Con la llegada de las fiestas de fin de año, la sidra vuelve a ocupar un lugar protagónico en las mesas familiares. Detrás de cada botella hay un proceso productivo que comienza muchos meses antes de la temporada alta y combina trabajo artesanal, controles técnicos y planificación.
Sitio Andino conversó con la sidrera responsable de Burman, una marca mendocina liderada por Myriam Aroz junto a sus tres hijas. El nombre del producto surge de la unión de dos conceptos centrales: “Bur de burbujas y man de manzana”, explicó la productora.
Entre un 20% y 30% de la producción de manzana se destina a industria
De la selección de la manzana a la molienda
Aroz señaló que la empresa no cuenta con producción propia de fruta, por lo que adquiere la manzana directamente en fincas productoras. En ese marco, el productor Miguel Moreno aportó un dato consultado por este medio que permite dimensionar la actividad: entre el 20% y el 30% de la producción total de manzana se destina a la industria, que incluye sidra, jugo, vinagre y dulces, aunque se trata de un promedio general.
El control de la materia prima es uno de los puntos clave del proceso. “Vamos personalmente a ver la manzana, tomamos el grado Brix y acordamos con el productor cuándo empezar a recibirla. No recibimos manzana del piso; esperamos que esté bien madura”, detalló Aroz. Según explicó, esa selección es determinante para asegurar la calidad del producto final.
Una vez cosechada y trasladada a la planta, la fruta se descarga en el área de molienda, donde comienza el proceso industrial. “La manzana se muele, se recolecta el jugo y se almacena. Después se controla durante varios meses”, explicó.
Un proceso natural, sin agregados
La productora remarcó que la elaboración de Burman se basa en un proceso completamente natural. “Es manzana molida, nada más. Hay sidreras que agregan otras cosas para aumentar el rendimiento; nosotras no, solamente manzana”, afirmó.
El jugo se conserva y se monitorea hasta el momento del fraccionamiento, que puede variar según la demanda. “Depende de la urgencia de los clientes, pero puede empezar a partir de junio”, indicó. En el caso de Burman, el fraccionamiento suele concentrarse desde agosto para garantizar el stock de la temporada.
Actualmente, la bebida que elaboran se presenta en distintos formatos: botella PET de litro y medio con tapa rosca, botella de vidrio de medio litro con tapa corona y producciones para terceros. “Hacemos sidra para otras marcas, en botellas de 750 centímetros cúbicos, con tapón y bozal”, agregó Aroz.
burman sidrera
Por las fiestas, la sidra ocupa un lugar protagónico en las mesas familiares
Temporada alta y desafíos de comercialización
Si bien la sidra se consume durante todo el año, mantiene un marcado perfil estacional. “El momento firme es ahora, antes de Navidad”, aseguró la productora. Según explicó, la mayor demanda se concentra entre mediados de noviembre y el 20 de diciembre.
“Nosotras empezamos a vender fuerte desde fines de octubre o los primeros días de noviembre”, señaló. En Mendoza, uno de los principales desafíos es ampliar la distribución, especialmente de los formatos más pequeños. “La botella chica es la que nos gustaría insertar más en el mercado, pero no está fácil conseguir distribuidores”, reconoció.
Una vez finalizada la temporada alta, la actividad desciende. “Ahora estamos en los últimos días de entrega de mercadería y después paramos hasta febrero, cuando volvemos a recorrer fincas y arrancamos nuevamente con el proceso”, explicó.
Cómo conservar y disfrutar la sidra
A la hora de consumirla, Aroz dejó algunas recomendaciones sencillas para mantener la calidad del producto. “Una vez elaborada, lo ideal es mantener la sidra a la sombra. El sol la daña y pierde calidad”, advirtió.
También destacó la importancia de la temperatura al momento de servirla: “La sidra hay que tomarla bien fría”. Para cerrar, la productora apeló a un mensaje más emotivo: “Disfrutarla con alegría y brindar por cosas lindas que van a venir en la vida”.