La llegada de la primavera a Mendoza y otras regiones de Argentina no sólo trae flores y brotes nuevos: también convierte los patios en escenarios llenos de vida. Zorzales, gorriones, horneros y calandrias comienzan a buscar alimento tras el invierno. Sin dudas el mejor momento para quienes disfrutan la jardinería y la observación de aves.
Frutas que atraen a las aves nativas
Los especialistas en aves y jardinería recomiendan un truco sencillo: colocar peras y manzanas cortadas en dos en tu jardín. Este gesto transforma cualquier patio en un punto de encuentro para la fauna local. Los zorzales y horneros prefieren el suelo, mientras que gorriones, jilgueros dorados y palomas torcazas optan por espacios abiertos antes que comederos colgantes.
Para que la experiencia sea segura y efectiva, es clave distribuir los trozos en áreas despejadas. Alejá la fruta de arbustos o rincones donde puedan esconderse gatos u otros depredadores. De este modo, las aves se sienten confiadas y regresan con frecuencia a alimentarse.
gorrión, jardinería
Gorrión, ave que vive en zonas urbanas
Cómo y dónde colocar la fruta
Podés dejar la fruta directamente sobre el césped o en una mesa de alimentación. Si elegís esta última opción, la higiene resulta fundamental. Retirá los restos con regularidad, limpiá con agua caliente y jabón y desinfectá los recipientes al menos una vez por semana. Así evitás la propagación de enfermedades y mantenés sanas a las aves que visitan tu jardín.
Algunas recomendaciones prácticas:
Manzanas y peras son las frutas más efectivas. Pero también podés incluir semillas y alimento para aves
Colocá los trozos en sitios soleados y visibles.
Renová la fruta cada 24 a 48 horas para evitar la fermentación.
Observá qué especies aparecen: cada ave tiene sus preferencias.
hornero, jardinería
Una de las aves típicas del paisaje mendocino: el hornero en su nido de barro
Un jardín convertido en refugio
Más allá del disfrute personal, alimentar a las aves silvestres en primavera tiene un impacto positivo en la biodiversidad local. Estos pequeños visitantes ayudan al control de plagas, dispersan semillas y enriquecen la vida del jardín. Además, su presencia diaria se convierte en una experiencia educativa para toda la familia.
Con solo dos frutas y un poco de atención, tu patio puede transformarse en un espacio donde conviven naturaleza y vida urbana. En Mendoza y en gran parte de Argentina, el canto de los zorzales o la labor incansable de los horneros son un recordatorio de que la jardinería no solo embellece: también conecta con el entorno natural.