Como aquel recordado último round entre Martínez y Chávez Jr., el debate Massa/Milei se jugó bajo los parámetros que impuso el ministro, que casi noquearon al libertario.
El 15 de septiembre de 2012 quedó marcado en los amantes del deporte por el triunfo de Sergio “Maravilla” Martínez ante el mexicano Julio César Chávez Jr., a quien el argentino le arrebató el título mediano de CMB. Pero también esa velada es recordada por el maravilloso relato de Walter Nelson, quien ante el asedio del púgil azteca en el último round y la falta de respuestas del nuestro, le gritó el ya célebre “Salí de ahí, Maravilla”.
Salvando las distancias, una situación similar a la de ese recordado asalto final se vivió anoche en el debate presidencial entre los candidatos Sergio Massa y Javier Milei. Es que el libertario, en teoría quien llegaba al evento con las tarjetas (en este caso, las encuestas) a su favor, fue arrinconado por su rival y se prestó al golpe a golpe que le ofreció el ministro de Economía, que en varias oportunidades lo llevó a la lona.
A diferencia de lo ocurrido en los debates previos, el candidato de Unión por la Patria se despegó de su papel conservador y buscó a su adversario desde el minuto 1. Se advirtió en el momento de las presentaciones, cuando salió del atril y paseó por el ring/escenario para brindar su exposición.
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El debate, una reedición del último round entre Chávez Jr. y "Maravilla" Martínez
Ya en el bloque económico, comenzó su asedio a Milei. Con preguntas respecto a varias de las propuestas que el dirigente de La Libertad Avanza lanzó en campaña -y que integran su plataforma electoral-, pero que fueron maquilladas en las últimas semanas, Massa logró enfilar la contienda a un terreno que incomodara a su competidor.
El error de Milei –como el de Maravilla hace más de diez años atrás- fue prestarse a esa estrategia y entregarse a un escenario que lo dejó al borde del knock out. Con cierta inocencia política, respondió uno a uno los interrogantes de Massa y se prestó al juego. Pero lo más grave, no contraatacó ni buscó las zonas débiles del Ministro.
Cuando intentó levantarse –luego del primer parate, cuando claramente desde su rincón le advirtieron lo que estaba sucediendo- las reglas de juego ya habían sido impuestas y Massa estaba entero.
En esa segunda parte la pelea se niveló, y Milei logró asestar algunos golpes. Aunque también siguió recibiendo. Pero la iniciativa estuvo siempre del lado del candidato oficialista, quien nunca bajó la guardia.
En materia de contenido, el debate dejó pocas propuestas y algunas confirmaciones. Milei corroboró –nuevamente por una repregunta de Massa- que arancelará la educación superior y dolarizará la economía. El tigrense insistió con el gobierno de unidad, aunque no explicó cómo lo haría ni dio señales de convocatoria a otras fuerzas.
Javier Milei y Sergio Massa
Sergio Massa y Javier Milei se cruzaron en el último debate previo al balotaje
Respecto a la búsqueda de los votos de los “indecisos”, que se calcula que oscila entre el 10 y el 15 por ciento, es difícil determinar cómo apreció el debate ese elector y electora que todavía no define lo que hará en el cuarto oscuro.
Si la solvencia discursiva de Massa o la –quizás- mayor “naturalidad” de Milei los seduce. O más bien necesitaban conocer sus plataformas de propuestas con mayor profundidad para inclinarse por uno u otro.
Lo cierto es que el combate se jugó en los términos que impuso el candidato de Unión por la Patria. Y si bien ello no garantiza el éxito electoral, al menos quedó bien parado. Del lado del libertario quedará la sensación de que pudo distribuir mejor la ventaja con la que llegó al último round, pero se metió en un terreno que lo dejó groggy. La decisión final, ahora, está en manos de la ciudadanía, que oficiará de jurado.