El pasado 15 de agosto, desde el hospital Humberto Notti, confirmaron la muerte de Emma Pilar Olguín, la bebé de dos meses, víctima de abuso y maltrato infantil. Tras el hecho, tanto el padre como la madre de la niña fueron detenidos y están a disposición de la Justicia. El caso puso nuevamente en debate las violencias hacia niños, niñas y adolescentes y el rol de la sociedad ante estos estremecedores acontecimientos.
En Mendoza, existe el único Programa Provincial de Maltrato Infantil (PPMI) del país y sus estadísticas señalan un aumento sostenido en la cantidad de alertas, es decir, avisos sobre casos de violencia o negligencia hacia niños/as y adolescentes. El mayor porcentaje de notificaciones que recibe el programa es por hechos de abuso físico (52%) y abuso sexual (41%). El análisis de sus autoridades.
Maltrato infantil: el aumento de alertas en la última década
Silvina Mollo, a cargo del PPMI, confirmó que las intervenciones del programa efectivamente han ido incrementando en los últimos 12 años, es decir, desde el 2011 a la fecha (se trabaja en las estadísticas a año vencido) y que el pico más alto de avisos que dio la ciudadanía a través de la línea 102 (confidencial y gratuita), se registró en el 2014, el año en el que la provincia se sacudía con el crimen de Luciana Rodríguez, la nena de 3 años asesinada a golpes por sus padres en enero de aquel año.
Pero, ¿qué análisis se puede hacer ante un aumento de alertas? La licenciada Mollo explicó:
“En primera instancia, hay un incremento en los avisos porque existe una mayor visibilización de las violencias que afectan a los niños, niñas y adolescentes. Finalmente, como sociedad estamos comprendiendo que el maltrato, abuso o negligencia hacia las infancias ya no es algo que debe resolverse puertas adentro, también hay más instituciones y equipos que se ocupan de atender las violencias que afectan a niños, niñas y adolescentes. Por ejemplo, nosotros en el año 2016 teníamos alrededor de 23 equipos y actualmente 2023 tenemos 37 distribuidos en todo el territorio de la provincia de Mendoza y que tienen como criterio fundamental estar más cerca de las familias y de los niños, niñas y adolescentes para poder dar una mayor accesibilidad a la atención que brinda el PPMI”.
Niños, niñas y adolescentes que ingresaron al PPMI y los motivos
Mollo explicó que la totalidad de niños, niñas y adolescentes que ingresaron al programa fueron derivados por alguna institución tras detectar algún indicador o sospecha de violencia.
“De los 8.444 niños, niñas y adolescentes que ingresaron al programa en el año 2022, el 73%, presentó algún tipo de indicador de maltrato o abuso. Esto quiere decir que de ese total, 6.183 quedaron en el programa bajo algún tipo de tratamiento mientras que 2.261 (26%) no”.
Entre los 6.183 niños, niñas y adolescentes abordados por el programa, el tipo de violencia detectado con mayor frecuencia fue abuso físico, seguido por abuso sexual, psicológico y, luego, negligencia.
Abuso físico: 3.130 de 6.183, es decir, 50,62%
Abuso sexual: 2.536 (41,02%)
Abuso psicológico: 1.531 (24,76%)
Negligencia: 564 (9,12%)
“Al sumar estos porcentajes, se obtiene más de 100% eso se debe a que varios niños, niñas y adolescentes fueron víctimas de más de un tipo de violencia como física y sexual, por ejemplo. Hay algunos pacientes que comparten más de un diagnóstico, por eso la suma total excede el 100%”, aclaró Mollo.
En el 2011, al PPMI ingresaron 6.116 niños, niñas y adolescentes, en el 2012 fueron 6.406, en el 2013, 6.660 y luego, el salto en el 2014 con 7.439. Las cifras se mantienen similares hasta el 2019, cuando ingresaron 9.135 pacientes al programa, fueron 8.419 en 2021 y 8.444 en el 2022.
Cómo funciona el Programa Provincial de Maltrato Infantil
La licenciada Mollo explicó que Mendoza es la única provincia en Argentina que cuenta con un Programa de estas características y que, en la actualidad, tiene cobertura en la atención interdisciplinaria a través de sus Unidades Especializadas en los 18 departamentos.
"Es decir, que el PPMI tiene 37 equipos interdisciplinarios que se ubican en efectores públicos de salud, en diferentes zonas de la provincia y de acuerdo con la complejidad creciente en que se organiza el Sistema de Salud Provincial. Los profesionales realizan itinerancia en algunas zonas más alejadas de los centros principales, como por ejemplo en Lavalle y San Carlos, para facilitar la llegada de la población a lugares de difícil acceso", expuso.
"El PPMI atiende, a través de sus Unidades Especializadas, a todos los niños, niñas y adolescentes que presentan algún indicador específico o de sospecha de violencias (física, psicológica, sexual o negligencia) y que han sido derivados por distintas instituciones o profesionales vinculados a niños, niñas y adolescentes. Las intervenciones se definen específicamente desde el ámbito de la Salud y con una finalidad terapéutica con una modalidad individual y/o grupal. Se trabaja con turnos programados, teniendo en cuenta los procesos de niñas, niños y adolescentes. No se realizan guardias ni se atienden urgencias, así como tampoco se realizan pericias ni se responden a puntos periciales", sumó.
La Línea de las Niñas, Niños y Adolescentes (Línea 102) se encuentra dentro de la estructura del PPMI y se ubica físicamente en el Edificio del Centro de Atención al Ciudadano de la provincia, contando con la tecnología necesaria para recepcionar telefónicamente todas aquellas situaciones de vulneración de derechos contra niños/as y adolescentes y coordinarlas con las instituciones correspondientes. Funciona las 24 horas, los 365 días del año y es atendida por profesionales de la salud mental. Es gratuita y confidencial.
Los objetivos del PPMI son:
Abordar interdisciplinariamente, desde el ámbito de la salud, la problemática de las violencias contra niñas, niños y adolescentes.
Capacitar a profesionales del sistema de salud, docentes e integrantes de O.S.C. y del Sistema de Protección de Derechos en general acerca de la temática y circuitos de actuación.
Promocionar el buen trato a niñas, niños y adolescentes.
Prevenir, detectar y atender situaciones de vulneración del derecho a la dignidad e integridad personal a niñas, niños y adolescentes.
Trabajar con la comunidad sobre la importancia de solicitar ayuda a tiempo en el marco de la co-responsabilidad.