13 de noviembre de 2025
{}
"Otra Vos" (Andina Gian)

Familia a la carta

A la hora de armar una familia, ¿qué es lo que elegimos? Cuando armamos pareja y deseamos tener hijos ¿evaluamos al otro sobre este aspecto?

Por Andrea Gianella

En una sociedad donde repetimos, probamos y aprobamos modelos de vida, encontrarse a uno mismo puede ser todo un desafío. A la hora de armar una familia, ¿qué es lo que elegimos? Cuando armamos pareja y deseamos tener hijos ¿evaluamos al otro sobre este aspecto?.

Familia Tipo

Juan y yo tenemos una Justina de 6 años. Hoy no somos pareja, pero si lo fuimos. Hoy somos amigos, somos un equipo. La crisis que genera la llegada de un hijo es casi inevitable y aceptarla, abrirse a otra forma de vínculo y organización familiar fueron el salvavidas ante la frustración del proyecto estandarizado de la familia.

Crecí en una familia tipo. Papá mamá y tres hijos. Cuando llegó el momento de armar mi propia tribu, todo lo que había visto tocaba a mi puerta. Sin embargo, después de unos años de sostener aquella idea de lo que debía ser una familia, no pudimos más.

Siempre creí que la maternidad traía consigo una crisis. Pero había algo más que no tenía que ver con ser madre o padre. Se trataba de una sensación de estar viviendo una vida ajena, que encajaba perfecto con “el modelo” pero yo no encajaba en ella.

No se trataba de amor, eso no estaba en duda. Amaba a mi pareja y a mi hija, pero la crisis que llevábamos adelante no solo era por la ma-paternidad sino que la convivencia, los estilos de vida que buscábamos, nuestros trabajos y las historias que cada uno traía hacían ruido en esta “vida tipo”.

Finalmente nos separamos. Aquella sensación se fue desvaneciendo. El ruido se transformó en un sonido más amable, creado por nosotros mismo, y empezamos a vivir la familia más “a nuestra manera”. Decidimos ser amigos, tan o más compañeros que antes y socios a la hora de criar a nuestra pequeña.

También te puede interesar leer: Productividad en modo slow

image.png

¿En qué pensamos al armar pareja?

Todo esto me hace pensar en aquel momento en que decidimos iniciar menudo proyecto con alguien, como lo es una familia. Es inevitable no traer la historia personal de cada uno, los valores de las familias de origen, los modelos y a veces mandatos que se transmiten por generaciones. ¿Cuál es el punto de encuentro? ¿Un modelo excluye a otro? ¿Será que debemos armar uno nuevo?.

Seguro hay más interrogantes, pero ¿en qué pensamos a la hora de elegir padre o madre de nuestros hijos? ¿Se puede elegir a alguien como padre de tu hijo sin que sea tu pareja? Todo esto daba vueltas en mi cabeza. Y aún lo hace, la respuesta la viene dando la experiencia, el camino recorrido y la aceptación.

En mi experiencia personal no recuerdo haber pensado si al elegir pareja estaba también eligiendo compañero para mi maternidad. Tampoco recuerdo que ninguna de mis amigas se lo haya preguntado.

¿Lo hacemos? ¿Nos preguntamos si este sujeto con el que quiero armar una pareja será el padre que quiero para mis hijos? ¿Damos por hecho que lo será? ¿O no es algo que este dentro de nuestra ecuación a la hora de elegirnos?

Me imagino a mí misma diciendo: “- No, Roberto, no quiero seguir con vos porque no creo que puedas ser el padre que quiero para los hijos que aún no tenemos. “ O quizás diciéndole: “- Mira Roberto, yo te quiero como pareja, pero como padre debes ser un desastre, asi que Ricardo será el progenitor de los hijos que aún no tengo.”

Suena un poco fuerte y disruptivo. Quizás sin ser tan extremistas podríamos encontrar un punto medio entre “la vida tipo” que se siente ajena y no me representa y esta última opción un poco más contracultura pero más genuina y fiel a mí misma, como alternativa.

image.png

Copaternidad como alternativa

¿Recuerdan a Guillermo Pfening?. Actor argentino que en 2015 fue papá junto a su mejor amiga. Ambos habían decidido dejar de esperar por un amor ideal para poder ser padres. Esto se llama “copaternidad” y en Estados Unidos estaría legislado.

