Finalizado el proceso de las elecciones 2025 y el triunfo de Javier Milei, la economía argentina transita una etapa de contrastes y tensiones latentes. Los datos más recientes recopilados por el Instituto Argentina Grande (IAG) describen un cuadro post-electoral donde la recaudación fiscal se debilita, la actividad muestra signos dispares y el frente financiero se sostiene con intervenciones delicadas en el mercado cambiario.
El informe semanal del IAG revela que la recaudación de octubre tuvo una caída del 3,4% interanual, el peor desempeño para ese mes en quince años. En el acumulado de enero a octubre, los ingresos tributarios ya se ubican por debajo de 2024 y sólo superan a los de 2020, en plena pandemia.
El retroceso se explica principalmente por la baja en los derechos de exportación y Bienes Personales, mientras que el impuesto a los combustibles creció 54% interanual y el IVA interno evidenció un leve repunte real del 3,7%.
Actividad dispar y consumo en leve recuperación
La economía real continúa con comportamientos heterogéneos. En octubre, la construcción cayó 2,2% mensual, el hierro primario retrocedió 6%, y los patentamientos de autos disminuyeron 7,6%. En contraste, la producción automotriz creció marginalmente y el registro de motos subió 3,1%, lo que refleja cierta recomposición del consumo en segmentos populares.
Tras meses de estancamiento, el consumo privado mostró un leve rebote en septiembre: los bienes durables (electrodomésticos, autos, inmuebles) crecieron 25% interanual y los no durables (alimentos, medicamentos) avanzaron 2,5%. Sin embargo, los niveles de consumo aún se mantienen lejos de los picos previos a la crisis inflacionaria y cambiaria de 2024.
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El consumo muestra un leve rebote en la economía argentina.
El Central libera pesos pero los cheques rebotan
A su vez, el número de cheques rechazados por falta de fondos alcanzó en septiembre un récord de 92.535, el mayor desde junio de 2020. El dato refleja la fragilidad financiera del entramado pyme y las dificultades crecientes de las empresas para sostener pagos regulares.
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El número de cheques rechazados es récord de los últimos años en la economía argentina
En el plano financiero, el Banco Central introdujo desde noviembre un cambio en el régimen de encajes —ahora calculados por promedio mensual— con el objetivo de suavizar las tasas de interés y liberar liquidez. Este giro “pro-liquidez” coincidió con una licitación del Tesoro que logró captar 6,87 billones de pesos, permitiendo cubrir vencimientos inmediatos y extender plazos de deuda en pesos.
El resultado electoral generó un rally de activos locales: el Merval en dólares subió de 1.300 a 2.000 puntos y el riesgo país bajó de 1.100 a 600. Sin embargo, el dólar oficial se mantiene en el techo de la banda cambiaria, mientras los contratos de futuro siguen por encima, lo que indica que el mercado descuenta nuevas presiones sobre el tipo de cambio.
El Tesoro enfrenta vencimientos mensuales por hasta 12.000 millonesde dólares y pagos al FMI por unos 800 millones, en un contexto en el que las reservas brutas rondan los 40.500 millones de dólares y los depósitos en dólares del sector público se redujeron a apenas 156 millones.
Dólares que se van: récord de fuga de capitales
El frente externo continúa siendo el talón de Aquiles. La formación de activos externos -compra de divisas por parte de residentes- alcanzó en septiembre un récord histórico de 6.577 millones de dólares, y acumula 23.963 millones de dólares en 2025, superando incluso los desembolsos del FMI en el año. En paralelo, la balanza de servicios mantiene un déficit mensual de casi 900 millones de dólares, impulsado por el turismo y los pagos por servicios al exterior.
El informe advierte que esta dinámica “no parece encontrar techo”, mientras la apertura del cepo y la liberalización de flujos financieros “facilitan el atesoramiento y el drenaje de divisas” en un contexto donde la cuenta corriente necesita aportes crecientes para sostener la estabilidad.
Expectativas y desafíos
La administración libertaria se enfrenta ahora con el dilema del trilema: mantener el control de capitales, sostener el tipo de cambio dentro de la banda y conservar cierta independencia monetaria. Todo en un marco que va entre la expectativa de un rebote del consumo y la fragilidad de las cuentas externas. Los números oficiales ofrecen un alivio financiero transitorio, pero los fundamentos estructurales siguen en tensión.