"Es necesario que Europa encuentre cuanto antes un consenso sobre el Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo. Todos los países europeos deben asumir juntos la responsabilidad de la situación en el Mediterráneo", planteó antes del viaje el "número dos" del Vaticano, el secretario de Estado Pietro Parolin, al dar las principales líneas de la visita.
En lo que el Papa ha considerado "una visita a Marsella y no a Francia", similar al viaje que hizo a Estrasburgo en 2014 para hablar en el Parlamento Europeo, el pontífice iniciará su agenda con un encuentro con el clero local y luego participará esta tarde de una reunión interreligiosa que funcionará como homenaje a los muertos en el Mediterráneo.
Francisco, que en julio de 2013 hizo su primer viaje fuera de Roma como Papa a la isla italiana de Lampedusa para visibilizar a la cuestión migratoria a los cuatro meses de haber sido elegido, buscará volver llamar la atención de toda Europa para que se adopten medidas unificadas y comunes frente al salvataje de personas en el Mediterráneo y de su acogida en el continente, adelantaron fuentes vaticanas a Télam.
El año pasado, el pontífice había reclamado que Europa "no deje solos" a los cuatro países que reciben más personas, Italia, España, Grecia y Chipre y que se cumplan las cuotas de reparto de migrantes. El pedido de Francisco es compartido especialmente por Italia, que denuncia que países del norte cierran sus fronteras y la obligan a gestionar a todas las personas llegadas por el Mediterráneo, especialmente en el caso de Francia en la zona de Ventimigila y Austria en la región alpina del Brennero.
Esta semana, el sitio de noticias oficiales del Vaticano pareció respaldar la postura de Italia al publicar que "Continúan los desembarcos en Lampedusa. Francia bloquea las fronteras" en un artículo en el que lamenta que "el Ministro del Interior de París, Gérald Darmanin, hizo saber que Francia no tiene intención de acoger a nuevos inmigrantes procedentes de Lampedusa", la isla símbolo de la migración.
Jorge Bergoglio, de 86 años, regresará a Roma el sábado luego de despedirse de Marsella con una misa en el Velódromo local en la que se espera también la presencia de Macron pese a las críticas que recibió el presidente francés de sectores que consideran que su presencia no corresponde con el espíritu laico del país.