Las pancartas pintadas a mano, las banderas sostenidas entre varios y un ordenado número de oradores, tornaron el atardecer sanrafaelino en una postal de resistencia a lo que entienden como un serio riesgo de debilitar de manera exponencial esa especie de característica de ciudad universitaria que alimentan estudiantes locales, sanrafaelinos y hasta de San Luis y La Pampa.
Las distancias de 50 kilómetros como las que tienen que recorrer todos los días en colectivo los alumnos provenientes de distritos como Villa Atuel o Monte Comán; o de más 100 km, como en el caso de quienes viven en El Sosneado, también resultan un obstáculo cada vez más difícil de sortear para quienes se esfuerzan cotidianamente en la pretensión de concluir una carrera universitaria.
El valor de los pasajes este año creció exponencialmente, para seguir con los ejemplos de villatuelinos y montecomaninos, están en $3.450, y $3.250. El carácter de estudiante no les otorga gratuidad, sólo un descuento del 50% en el boleto.
Distritos más cercanos, igualmente implican costos altos para los alumnos: quien vive en Cuadro Benegas, para ir al centro a estudiar, implica sacarle $1.700 diarios a su bolsillo o el de sus padres.
Ni hablar de los alquileres, que a principio de año estaban en alrededor de 50.000 pesos y hoy superan varios los 200.000, en departamentos que comenzaron costear ya no entre dos, sino entre tres, cuatro o cinco alumnos.
Seguir una especialidad en la Universidad Tecnológica Nacional, ha llevado incluso a familias de los barrios citadinos a achicar costos yendo en bicicleta o a pie al establecimiento ubicado en el sur de la ciudad. Más céntricos les resulta la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria, a sólo 3 cuadras del km 0.
El decano de esta última casa de estudios, dijo a Sitio Andino que por ahí llegaron menos chicos que en la primera marcha de este año, y dijo que se debe a dos motivos, uno de ellos muy preocupante porque tiene que ver con el abandono ante la imposibilidad de seguir estudiando: “Ha habido una campaña planificada, pensada y ejecutada con el fin de desmantelar la esperanza en los estudiantes y sembrar cierto grado de escepticismos sobre la realidad. También es verdad que en este momento hay alumnos que no han podido continuar sus estudios, y ya no están en nuestras aulas, como sucedía en las marchas de abril”.
De todas formas, se mostró satisfecho porque entiende que la marcha “ha sido un mensaje contundente en todo el país, más 120 mil personas en Córdoba, 70 en Mendoza, más de 280 en el Congreso, y así distintas cantidades; pero esto no es un tema de cantidad, sino del futuro, de querer que nuestro país se desarrolle, que tenga mejores condiciones sociales, económicas, ambientales, lo que requiere de profesionales que sólo lo puede realizar la universidad pública argentina”.
“En todo el país les estamos pidiendo con estas marchas a los legisladores que llegaron a sus bancas con las banderas de la educación pública, libre y gratuita, que sostengan la Ley de Financiamiento y que introduzcan modificaciones en la Ley de Presupuesto para asegurar la continuidad del sistema científico, tecnológico y universitario en la Argentina”, concluyó Roggiero.
UTN San Rafael
El ingeniero Roberto Vilches, decano de la UTN San Rafael, dejó bien claro algo que se ha prestado a confusión en las últimas: “Las universidades no estamos en las mesas paritarias; son los gremios quienes directamente articulan con el Ministerio de Capital Humano. Así que nosotros no tenemos arte y parte en la definición de los salarios; más allá que apoyamos el obvio reclamo”.
De todas maneras, dijo que “es importante que la comunidad sepa que la pauta de incremento salarial definida por el Poder Ejecutivo para setiembre era el 2% y cuando se reunieron en paritaria directamente ofrecieron el 5,8%. Eso lo que indica es que recursos hay…”.
Consultado acerca de si entiende al Gobierno Nacional con su política sobre las universidades, Vilches admitió que “no los entendemos, estamos a disposición del Poder Ejecutivo; las universidades que dependemos de Capital Humano somos parte, más allá del régimen de autonomía y autarquía. Podríamos tranquilamente estar asistiendo al Gobierno Nacional en distintas áreas, como se ha hecho históricamente con otras expresiones políticas. Porque es uno de los roles fundamentales de la universidad en su conjunto, y sobre todo de la universidad pública”.
También cuestionó a quienes con cierta imprecisión “dicen que esta movilización es política; bueno, es política, pero sin partidismo. Porque queremos que se sostenga una política educativa que es razonable para el país. Las universidades somos tan diversas como la sociedad, tenemos adentro de todo, de todas las expresiones que se les ocurra, políticas y no políticas.”
Por otra parte, se refirió a la acusación libertaria acerca que en las facultades adoctrinan a los alumnos: “Si eso fuera así, somos un fracaso porque la verdad es que tenemos todas las expresiones políticas adentro de la institución”, ironizó el decano.
Tampoco entiende, Vilches “esta forma de destrato, que lo viven los rectores; esta forma de plantear las cosas no la entendemos porque estamos acostumbrados en la universidad es el respeto por el otro; cuando eso no se da, cuesta aceptarlo”.
Preguntado por TELEVISIÓN ANDINA acerca de cuál es la realidad por la que pasa la UTN San Rafael, dijo preocupado: “Estamos funcionando en la mayor normalidad posible; que eso básicamente significa sostener la actividad académica, o sea, las clases con la mayor normalidad posible. Por eso quizá a nuestros estudiantes les pueda parecer que está todo bien. Y en realidad no está todo bien”.
Y se explayó: “No podemos comprar insumos; estamos siendo afectados porque no tenemos oferta por la incertidumbre que hay en el mercado por parte de aquellos que son proveedores del Estado; no ofrecen, directamente. Llevamos ya la tercera oportunidad de comprar elementos para investigación, y no podemos. Cuando tengamos ofertas no sabemos qué costos deberemos enfrentar o si vamos a tener los recursos.”
“Esas son las cosas que no pasan que no afectan lo académico, pero sí las otras dos funciones básicas que apuntan al mediano y largo plazo: la extensión universitaria, que es el vínculo con la sociedad; y la investigación y desarrollo que es donde está la base de transferencia al sector productivo nuestro. Nosotros trabajamos para el sector productivo y para las organizaciones de la sociedad, incluidas las organizaciones públicas”, agregó.
“Así que no se entiende esta forma de hacer política y, en particular, el ataque que recibe el sector universitario. No estamos aquí para responder nada ni en contra de nadie; es más, que alguien plantee como política económica el déficit cero, es razonable; no gastar más de lo que se tiene; la cuestión es a qué costo, cuál es el costo social de eso…”, reflexionó el decano tecnológico antes de retirarse de la marcha sanrafaelina.