Trabajo y derechos: ¿Hay otro camino para la reforma laboral?
Argentina debate una reforma laboral. ¿Hay otro camino para cambiar las relaciones del trabajo? Fundar pone en debate un modelo acorde al mundo de hoy .
La transformación acelerada del mundo del trabajo, impulsada por la globalización económica y los avances tecnológicos, ha desactualizado gran parte de la infraestructura regulatoria forjada durante la Segunda Revolución Industrial y décadas posteriores tanto a nivel global como en la Argentina. Hoy se discute y reclama una reforma laboral. ¿Pero en qué sentido?
En este contexto, un reciente informe del centro de estudios Fundar, titulado “Derechos laborales del Siglo XXI: jornada, descansos y licencias”, propone una reforma laboral ambiciosa que busca alinear a Argentina con los estándares de inclusión y crecimiento del nuevo siglo.
El diagnóstico es claro: el país se encuentra rezagado respecto a sus pares regionales y globales, manteniendo una jornada legal de trabajo y un esquema de licencias que datan de hace casi un siglo y medio siglo, respectivamente.
El documento, elaborado por Sebastián Etchemendy, Juan Manuel Ottaviano, Macarena Santolaria, Joan Manuel Vezzato y Federico Pastrana, se inserta en una serie que busca una reforma integral. Se enfoca específicamente en la dimensión de la demanda, procurando una mejora en la calidad del trabajo a través de tres ejes fundamentales: la reducción de la jornada laboral, la ampliación de las licencias por nacimiento y la promoción de la soberanía del trabajador sobre su tiempo.
Reducción de la jornada: Incentivo para la eficiencia
Argentina figura hoy entre las naciones con la jornada máxima legal más extensa del mundo, sostenida en las 48 horas semanales establecidas en 1929. Esta cifra contrasta con la realidad operativa, donde el promedio de horas efectivamente trabajadas es de 37 semanales, y dos tercios (66%) de los asalariados registrados ya trabajan 42 horas o menos.
Fundar (aquí se puede acceder al documento completo) propone una reducción paulatina, negociada y planificada de la jornada semanal legal de 48 a 42 horas en un plazo de cuatro años. Esta medida afectaría potencialmente al 34% de los asalariados registrados y al 17% de los ocupados en general.
La experiencia internacional, incluyendo reformas recientes en Chile, Colombia y Europa, demuestra que la reducción horaria no tiene efectos negativos o insignificantes sobre los niveles de empleo a nivel global. Su impacto es más bien redistributivo, traduciéndose en una mejora en la calidad del trabajo, ya sea a través de la reducción efectiva del tiempo trabajado o del aumento de los ingresos, dado que las horas excedentes serían remuneradas como extraordinarias.
El enfoque subraya que la reducción del tiempo de trabajo debe ser entendida como un incentivo crucial para la mejora tecnológica y organizacional. La historia económica comparada enseña que el incremento de la productividad por sí solo no garantiza jornadas más cortas si no existen marcos regulatorios que lo permitan.
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Licencias: Acortando la brecha de género en los cuidados
Otro pilar fundamental de la propuesta aborda el régimen de licencias por nacimiento, que en Argentina se mantiene inalterado desde hace medio siglo. Actualmente, las madres gozan de 90 días, mientras que los padres solo tienen 2 días corridos de licencia. Este esquema acentúa la desigualdad de género, reforzando la disparidad en las tareas de cuidado, donde las mujeres dedican casi el doble de tiempo que los varones.
La propuesta busca armonizar el esquema con las tendencias expansivas e igualitarias de la región y la Unión Europea. Se plantea: (a) ampliar la licencia por paternidad de 2 a 14 días corridos; (b) extender la licencia por maternidad de 90 a 98 días corridos; y, crucialmente, (c) introducir una licencia parental de 12 semanas (84 días corridos) con criterios de transferibilidad y flexibilidad.
Esta licencia parental se distribuiría entre la pareja a su preferencia, con cuatro semanas no transferibles, buscando fomentar una distribución más equitativa y flexible de las tareas de cuidado. Países como Chile y Uruguay han implementado reformas sustancialmente más amplias, revelando el rezago argentino, cuyo gasto público en licencias (0.004% del PIB) es sensiblemente inferior al promedio latinoamericano.
Soberanía del tiempo en la era digital
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El trabajo en la era digital, uno de los grandes debates que debería contener una reforma laboral moderna.
El tercer eje se centra en otorgar al trabajador mayor autonomía y soberanía sobre su tiempo en un entorno laboral digitalizado y flexible. La digitalización, si bien ofrece flexibilidad, a menudo se traduce en beneficios unilaterales para el empleador, lo que puede generar incertidumbre, estrés e intensificación de la mano de obra.
Para contrarrestar esto, el trabajo presentado por la Fundación propone el debate de una serie de nuevos derechos:
Derecho a la desconexión digital para todos los trabajadores (presenciales, remotos o híbridos).
Garantía de horas mínimas en contratos por pedido o pieza, combatiendo la precariedad de los contratos de "hora cero".
Flexibilidad horaria en beneficio del trabajador, incluyendo el derecho a solicitar bandas horarias de entrada y salida, y la interrupción de la jornada por motivos de fuerza mayor, especialmente para quienes tienen responsabilidades de cuidado.
Ampliación y uso preferente de vacaciones. Se propone aumentar la licencia anual ordinaria mínima de 14 días corridos (para menos de 5 años de antigüedad) a 15 días hábiles, y reconocer el derecho al uso preferente de las vacaciones, permitiendo al trabajador solicitar el momento del año para gozarlas. Argentina se ubica entre los países sudamericanos con menor cantidad mínima de días de vacaciones anuales.
Trabajo, un debate necesario
El debate que propone Fundar y su trabajo de investigación que se resume en 40 páginas resulta interesante y provocador en momentos en que la Argentina se debate como único camino de reforma laboral la pérdida de derechos y la profundización de la precarización de los empleos.
Fundar, con datos concretos, plantea que se puede superar la dicotomía entre protección social y libertad horaria, asegurando que las ganancias de productividad y el progreso técnico se traduzcan en un mayor bienestar y tiempo libre para los trabajadores. El consenso futuro en materia laboral, argumentan los autores, dependerá de la capacidad de Argentina para incorporar estos derechos esenciales del Siglo XXI.