Juan Bautista Vairoleto nació en 1894 en la provincia de Santa Fe. Hijo de inmigrantes italianos que, como tantos otros, llegaron al país a fines del siglo XIX buscando un futuro mejor. Creció en el corazón agrícola de la Argentina de aquel siglo, en un contexto atravesado por la desigualdad: peones explotados, arrendatarios sin derechos y terratenientes con mucho poder.
Sergio Sendra, historiador en la localidad de General Alvear en la provincia de Mendoza, sostuvo que “Vairoleto mamó de cerca lo que fue el Grito de Alcorta, las rebeliones anarquistas, la conflictividad de los peones agrícolas. De allí surge esa rebeldía que lo acompañó toda su vida”.
Juan Bautista Vairoleto, Bairoletto o Francisco Bravo: una misma persona
Así como su historia, su nombre es parte del mito. En documentos oficiales y crónicas de la época se lo menciona como Juan Bautista Vairoleto, Bairoletto y también bajo otras identidades como José Ortega o Francisco Bravo. El propio afiche de captura de la Policía de La Pampa, en 1934, enumeraba todos esos nombres para identificarlo.
La grafía cambió con el tiempo, y que hasta el propio bandido firmaba de distintas maneras. Esa confusión que había entre la gente y quienes los buscaban, describía muy bien a este hombre: un personaje escurridizo, que se movía entre la realidad y la leyenda, capaz de reinventarse tantas veces como fuera necesario para sobrevivir.
image
Juan Bautista Vairoletto de peón a prófugo
El punto de quiebre se produjo en La Pampa, hacia 1919. Allí Vairoleto se enamoró de Dora, una bailarina de cabaret pretendida también por el cabo de policía Elías “el turco” Farach.
La disputa por el corazón de aquella mujer, propio de los hombres de esa época, llevó a Vairoleto a ser víctima de un constante hostigamiento policial, según relata el historiador Sergio Sendra.
En su vida como fugitivo, diferentes hechos lo colocaron del lado del bien y del mal, según quienes relatan las historias. Para la policía y los diarios de la época era un bandido peligroso. Para muchos campesinos, un justiciero.
En ese sentido, Sendra recordó: “era considerado un ‘Robin Hood’ porque enfrentaba a los grandes terratenientes y abusos de la oligarquía agropastoril. Se dice que ayudaba con comida, herramientas o caballos a las familias humildes que lo protegían. De ahí nace el mito del ‘Robin Hood de las Pampas’.
Tras años de fuga por La Pampa, San Luis y Buenos Aires, Vairoleto buscó un refugio final en General Alvear. Allí, bajo el nombre falso de Francisco Bravo, intentó rehacer su vida junto a Telma Ceballos y sus hijas en el distrito de San Pedro del Atuel, más conocido como Carmensa.
Sin embargo, en 1941, fue traicionado por un amigo: Vicente “el Ñato” Gascón. Un hombre que se encargó de reportarlo y entregarlo a la policía.
Cuadrillas de agentes de La Pampa fueron en su búsqueda para apresarlo, pero él juró nunca caer en manos de las autoridades. Según cuenta Telma Ceballos, cuando lo rodearon en su rancho, se despidió de ella y de sus hijas, y se quitó la vida antes que ser capturado.
image
Juan Bautista Vairoletto: una vida entre la barbarie y la civilización
Para Sendra, la importancia histórica de Vairoleto va más allá de lo anecdótico. “Representa lo popular frente al Estado oligárquico. Era el vengador de los peones y de los inmigrantes que vivían casi en condiciones de esclavitud. Con su muerte, nació el mito. Lo que sus perseguidores quisieron apagar, en realidad lo agigantaron”, explica.
La historia de Juan Bautista Vairoleto condensa las contradicciones de la Argentina profunda: el gaucho rebelde y el delincuente; el vengador y el santo; la violencia y la devoción.
En su figura se mezcla la denuncia contra la injusticia social, la construcción de un mito popular y la persistencia de una fe que todavía hoy lo convierte en personaje de culto. Y es que más de ocho décadas después de su muerte, Vairoleto sigue convocando a miles de personas que lo recuerdan en cada aniversario.
Más allá de las versiones encontradas, estos relatos lo insertan en una tradición de forajidos que, en distintos rincones del país, desafiaron al poder y se ganaron un lugar en la memoria popular.
Juan Bautista Vairoletto, un bandido rural
Embed - VAIROLETTO: A 84 AÑOS DE SU MUERTE LA LEYENDA CONTINÚA