Lionel Messi eligió jugar y vivir en Miami porque quería que su última etapa como futbolista fuese de pleno disfrute y, para esto, con menos presiones. Estados Unidos le daría lo que no Europa ni, tal vez, ningún otro lugar del mundo, y allí armó su búnker. Playa, sol, un nivel de fervor controlable y familia, mucha familia, para tener cerca toda vez que mira a su alrededor. Su debut en Inter Miami fue soñado: golazo, triunfo y festejo con lo que más quiere.