El orgullo de Alejandra Bruno, la mamá de Agustín Loser
Cuando existen logros, es inevitable que se vea lo superficial. Pero detrás del hito histórico que significó la obtención de la medalla de bronce de la Selección Argentina de Voley en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 hay historias, hay entornos, familias y grandes esfuerzos para conseguir lo que tanto se anhela. Agustín Loser no sólo no escapa a esa cuestión, sino que además magnifica la epopeya: surgió de General Alvear, un departamento que no tiene voley federado, jugó a muchos deportes y desde muy chico se acostumbró a estar lejos de su familia.
Para festejar las victorias y soportar las derrotas, el central mendocino tiene en claro hacia dónde apunta primero: a su familia directa, compuesta por papá Carlos (reconocido doctor en el departamento sureño), mamá Alejandra (de larga trayectoria como docente) y sus hermanas Romina y Evelyn.
"La verdad que han sido muchas emociones juntas estos días. Son logros tremendos, que nos ponen muy felices por él. Nunca nos deja de sorprender. Cuando decimos ya llegó hasta ahí', de golpe sigue trepando. Hay gente que nos llama y hasta nos agradece por él. Conocimos personas que nunca fueron de seguir el voley y que se levantaban a las 5 de la mañana para verlo" arrancó a decir Alejandra Bruno, mamá de Agustín, sobre la experiencia vivida con los Juegos y el largo proceso previo.
-¿Cómo fue el proceso de acompañarlo a tantas actividades y deportes en la niñez?
-Siempre tuvo nuestro apoyo. He tenido que hacerlo un poco más yo, porque mi marido cumplía con muchas guardias y no tenía tiempo. Desde chiquito fue idea mía llevarlo a psicomotricidad con Sergio Méndez y después al tenis, porque éramos de ir al Club Banco Nación. A mi marido le gustaba mucho el fútbol, así que también empezó. En realidad, él veía una pelota y le gustaba. No fue un esfuerzo para mí, porque me encanta el deporte, pero sí muchas horas.
-¿Cómo fue dejarlo ir de tan chico a Buenos Aires? ¿Hubo algún pero o lo dejaron ir de una?
-Fue muy difícil. Ya lo habían convocado una vez y les dijimos que no, que creíamos conveniente esperar un poco. Unos meses después empezó a viajar, yendo cada diez días. Nosotros hablábamos con todos, desde el que lo iba a esperar al colectivo. Iba y venía para seguir cursando y rindiendo el cuarto año de secundaria en la Escuela de Agricultura. Hasta que le dijeron que , si quería seguir la carrera del voley, a partir de ese verano tenía que irse.
-¿Y Agustín como asumió ese momento?
-Al principio le entraron muchas dudas, porque él tenía sus amigos y se venían las Olimpíadas, algo que todos los adolescentes de la escuela quieren vivir. Nosotros también dudamos, pero hablamos tanto con la gente del CENARD y luego con la gente de Ciudad Voley. Al poco tiempo se fue a vivir a un departamento con otros dos chicos.
Es cierto. El joven central se perdió de ser organizador de ese evento que esperó toda la secundaria: las Olimpíadas de la Escuela de Agricultura. Pero ganó su presencia en lo máximo, los Juegos Olímpicos, donde no sólo hizo que todo el país recordara su nombre, sino que hasta se conozca parte de su historia y hasta de sus afectos.
-¿Qué sintieron cuando José Montesano, en el relato por TyC Sports, empezó a nombrar a toda la familia por el nombre después de un punto de Agustín?
-Nosotros hemos tenido la oportunidad de estar mucho con ellos en la etapa de Bolívar. Tanto José como Hugo Conte compartieron muchas cosas, son muy familieros. Saben y ven el esfuerzo, saben que estamos ahí sufriendo para que todo les salga bien.
-¿Cómo es Agustín en la intimidad con su familia?
-Él la tiene muy clara. No para de preguntar por sus abuelos, está atento a si las hermanas rindieron o no. Está Rosita, mi mamá, que es su fan número uno. Tiene todas las redes sociales y no se pierde nada. Y no puede ser objetiva, para ella siempre Agustín es el mejor.
-¿Son conscientes de que el nombre de Agustín ha quedado inmortalizado, por lo menos en la historia de General Alvear? Hay gente que pidió que le cambien el nombre al Polideportivo...
-Hemos visto muchas de esas cosas y la verdad es que no lo podemos creer. No se si lo dimensionamos aun. Es un logro grandísimo, nosotros tratamos de verlo como algo importante para su carrera y para él. Intentamos no ser triunfalistas, es muy importante tener el plus de que esto ha puesto feliz a su ciudad natal.
-¿Cómo reaccionaron cuando Agustín hizo el último punto en el triunfo con Brasil?
-Nosotros estábamos solos, porque mis hijas estaban en la ciudad de Mendoza. Nos emocionamos mucho, se armó un gran griterío. Nos dimos que fue él el del punto, lo vimos ir a bloquear. Fue algo increíble.