La dupla Cibirán Malher presentó en Mendoza su versión musical de la novela de Oscar Wilde "El retrato de Dorian Gray". Una obra que vuelve a confirmar el talento de ambos como referentes del género. Juan Rodó brilla en el papel del joven condenado por su vanidad. Repite función este domingo en Rivadavia.
¿Quién tiene la fórmula para capturar la belleza física e inmortalizarla? Y en el caso de que existiera, ¿cuál sería el precio que habría que pagar? ¿No sería su misma condición una condena? Cuenta el alma sus verdades y no hay espejo que pueda ocultarlas. Ni retratos. Sin saberlo, el joven y distinguido Dorian Gray, preso de la vanidad, pactó un oscuro destino con los trazos de un pintor que creó a través suyo su obra más perfecta.
Juan Rodó es quien interpreta a Dorian Gray. Talento vocal y actoral para admirar.
La novela que escribió Oscar Wilde en 1890 es rica por donde se la observe. El falso valor de la juventud, el individualismo y superficialidad del ser, la hipocresía de una sociedad, los prejuicios de clase. Pepe Cibrián toma la historia y junto a la creación musical de Ángel Malher pone en escena una versión libre que vuelve a reafirmar el talento de la dupla como referente del género en el país.
El director de Drácula, se aleja en esta obra de la estética victoriana en la que se enmarca el relato de Wilde y audazmente propone lo gótico para la puesta. Seguramente para representar visual y conceptualmente lo sombrío y sobrenatural del acuerdo con el que Dorian compromete su esencia. Es el persistente vestuario negro, el acertado maquillaje, la dramática puesta de luces lo que marcará el pulso de los personajes que vibran al compás de los caprichos del engreído joven y de ese lienzo que en medio de la escena va mutando y reflejando las miserias y los viles actos con los que mancha su espíritu.
Luz Yacianci como "Hortense" y Luis Blanco en el papel de "Jacob".
Como no podía ser de otra manera, Juan Rodó - en la piel de Gray - vuelve a conmover al espectador con una caracterización actoral y vocal impecable. Encarna al joven aportándole una presencia más varonil y ruda que la que el lector puede llegar a imaginar del personaje creado por Wilde, pero he ahí la riqueza de una adaptación. A diferencia del texto literario, Cibrián centra prácticamente toda la obra en la obsesión de Dorian por casarse con Sybil Vane. La actriz de suburbio (caracterizada por Luna Pérez Lening) confinada a un futuro de prostitución, que ha logrado encantar al joven. Aunque luego será su amigo Lord Henry (también excelentemente interpretado por Gastón Avendaño) quien logre persuadirlo del error de enamorarse de una chica que no es de su clase, Dorian no permitirá que ésta se suicide ante el desengaño como marca la historia original, sino que será él quien adopte una postura más arriesgada y decida ante el hecho, resignar su propia vida para redimir su alma.
Son variables que finalmente hacen que el musical adquiera una dimensión romántica, sin resignar por ello el espíritu macabro de la condena a la que está sujeto el personaje principal por pretender una juventud y belleza eternas.
Uno nunca elige su camino/ el camino es quien te elige siempre a ti/ al fin y al cabo es la vida quien sorprende siempre , dice la exquisita canción principal de la banda sonora aportándole lirismo a la tragedia. El grito endemoniadamente liberador que marcan el principio y el final de la obra y esa escena de cierre en la que Luna Pérez canta entre sollozos el infortunio de ambos, terminan de completar el dramatismo de una puesta artística más que digna de aplaudir de pie. Tal cual como ocurrió en las dos funciones que se celebraron en el Teatro Plaza de Mendoza este jueves y viernes, donde el público ovacionó a los artistas. Será este domingo, la comuna de Rivadavia la que podrá disfrutar de esta gran obra de Cibrián-Malher en el Cine Ducal.