El sueño de la casa propia

Los tentadores y riesgosos créditos hipotecarios

Nada más tentador que un crédito inmobiliario cuando la convicción es aceptar que lo mejor es invertir en ladrillos para tener una vivienda.

Nada más tentador que un crédito inmobiliario cuando la convicción es aceptar que lo mejor es invertir en ladrillos; ni hablar si el sueño de la casa propia todavía no se ha concretado. Pero el riesgo de caer en los cantos de sirenas bancarios hace que, cual Ulises argento, haya que atarse a un mástil antes que atreverse a navegar por las aguas siempre embravecidas del comportamiento financiero de este país.

Nada es para siempre, y menos los índices de inflación en Argentina, y ahí está el mayor riesgo.

Aparecen ahora tasas, montos y plazos que hacen pensar que podría ser aceptable ingresar en los préstamos hipotecarios que están ofreciendo las entidades financieras en las últimas jornadas; sobre todo porque el cebo está en creer que si ahora el sueldo alcanza para pagar la cuota, eso sucederá siempre.

Te prestan hasta 250 millones de pesos; pero sólo uno de ellos que te da el 100% de lo que necesites para construir tu casa: el Banco de Córdoba. Los demás, te entregan efectivo para cubrir entre el 75 y el 80% del inmueble.

El Nación viene limitado, parece, porque sí, te cubre el 75%, pero la casa no puede valer más de 120 millones de pesos.

Casi todos con ese tentador plazo de 20 años para pagarlo, y hasta 30 en el Hipotecario, el Galicia o el Nación.

En cuanto a la tasa anual, el de Córdoba a 4,9%; un 5% el ICBC, 5,5% el Santander o el Macro. Crecen las tasas cuando se trata de casos sin cuenta sueldo: oscilan entre 7 y 9%.

Entrar a los simuladores para ver cuánto va a salir cada cuota, es el canto que envidiaría la mismísima Parténope. Por ejemplo, en ciertos casos $3250.000, si el grupo familiar o la pareja acreditan $1.300.000 de ingresos.

Pero el tema no es analizar los números de hoy, sino proyectar la macroeconomía en el tiempo y sus consecuencias en la microeconomía hogareña.

Es ahí donde pueden desalentarse los espíritus más entusiastas. Basta sólo con pensar que los sueldos han pedido casi un 20% de poder adquisitivo desde que comenzó este gobierno.

No se verifica un plan de estabilización para adquirir una vivienda

Y si uno mira el descenso inflacionario, claro que puede concluir que la proyección es a la baja; pero el asunto es que no se verifica un plan de estabilización que otorgue la tranquilidad necesaria para semejante apuesta hipotecaria.

Y, lo peor, es que la inflación a la baja tiene como principal componente el enfriamiento de la economía. Ayer se supo que la actividad económica cayó 8,4% en marzo para dejar un 5,3% en todo el primer trimestre del año: eso explica la desaceleración de los precios.

La construcción cayó 30% en relación al año pasado; la industria manufacturera, 19,6; los comerciantes, vieron caer sus ventas en casi un 17%.

Si la idea es apoyarse en el rebote, o como algunos prefieren, el efecto en V, apoyados en la expectativa del denominado riesgo país, es real que venía bajando, pero justamente ayer volvió a subir 300 puntos, a partir de datos tales como la acumulación de caída de los bonos en mercados como Wall Street, donde en el último mes cayeron 8%; dejando muy en el pasado los números de abril.

Al diputado Julio Cobos, que en su momento fue el que trajo la idea de los créditos UVA a la Argentina, todavía le pesa esa experiencia que tanta gente damnificó, sabe y lo ha explicado en estos días: si el salario no evoluciona conforma a la inflación, estarán en el horno.

Los que recibieron créditos por 100.000, están pagando cuotas de 900.000; si es que no vendieron el auto o la casa que encararon con aquellos préstamos.

Es que las tasas acordadas eran de 3,5%, pero atadas a la inflación llegaron al 12%.

Y como lo dice el mismo Cobos: “No hay ninguna garantía de que el salario recupere terreno perdido a la inflación”.

Alguien dijo en cierta ocasión: “los salarios por la escalera, los precios por el ascensor”. Es cierto, es una frase de los años ´70, pero nunca perdió vigencia.

Como se suelde decir: esta película, ya la vimos.

Te Puede Interesar