"Hace apenas unos meses pensaba en retirarme y hoy estoy aquí, peleando por una semifinal de un Grand Slam ante uno de los mejores jugadores del circuito". Las palabras de Juan Martín del Potro antes de jugar (y perder) con Stan Wawrinka en cuartos de final del US Open 2016 resumen su resurrección en la escena más grande del tenis mundial.
Su regreso fue milagroso: luego de dos años arrastrando lesiones recurrentes en sus muñecas, protagonizó una reaparición asombrosa y emocionante, tanto como la ovación que recibió ayer en la cancha central de Flushing Meadows cuando Wawrinka se disponía a sacar para llevarse el partido.
El último mes en la vida de Del Potro hizo hablar al mundo: el 7 de septiembre pasado fue tendencia a nivel planetario cuando en su debut en los Juegos Olímpicos Río 2016 venció a Novak Djokovic, el N°1 del mundo. El tandilense era entonces 141 del ranking.
Apenas cinco días después, el 12 de agosto, enfrentó a Rafael Nadal, N°5, y también lo venció. En el medio Juan Martín había jugado (y ganado) otros tres partidos (Joao Sousa, Taro Daniel y Roberto Bautista-Agut) en el marco de la cita olímpica.
A esa hora ni el propio Del Potro entendía cómo había sido capaz de tanto. "No entiendo cómo gané este partido, cómo se escapó en un momento, y ahora tengo la medalla asegurada. No lo puedo creer. No lo puedo creer, ni en mis sueños me imaginaba esto", decía el argentino tras el encuentro con el español.
Llegó entonces el 14 de agosto, día de la final de Río con Andy Murray, el N°2. El triunfo en el partido fue para el escocés, pero entonces La Torre de Tandil había vencido a sus propios fantasmas, se había ganado a sí mismo y el mundo del tenis le colgaba el cartel más grande: Bienvenido.
Dos días más tarde, el 16 de agosto, la organización del US Open le hacía llegar una invitación para disputar el último Grand Slam del año. "Nuestro campeón 2009, Juan Martín del Potro, recibe la primera invitación para la edición 2016 del US Open", anunció de manera oficial.
El 30 de agosto debutó en el torneo que más le gusta. Fue ante Diego Schwartzman, en un partido donde fue de menor a mayor. El público de Flushing Meadows, habitualmente acostumbrado a tomar los partidos como apenas un detalle del show que implica el US Open, se dedicó especialmente a seguir a Del Potro, a aplaudirlo, a arroparlo, a hacerle sentir que era el más querido.
Y eso se tradujo en victorias, una tras otra, una mejor que la otra. El tandilense superó de manera sucesiva a Steve Johnson, a David Ferrer y a Dominic Thiem. Llegó a cuartos de final sin perder un solo set. Tan impensado como, a la vez, esperable para un jugador de su categoría que partido a partido asombraba con su derecha casi imbatible y con la recuperación de su saque.
El 7 de septiembre de 2016, apenas 31 días después de su golpe ante Djokovic en Río, Del Potro enfrentó a Stan Wawrinka, el N°3 del mundo, en cuartos de final de un Grand Slam, instancia que alcanzó por primera vez desde las semifinales de Wimbledon de 2013. La victoria fue para el suizo, quien se impuso en cuatro sets y fue el segundo de los cinco jugadores ubicados entre los 10 primeros del ránking mundial a los que Del Potro enfrentó en el último mes que logró vencerlo.
Con el partido ya casi decidido en el cuarto set, con Wawrinka por delante 5-2 y el saque en su mano, el público animó a Del Potro cantando en las tribunas el característico "¡olé, olé, olé!" de los argentinos y, emocionado, el tandilense hizo un esfuerzo por aguantar los sollozos.
Sólo un jugador logró ganar un Grand Slam entrando como invitado. Fue Goran Ivanisevic con su consagración en Wimbledon 2001. Del Potro quiso repetir y estuvo al borde de la hazaña.
Hace 13 años todos hablaban del milagro del croata. Hoy es tiempo de Del Potro, quien no se llevó el título pero su cuartos de final se traduce en gloria. Desde el próximo lunes Juan Martín será 62° o 63° del mundo. En un mes avanzó más de 75 posiciones en el ranking mundial y hay quienes anuncian que tiene un lugar reservado en el grupo de los 10 mejores para ocupar en breve. En el último mes, Del Potro volvió a convertirse en sinónimo de tenis.
El ascenso
Juan Martín del Potro está de vuelta en el circuito del tenis y su regreso quedó evidenciado en las victorias que consiguió ante los ex número uno del mundo Novak Djokovic y Rafael Nadal, la medalla de plata en los Juegos Olímpicos y su presencia en los cuartos de final del US Open.
El tandilense hizo una escalada meteórica desde su regreso al circuito en febrero. Empezó el año en el puesto 590 y a comienzos de febrero había caído al 1045. A partir de la actualización del 22 de febrero de 2016, sin embargo, todo fue ascenso para el tandilense, que llegó al US Open en el 142° lugar y a partir del lunes estará dentro los 100 mejores, en el puesto 62 o el 63 del escalafón mundial.
El tenista argentino todavía tiene algunos torneos (entre ellos la Copa Davis) para mejorar aún más su ubicación y terminar el año en lugares que le aseguren la clasificación a los principales torneos de la temporada 2017.
Si bien Del Potro siempre destacó que su preocupación es recuperarse de la muñeca y sentirse bien dentro de la cancha, su nivel ya comienza a ser una amenaza para las principales figuras del circuito.
El avance del tandilense es sorprendente, estaba fuera de los mejores 1000 en enero, debutó en febrero en el 420 y en septiembre ya está 63. Sus propios rivales explicaron que tiene nivel de top ten y que su ranking es mentiroso.