A solas con Marco Antonio Caponi: el personaje detrás de los personajes
En una entrevista exclusiva con Sitio Andino, el actor mendocino, revela detalles de su infancia y habla del actual momento que vive fuera de su faceta como actor.
En su libro La construcción de un personaje, Konstantín Stanislavski afirma que para que un actor logre esta tarea es necesario tener en cuenta elementos clave como: la consecución de la expresividad corporal, la plasticidad del movimiento, la dicción y canto y entonaciones y pausas, entre muchas otras. No es la idea contradecir a este actor y director teatral, pero sí es cierto que le faltó incluir algo fundamental: la pasión.
Con el pelo revuelto, inquieto, verborrágico, con una sonrisa sincera y mirada aniñada. Así se presenta Marco Antonio Caponi, conocido- y reconocido- por su talento y los personajes que le valieron la fama. Quizás al verlo en teatro o televisión, muchos se preguntan cómo será este actor de 31 años en su vida cotidiana. ¿La respuesta?: exactamente igual a lo que se puede ver en la pantalla o sobre un escenario. La esencia de Caponi no se modifica por dos motivos: elige papeles con los que empatiza y le imprime pasión y euforia a todos estos y eso es, justamente, lo que le da autenticidad y el toque genuino a cada personaje que encarna.
Caponi dejó Mendoza hace 8 años para convertirse en otro embajador del talento cuyano en la meca de la actuación. Pero, en cierta manera, su vida en esta provincia influyó para llegar a este momento con el que se siente conforme aunque expectante por lo que viene y no imagina. No define al éxito por los proyectos que avanzan bien o mal sino por los que le permitieron disfrutar y jugar en su hábitat. Aunque le gusten las cosas pequeñas, cada comienzo de Marco termina convirtiéndose en algo grande.
Lo que más me motiva es poder hacer lo que tengo ganas, no importa si es grande o chico. Lo que hago es escucharme y preguntarme qué quiero atravesar. No sé si tengo esa libertad pero trato de buscarla. Intento pensar de qué forma puedo ser menos actor, tener mi espacio, mi tiempo. Hago esto desde cualquier perspectiva de la vida, siempre trato de disfrutar. Creo que esto va más allá de si soy actor o no, si hubiese elegido otra profesión, buscaría igualmente la forma de tener tiempo para vivir y no estar pensando en cómo hacer para trabajar cada vez más, expresa.
Según cuenta, siempre fue dueño del sentido del humor que lo acompaña hasta hoy. Afirma que tiene la costumbre de reírse a carcajadas de todo desde que tiene uso de razón y que a veces lucha con su personalidad hiperactiva y eufórica. De chico era insoportable, dice sin rodeos. Y agrega: Siempre busqué hacer cosas para divertirme, siento que con los años me voy divirtiendo más con otras cosas. Tengo mucha energía pero de niño era diez veces peor, hacía mil cosas, me estimulaba todo el tiempo y todavía hay algo de eso en mi personalidad. Tengo que aprender a domarlo un poco para que no me atolondre el querer seguir siendo chico. A veces me tortura, y digo ahora quiero dormir, se me complica a veces, dice entre risas.
Pero para que Marco llegue a ser el actor que pudo verse en novelas como: Son de Fierro, Alguien que me quiera, Graduados y Vecinos en Guerra, entre muchas otras tiras, hubo una serie de sucesos que desencadenaron en él las ganas de convertirse en artista. Es que Caponi quería estudiar Ingeniería, de hecho, tenía afinidad con las ciencias exactas. No obstante, viró hacia otro rumbo y comenzó a estudiar Educación Física, una vez en ese sendero, trabajó junto a su hermana en su gimnasio. Todo marchaba conforme a lo esperado, hasta que en el dictado de esta carrera, cursó la materia Expresión Corporal. Eso fue todo. Esa fue la chispa que encendió la mecha de la dinamita que explotó en Buenos Aires.
Empecé a tener Expresión Corporal y me di cuenta de que me movilizaba mucho subir al escenario. Tomé la decisión de ir a un casting y a partir de ahí me dieron una beca, dejé la facultad a los 15 días y no volví más. Mi primer papel fue en una publicidad. Recuerdo que le conté a medio mundo que había grabado y cuando la editaron sólo salía mi mano y ahí me di cuenta de que no tenía que contarlo, lo quemé yo, ahora me doy cuenta, relata sonriendo.
