La tensión reinante en el bloque del Frente de Todos en el Senado provincial no provocará, al menos por ahora, una ruptura y la consiguiente conformación de bancadas de menor volumen.
La tensión reinante en el bloque del Frente de Todos en el Senado provincial no provocará, al menos por ahora, una ruptura y la consiguiente conformación de bancadas de menor volumen.
Los problemas se agudizaron luego de la definición de las jefaturas tras el recambio legislativo. A mediados de mayo, los legisladores Rafael Moyano y Bartolomé Robles cruzaron al presidente del bloque, Lucas Ilardo, por los cuestionamientos de este último a la gestión económica de Alberto Fernández.
"Una agenda en base a los intereses de las candidaturas, sin proyecto para la toma del poder, que busca sólo discutir cargos y con la mirada puesta en las minorías, aunque conduzcan el partido no implica que sea la voluntad de la mayoría del peronismo", había manifestado Moyano en ese momento.
Posteriormente, Ilardo evitó polemizar en torno al "internismo" del justicialismo, pero deslizó sus críticas. "No tengo tiempo para eso, tengo mucho trabajo", indicó.
Sin embargo, aunque haya diferencias se buscará no generar mayor ruido hacia afuera del espacio. Una muestra de esto se dio la última semana, cuando algunos/as senadores preferían bajar al recinto durante la sesión y exponer sus posiciones, pero primó la decisión de retirarse luego de la negativa del oficialismo de tratar el pedido de juicio polìtico al ministro de Gobierno, Víctor Ibañez.
Días atrás, los movimientos internos se evidenciaron a través de actos políticos. Con su ciclo "Derribando mitos mendocinos", Ilardo desembarcó en Guaymallén, tierra de Moyano, mientras que éste impulsó un acto en Godoy Cruz, lugar de militancia del jefe del bloque.