Dijo Andrés Ciro Martínez ante más de 3500 seguidores: Fuera de Buenos Aires la Ciudad donde más tocamos con Ciro y Los Persas. Y la frase se soltó en el Stadium del Arena Maipú como una inyección de adrenalina.
Dijo Andrés Ciro Martínez ante más de 3500 seguidores: Fuera de Buenos Aires la Ciudad donde más tocamos con Ciro y Los Persas. Y la frase se soltó en el Stadium del Arena Maipú como una inyección de adrenalina.
|
Ya habían sonado un par de canciones. Entre ellas: Astros, el potente corte de difusión con el que se promociona 27, el segundo disco de estudio de su etapa solista. También: Antes, Desde lejos, Vas a bailar y Ando ganas. Como se ve, un buen combo sin fronteras piojosas.
Y así fue el recital. Un poco de lo nuevo con: Barón rojo, Me gusta, Ciudad animal y Héroes de Malvinas. Un homenaje - que según el frontman - hace mucho latía y que por fin vio la luz en este nuevo material de estudio. Argentina, Argentina, Argentina y El que no salta es un inglés fueron los cánticos de sentimiento celeste y blanco que hicieron vibrar las paredes del estadio cuando terminó el tema.
El resto del ritual, en el que no faltaron las banderas y los trapos colgados en las plateas, fue un salteado que incluyó: Labios de seda, Insisto, Servidor, Verano del 92 y Chucu chu, entre otras. Mientras que el segundo pedido de bis de la noche explotó con: Tal vez, Farolito y Noche de hoy.
Aunque nunca comparable con el despliegue escénico que hizo mover las gradas de un Teatro Griego Frank Romero Day colmado en la última repetición de la Fiesta de la Vendimia, Ciro volvió a despedir el carisma que lo consagra sin discusión como el showman del rock argento. Él es el dueño y provocador de un encuentro que se vive a su pulso.
Los Persas, por su parte, saben fusionarse bien a esta transfusión energética y así lo demostraron durante toda la presentación ejerciendo un sonido potente y de calidad. Además de robarse en varios instantes la atención del público.
¿Si ver un recital de Ciro es ver a Los Piojos? La respuesta es: Sí y no. Las canciones que inmortalizó la banda porteña en su carrera siguen sonando, están vivas. La gente las traspira con la misma intensidad de entonces y la ilusión por fracciones de segundos parece real. Pero lo cierto es que ahora son parte de un presente en el que el escenario trae a otros músicos y nuevas creaciones que detonan con igual fuerza. La criatura creativa es una. Y esa es la que mueve multitudes.