Luego de causar furor en el mítico Luna Park de Buenos Aires y de presentarse con igual éxito en Córdoba y la ciudad de Rosario, finalmente la cantante francesa Zaz llegó a Mendoza para brindar en el auditorio Ángel Bustelo un concierto notable. Unas 2500 personas fueron partícipes de una noche especial, que también contó con la antesala de la orquesta callejera local Los Biciswing.
La gran expectativa generada por ver en vivo a la artista que desde la bohemia del barrio parisino de Montmarte revolucionó a la gorra la escena musical, se hizo sentir en el público mendocino desde la previa del recital. Dicen que la primera impresión siempre es la que cuenta y en este sentido, Isabelle Geffroy, sorteó airosa el contacto iniciático mostrándose tal cual se esperaba: espontánea, fresca y dueña de una voz extraordinaria, que como si fuera posible, en vivo supera a la que se aprecia en sus discos.
Secundada por una banda igual de virtuosa, la mujer de 34 años nacida en Tours, pisó el escenario y durante una hora y cuarenta y cinco minutos se entregó a un juego musical exquisito que incluyó canciones de sus tres álbumes, Zaz, Recto Verso (los más populares) y Paris, reciente trabajo donde rinde tributo al encanto de la ciudad luz y a esos temas que hicieron inmortales grandes como Edith Piaf, Patrice Chevaliery Ella Fitzgerald.
Si bien el concierto culminó en ovación y con una Zaz sonriente luciendo la camiseta de fútbol argentina con su nombre grabado en la espalda, lograr la conexión con la gente no fue algo que se dio de forma natural desde el principio. La barrera idiomática puso inevitablemente su freno e hicieron falta varias frases del tipo Por favor cantá conmigo. Fuerte, con corazón, Por favor muévanse, traten de dejarse llevar, en un torpe castellano, para que el público se fuera entregando progresivamente a lo que pasaba sobre el escenario que, sin dudas, predisponía más a escuchar tranquilamente que a otro tipo de gesto más efusivo.
Fue el carisma arrollador de la cantante gala el que finalmente conquistó hasta el corazón más sereno. Momentos únicos se vivieron con la interpretación de la desgarradora Eblouie par la nuit, que emocionó a todos, Les Passants, Port Coton, Si je perds que vino con la introducción No olviden que somos la memoria de los que ya no tienen y el bolero Dos gardenias que cantó en español. Esto sin contar su más exitosa canción Je veux, que despertó la euforia en un recinto, que a esa altura ya se encontraba hipnotizado con su ser y su himno libertario.
La responsable de darle un aire renovado a la chanson français, dejó así su estela maravillosa por la provincia. Fue el último concierto de su gira por el país. Su porte de niña hippie y divertida, su innegable belleza física y el ímpetu de una voz que juega a quebrarse sin perder la dulzura, no hace más que confirmar que la fascinación causada durante el show fue certera.
Con su música Zaz propone un viaje, uno que te lleva por una fusión de ritmos como el gypsy jazz, el swing y los sonidos latinos. Y aunque ella le gustaría llevarnos a Francia, los mendocinos nos conformamos con su como no es posible que vengan todos a París, vengo acá. Sí, que vuelva siempre a Mendoza. Que vuelva a cantar la chica que quiere es morir con el corazón en la mano. Acá la esperamos.