o comercios dando trabajo a miles de argentinos desde sus PYMES, sino que son más bien esa especie que prefiere la especulación financiera, la patria contratista o la reprimarización de la economía, que le soluciona el problema de tener que realizar inversiones para producir.
Apenas unas horas de llegado a Roma llevaba el Presidente gozando de la tregua de la CGT, para que la reunión con Su Santidad sucediera sin conflictos declarados, cuando se conocieron los números del INDEC que reafirman la fenomenal pérdida de puestos de trabajo en el sector privado producida en los 10 meses de gobierno PRO-UCR: casi 120 mil (solo en el sector privado) y más de 6 mil empresas que cerraron sus puertas, todo mientras el mendocino Francisco Cabrera asegura que Argentina recibió una lluvia de 35 mil millones de dólares, claro que no explica que fueron para financiar la espectacular fuga de divisas y la bicicleta financiera que viene sufriendo este Gobierno, que supuestamente llegaba a recuperar la confianza.
Mendoza está entre las plazas que más puestos de trabajo perdió, ante un silencio del Gobierno mendocino que debería comenzar a preocupar a más de uno. La inocencia demostrada ante las licitaciones de las RENOVAR puede ser un claro ejemplo de lo que decimos.
Cuando se leen desagregados, de cualquiera de las cifras que se conocen semanalmente, más se refuerza la idea de quiénes son los beneficiarios de las medidas que toma diariamente el Ejecutivo.
Como mostrábamos la semana pasada con la venta de automóviles, cuando se observan los datos de empleo, el sector que lidera la escuálida tabla de crecimiento es el financiero, con algo más del 5%. Entre los que vuelven a caer está el campo con 4,3 puntos porcentuales menos de empleos. Esto tiene una explicación: el sector del campo que se vio enriquecido con la fenomenal transferencia de recursos, es el que menos empleo genera. En cambio las economías regionales que tiene producciones que requieren mucha mano de obra ven su futuro negro, muy negro porque, como es ya sabido, el derrame no existe sino no hay fuerzas que regulen y controlen el mercado y esa fuerza es el Estado que obviamente no solo está ausente, sino que además explícitamente en estos tiempos juega para uno de los bandos.
Cada día un dato nuevo contradice al relato oficial, la economía no deja de caer y la inflación no se retrae a pesar de las promesas, los aplausos de los sectores concentrados locales e internacionales parecen ser la escenografía preferida de un gobierno que, a juzgar por sus declaraciones, hace rato cambió la realidad de la calle por los decorados de cartón.