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El Mató a un Policía Motorizado reforzó su Dinastía en Mendoza

El ciclo Veraneo que se realiza en el Le Parc recibió a la banda platense, insignia del rock alternativo. Durante más de una hora, la agrupación cautivó a la multitud que se agolpó en el hall del Espacio.

Por Mariano Fiochetta

En la previa se palpitaba alegría por la vuelta, con expectativas crecientes y cada vez más gente que se moviliza para verlos. Luego de tan sólo ocho meses, El Mató a un Policía Motorizado regresó a la provincia y brindó un show potente e intenso, con un repaso de toda su discografía.

A más de un año de su lanzamiento, La Dinastía Scorpio continúa cosechando éxitos por todas partes. Es que el segundo disco de la agrupación platense es el más compacto y accesible para el público, por lo que el resultado ha sido instantáneo.

Esta vez con cambio de locación (las últimas dos veces, la banda se había presentado en N8 Estudio) y como parte del ciclo “Veraneo en el Le Parc”, el quinteto cosechó su mayor audiencia desde que visitan Mendoza. Situados en el hall del Espacio, los fans hicieron su espectáculo propio, pogueando y saltando en cada uno de los temas.

La banda está influenciada por los neoyorkinos The Strokes y Sonic Youth.

La fórmula es clara y efectiva, pero no por eso menos sorprendente. El grupo sabe transformar su simplicidad en un paquete épico y sentido que, en su ámbito indie, genera los himnos más grandes de la nueva camada de bandas de rock vernáculo.  “Chica rutera”, “Más o menos bien” y “Día de los Muertos” son alguno de los ejemplos más palpables.

Santiago Motorizado es el líder de El Mató y la voz más reconocible de la escena. La postal es fija: remera negra, pantalones cortos (esta vez de Defensa y Justicia) y zapatillas de lona, con su rostro oculto por una espesa barba y siempre la misma manera de dirigirse a su gente: chistes internos, voz baja y no mucho más le hacen falta al cantante para que sus seguidores lo vitoreen a cada momento.

El Mató a un Policía Motorizado volvió a Mendoza.

Los casi noventa minutos de repertorio tuvieron algunos accidentes de sonido. En parte del espectáculo, la guitarra de Niño Elefante (una mezcla entre Jonny Greenwood de Radiohead, Graham Coxon de los Blur y Thurston Moore de Sonic Youth, pero con el sonido de los Strokes y la timidez de un chico de cinco años) no se escuchaba, por otros, la voz de Santiago M. se anuló y en el fondo del recinto se sentían crispar los parlantes. Con todo, la banda supo pilotear estos problemas y completó un set que, a diferencia de la última vez, donde la base era la presentación del nuevo álbum, el grupo acudió al resto de sus canciones e hizo un repaso más amplio.

El final fue para “Nuevos discos” y “El fuego que hemos construido”, replicando la obsesión de la agrupación con el fuego y remarcando el sentimiento fraternal que expande El Mató a sus fans. Así, el mejor rock platense pasó de vuelta por la provincia y demostraron, una vez más, por qué son el mejor exponente del indie nacional.

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