Tras quedar malherido luego de quedar tercero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, distrito donde nació y era imbatible, el PRO atraviesa un proceso de redefinición estratégica con la mirada puesta en las elecciones legislativas de este año.
El titular del partido encabezó una cumbre donde se resolvió que cada distrito tendrá autonomía para sellar alianzas. Cuál es la situación local.
Tras quedar malherido luego de quedar tercero en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, distrito donde nació y era imbatible, el PRO atraviesa un proceso de redefinición estratégica con la mirada puesta en las elecciones legislativas de este año.
El titular del partido, Mauricio Macri, encabezó este viernes una cumbre amarilla en la que se decidió que no habrá un acuerdo nacional con La Libertad Avanza y que cada distrito tendrá libertad para definir sus alianzas.
La reunión, de la que participaron dirigentes de todo el país, se realizó en momentos en que el partido atraviesa tensiones internas por su relación con el oficialismo y por la falta de una estrategia electoral homogénea. La conclusión fue clara: los liderazgos provinciales podrán decidir si competir en soledad, con fuerzas locales o en acuerdos con sectores libertarios.
En ese marco, los representantes provinciales se comprometieron a presentar propuestas concretas para octubre, sin un lineamiento único. La consigna que bajó Macri, según señala TN, fue: “La etapa para redefinir el rumbo del PRO comenzará después de las elecciones”.
Semanas atrás, la dirigencia mendocina –sin la participación del sector alineado a la exafiliada Hebe Casado- desarrolló una asamblea en la que se aprobó la habilitación para que el PRO celebre acuerdos electorales con otras fuerzas políticas en todos los niveles.
Para esa tarea, se designó al presidente del partido, el senador provincial Gabriel Pradines; y al intendente de Luján de Cuyo, Esteban Allasino. Ambos fueron facultados para representar al partido en las conversaciones de cara “al armado de un frente electoral amplio y competitivo”.
El primero, con una posición totalmente confrontativa hacia el gobierno de Alfredo Cornejo; el segundo, con una relación institucional más fluida con el oficialismo provincial.
En el PRO mendocino se analizan varios escenarios, condicionados principalmente por la posible alianza entre La Libertad Avanza y la UCR. Si esa unión se concreta, una de las opciones sobre la mesa es que el sector referenciado en Omar De Marchi avance en la conformación de un espacio común junto al Partido Demócrata, el Partido Libertario y otros sectores de centro/derecha de Mendoza. Quienes promueven esta convergencia lo definen como "una tercera fuerza netamente liberal".
Otro rumbo a adoptar es una “reconciliación” con el cornejismo y formar parte también del espacio que rubricarían la UCR y el mileísmo. Sería difícil ver juntos a dirigentes que se han lanzado fuertes acusaciones en el último tiempo, pero en política nada es descabellado y “tabula rasa” es una frase de moda en esta época.
En cambio, si no prospera el acuerdo entre radicales y libertarios, al PRO se le allanaría el camino y sería muy probable que adhiera a la fuerza que lideran Karina Milei y Martín Menem. Allí conjugarían también el PD, el espectro liberal y el petrismo.
Durante la cumbre partidaria que encabezó Macri se reafirmó que no habrá un entendimiento electoral a nivel nacional con el partido de Javier Milei, como se había especulado meses atrás.
El posicionamiento del partido frente a la gestión libertaria dejó en evidencia las diferencias internas. Un sector del PRO insiste en mantener un respaldo casi incondicional al Gobierno, mientras que otro, con mayor cercanía al radicalismo y la Coalición Cívica, plantea la necesidad de marcar límites.
“Sentimos que todavía faltan cosas, pero tenemos que defender lo que sea mejor para los argentinos. No se trata de Cristina ni de Milei”, dijo María Eugenia Vidal a la salida del encuentro.
Aunque evitó tomar una postura frontal, Mauricio Macri dejó en claro que apoya el rumbo general del oficialismo. El expresidente considera clave acompañar el proceso de estabilización económica, y cree que la oposición no puede darse el lujo de especular.
Pese a las diferencias, en el PRO coinciden en que las definiciones más estructurales sobre el futuro del partido quedarán para después de las elecciones. Por ahora, la única estrategia común es que cada provincia decidirá con quién se alía y cómo competir, en un contexto nacional donde los liderazgos opositores aún están en plena reconfiguración.
Fuente: con información de TN