Este sábado concluyó la segunda edición de Disonante, el evento que reúne diseño, arte y charlas, y en esta ocasión una serie de bandas locales estuvieron encargadas del cierre. Mi Amigo Invencible fue el plato fuerte, en un recinto donde a pesar del mal sonido general, el público celebró el recital.
Se anticipaba en la previa: cuando subieron Mariana Paraway y Las Luces Primeras (antes también tocó Puar), el efecto "galpón" de la Nave Cultural era irremediable. Sin embargo, los chicos que ahora viven en Buenos Aires encararon el espectáculo con la actitud de siempre.
El repertorio tuvo esta vez un agregado visual. Federico Calandria, artista mendocino y autor de la mayoría de las tapas de MAI, dibujó en vivo mientras sus amigos se extendían en el repertorio. Así, la comunión audio-imagen fue constante, ya que todo parecía salido del mismo imaginario creativo.
El rock como lo entiende el sexteto es muy particular, y posiblemente no podría haber salido de otro lugar que no fuera Mendoza. Si bien en los conciertos dan más espacio a la improvisación y sus temas son constantemente amasados, las sentencias melanco-nostálgicas y con una constante crítica a la vida moderna nunca se pierden.
La vuelta de los Invencibles a su tierra siempre es una satisfacción: para quienes los van a escuchar y ver, y seguramente para ellos, ya que el sentido de pertenencia es imbatible y los filtros que pueden haber entre escenario y audiencia se ven desvanecidos.