El Consejo Asesor del Banco de Vino de Mendoza celebró su segunda reunión anual el pasado 6 de octubre en el salón de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (FECOVITA), con la participación de representantes del sector productivo, cooperativo y bodeguero. El encuentro estuvo encabezado por el director ejecutivo del organismo, Alfredo Draque, y el secretario Marcelo Federici, quienes coordinaron un debate orientado a analizar la coyuntura del mercado vitivinícola provincial y nacional.
Un contexto de consumo en retroceso
Los consejeros coincidieron en advertir una caída generalizada del consumo interno de bebidas, una tendencia que no se restringe al vino sino que afecta al conjunto del mercado de consumo masivo, de acuerdo con los datos suministrados por el INDEC y la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) de Mendoza.
En ese marco, se informó que la provincia dispone de un stock total equivalente a 8,5 meses de consumo, aunque una porción de aproximadamente dos meses corresponde a vinos de guarda que no se comercializan de inmediato. En consecuencia, el stock operativo real se ubicaría en torno a 6,5 meses, un nivel que —según el Consejo— no justifica la actual depresión de precios que atraviesa el mercado, conforme los registros del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
A pesar de la declaración oficial después de la reunión, la realidad de la mayoría de las bodegas es otra bien distinta. No es un secreto para nadie en la industria que, con este nivel de consumo y exportaciones, el stock real está cerca del año y la preocupación se acrecienta a medida que pasan los días, con productores que no saben a quién venderán sus uvas y bodegas que desconocen cuál será su capacidad de elaboración en la próxima cosecha, ya que están “tapadas de vino”.
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A pesar de que el consumo no se recupera y las exportaciones acumulan más de cinco puntos de caída el Banco de Vino cree que no es momento de intervenir en el mercado
Rechazo a la inmovilización y llamado a las exportaciones
Frente a ese escenario, el Consejo Asesor manifestó unánimemente su oposición a la inmovilización de vinos, al considerar que esa práctica podría afectar negativamente el precio de la uva en la próxima cosecha. En lugar de restringir la oferta, el cuerpo recomendó canalizar los excedentes hacia los mercados externos, fomentando las exportaciones como herramienta para recomponer la relación entre oferta y demanda.
El sector cooperativo informó que ya comenzaron a recibirse pedidos del exterior, una señal que, de consolidarse, podría dinamizar el mercado y aliviar la presión sobre los precios internos. La apreciación fue compartida por los representantes de los sectores fraccionadores y productores.
La idea no es mala, pero la realidad también discrepa con el Banco: las exportaciones, si bien tuvieron un repunte el último mes, tienen una pérdida acumulada de más de cinco puntos en lo que va del año respecto del período anterior.
Asimismo, se solicitó al Poder Ejecutivo provincial implementar de forma urgente mecanismos de financiamiento para la prefinanciación de exportaciones, priorizando la colocación de vinos de terceros almacenados en bodegas, una medida destinada a evitar la concentración de beneficios en un número reducido de empresas.
Evitar políticas ineficaces del pasado
Los consejeros también expresaron su rechazo a cualquier intervención estatal mediante compras de vino, advirtiendo que esa estrategia “solo beneficiaría a unas pocas bodegas sin mejorar la situación del conjunto de los productores”. En cambio, se insistió en la necesidad de políticas sostenidas de promoción externa y herramientas financieras específicas para la próxima vendimia, que contemplen las etapas de cosecha, acarreo y elaboración.
Continuidad del diálogo
Como cierre del encuentro, el Consejo Asesor resolvió mantener el rumbo exportador, no inmovilizar vinos y no repetir políticas del pasado que demostraron su ineficacia. Se acordó, además, pasar a un cuarto intermedio hasta que el Ejecutivo provincial presente en los próximos días las herramientas concretas de promoción a la exportación, consideradas claves para estabilizar el mercado y sostener la rentabilidad del sector vitivinícola mendocino.