Con la última presentación todavía latente en sus seguidores locales, cuando en agosto pasado el Bustelo fue el templo del rock para que surgieran las canciones de Porfiado, El Cuarteto de Nos volvió a Mendoza para cerrar la segunda noche del encuentro cervecero en el espacio Luis Menotti Pescarmona.
El regreso fue una verdadera fiesta que convocó a multitudes. Está claro que para la banda uruguaya liderada por Roberto Musso las coordenadas hacia estas latitudes siempre auspician un buen destino y esta vez no fue la excepción.
Miles de mendocinos se hicieron presentes en el regreso a cielo abierto de la banda uruguaya.
La espera se hizo larga sobre un escenario donde también pasaron otros artistas como la murga mendocina El Remolino, los chilenos Conmoción y la formación electrónica Celtic Undergraund. Pero ya cerca de la una de la madrugada los muchachos oriundos de Montevideo avivaron con su energía a un público que los esperaba ansioso.
Ellos como siempre, desplegaron la fórmula que los mantiene arriba del éxito: canciones bombardeadas de palabras que juegan con la ironía y la desfachatez en primera persona.
Roberto Musso, el responsable de ponerle agite a las letras de las canciones.
Generosos en la lista de temas el Cuarteto regaló por ejemplo: El hijo de Hernández, un clásico del grupo que irrumpió sin anestesia en el segundo lugar. Esa canción fue la chispa que encendió el predio que no paró de agitar con cantos y saltos hasta el final
También sonaron: Buen día Benito, Cuando sea grande, El balcón de Paul, Así soy yo, No sé qué hacer conmigo y la bizarra No te invité a mi cumpleaños; entre muchas otras. El grupo rioplatense que hoy mueve masas, pero que su historia habla de un camino transitado entre el anonimato y la popularidad desde la década del 80, agitó así - una vez más -la escena mendocina. Con ellos, la diversión está garantizada.