Claro, aquí la condición de ser pareja para ser padres no existe. Cuando supe de este caso me sentí identificada. Juan y yo ya no seriamos pareja y, sin embargo, juntos llevábamos adelante tremendo desafío. La diferencia es que Pfening nunca fue pareja de la mamá de su hija.

Yo hoy puedo decir que mi formato ideal es el de armar pareja outdoor (sin convivencia) y que tenga sus hijos por otro lado. ¿Serán las “formas tipo” que ya no nos representan? Muchas veces el repertorio de opciones que nos arroja el sistema a la hora de armar pareja, ser padres o madres no representa quienes somos en ese momento o las necesidades y deseos que tenemos.

Creo que es parte importante a la hora de construir nuestras vidas en bienestar, poder armar proyectos, familias y vidas conforme a quienes somos. Sí, hay mayorías viviendo vidas muy parecidas, con formas ya probadas y sobre todo aprobadas. Eso nos da orden, seguridad y tranquilidad.

No está mal y tampoco podemos decir que está bien. Se trata más de poder encontrar lo que a nosotros, nos funciones, nos haga sentido y nos dé ese tan buscado bienestar.

Elegir, probar y aprobar

¿Se acuerdan de Leandro?. En la nota anterior de Otra Vos les contaba de nuestra relación: Expectativas: ¿Sí o No? ¿Se puede no esperar?. Él tiene sus hijos y yo la mía. Y si bien hoy no estamos juntos en mi mente fue plan vivir mi co-mapaternidad con mi hija, por un lado, y con él solo compartir y construir como una pareja.

Las cosas no salieron como esperaba, pero sí me quedo una nueva experiencia, pude conocerme un poco más y con eso pude entender qué formato se adapta más a mí.

Hoy puedo decir esto después de pasar por el armado de una familia estándar. Sin embargo, y tratando de ser honesta conmigo y con ustedes, ¿podemos realmente elegir parejas progenitores? ¿Progenitores que sean pareja? ¿Se puede todo esto junto?

Y si entonces no viene el combo completo, ¿Seremos capaces de abrirnos a nuevas opciones?.

Los acuerdos que hacemos entre nosotros y con nosotros mismos representan cada vez más estas nuevas opciones. Creo que eso es algo superpositivo en una sociedad donde tenemos mucha resistencia al cambio. Sospecho que también hay algo del “miedo al qué dirán”, preocupación por la explicación a los hijos sobre dichas elecciones y juicio sobre nosotros mismo.

image.png

Qué hacer ante la incomodidad y la búsqueda

  • Como siempre recomiendo, creo que es fundamental una instancia de pausa y observación. Poder detenerse a conversar con uno mismo sobre lo que realmente deseamos y sobre quienes somos hoy es vital.
  • Ser honestos con uno mismo y con el otro. Si nos encontramos en pareja o con el deseo de armarla y es esencial para nosotros ciertos valores sobre los hijos, es importante poder preguntar y expresarnos al respecto con nuestro compañero.
  • Ser abiertos. Quizás a la hora de armar pareja no sabemos qué queremos y el otro también puede no saber. Ser abiertos nos permite aceptar lo que se dé ahora y en el futuro.
  • Escuchar historias e informarnos sobre las opciones. Así como yo pude leer sobre el caso de Guillermo Pfening y eso me ayudó, quizás a ustedes también.
  • Poder diferenciar cuando estamos sosteniendo un formato de familia, si es lo que realmente queremos o si podemos abrirnos a otro formato más a nuestra manera.

No creo que haya una sola forma de armar una familia, criar hijos o tener pareja. Hoy hay más opciones. Quizás siempre estuvieron ahí pero por miedo, juicio y modelos no las vimos.

Me entusiasma pensar que hoy, más que ayer, estamos pudiendo elegir con más libertad, genuinidad y a la manera de uno. Me da paz pensar que se puede cambiar de idea, de proyecto, de opinión. Se puede probar para luego aprobar. O no.

Nada estará bien o mal. Mientras seamos responsables, honestos y cuidadosos con el otro y con los hijos que en el futuro podrían venir.

Te Puede Interesar