Cuando Marco habla se concentra en la conversación y hasta puede parecer tranquilo. Mientras tanto, su voz va revelando que, en realidad, le gusta estar siempre en movimiento. Pero nada fuera de lo común, no, Caponi disfruta de las actividades cotidianas de cualquier persona. La música lo seduce y toca la guitarra y ahora toma clases de bajo. Juega a la PlayStation con sus amigos y disfruta mirar películas. No obstante, hay una cosa que nunca puede olvidar: llevar una cámara adónde sea que vaya.
Me gusta mucho la fotografía, tener una cámara siempre conmigo. Voy retratando o registrando cosas o situaciones que veo por la calle, me fascina, comenta.
Hay algo que también es muy importante en la vida del actor: sus amigos. Marco dejó su Mendoza natal y en esta tierra, a muchos seres queridos. Además, viene de una familia numerosa por lo que asegura que no puede estar mucho tiempo solo, por esto la amistad representa un pilar fundamental.
Llegué a Buenos Aires e hice nuevas formas de amigos, con otras paletas de colores pero me vinculo con la misma esencia: personas con las que puedo hablar, que me escuchan, con quienes puedo compartir. Soy de proponer porque me gusta mucho hacer cosas con mis amigos. Admito que soy un poco insoportable en este sentido, les quemo mucho la cabeza, soy muy eufórico, pasional, afirma.
Cinco hermanos. Definitivamente, no hay manera de que este tipo de crianza no influya en diferentes facetas de su vida. Continuando en la misma línea, Marco cuenta que al vivir rodeado de mucho ruido, hay un impulso latente de socializar casi de forma permanente.
No puedo estar tranquilo o quedarme solo por mucho tiempo, necesito ruidos en la casa. En este momento vivo solo, soy medio caótico, siempre fui así, en ese sentido me di cuenta que estudiar me hacía bien pero que nunca pude ser ordenado. Me relajo organizando el caos, no en el caos organizado. Me gusta este estado, porque sé que después viene la tranquilidad.
Pero esto no quiere decir que Marco no disfrute de su soledad, todo lo contrario. Admite que le gusta y va más allá revelando que en esos momentos suele ponerse un poco oscuro y que, incluso, suele mirarse al espejo y decirse no te aguanto más. No obstante, afirma estar conforme con quién es actualmente ya que todo lo que quiso, lo hizo y hoy disfruta de que las cosas tarde o temprano me salen. Yo creo que es por el simple hecho de hacer lo que quería, lo que me motiva, lo que no me deja dormir y me doy cuenta de que hay mucho amor por esto.
Caponi es férreo defensor de salir de la zona de confort. Señala que la búsqueda de espacios de expresión permiten indagar y experimentar distintas cosas. En cambio, si siempre se elige un lugar, es probable que no salga de ahí. Me parece que la búsqueda es interna, yo voy eligiendo pepeles con los cuales empatizo emocionalmente. Si leo algo y me produjo una sensación, ya sea si me conectó con mi infancia, con lo que yo soy, con lo que tengo en este momento o con el proyecto en sí, es todo lo que necesito. Si me conmovió por algún motivo, me ayuda. Claro que me puedo equivocar pero confío en lo que voy sintiendo, en mi instinto y no en lo que no me podría convenir. Por ahí te vas a lo cómodo, pero si me fui de Mendoza fue para salir de la comodidad y buscar algo nuevo.
Con un suspiro incluido, confiesa que no sabe quién es Marco Antonio Caponi pero sí sabe qué cosas quiere para su futuro y una de estas es formar una familia. Aunque suene cursi, quiero proyectar una familia. Primero quiero vivir todas las cosas que tenga que vivir antes para que cuando me dedique a eso, lo haga enteramente. Hacer un proyecto en el cual me pregunte si eso es lo que quiero y me pueda responder que sí. Tener hijos es una responsabilidad muy grande, primero tengo que resolver muchas cosas de mi infante interior como para pensar en eso. Hasta que no me sienta realizado con mi búsqueda no lo haría. Por ahí creo que lo pienso demasiado y son cosas que simplemente llegan. De algo estoy seguro y es que quiero tener una familia, pasa que por ahí soy muy egocéntrico y me gusta hacer lo que quiero en el momento que quiero, concluye.
El pasado jueves, Caponi fue nombrado padrino del Cine Teatro Imperial de Maipú, donde ahora se proyectarán películas en formato 3D. El actor recibió esta distinción en su más reciente visita a Mendoza donde estaba filmando una miniserie llamada Ranchera en la que interpreta a Diego, un mecánico con quien muchos se llevarán una sorpresa.
Sencillo, honesto y caótico. Ese es el personaje que hay detrás de los personajes a los que Caponi da vida con un amor a su trabajo que es digno de admiración, con el permiso de Stanislavski.