Un llamado al 911, un día y medio antes de desaparecer, revela que ZulemaSilvia Chávez estaba atemorizada de sus inquilinos. Al día siguiente, volvió a usar el celular para comunicarse con su abogada a fin de que apurara el desalojo; pero luego, la enfermera jubilada desaparece sin dejar rastros.
Afortunadamente, la operadora del 911 hizo un excelente trabajo ya que revisó sucesos anteriores comunicados desde ese mismo número, y descubrió su domicilio, hacia donde envió un par de policías.
El tema es que esa noche, parece ser, no sucedió nada malo en la casa de Chávez; sin embargo, la declaración que ahora tomará el fiscal Javier Giaroli a esos policías, podría permitir una nuevo acercamiento a las circunstancias que rodearon los futuros movimientos de la mujer jubilada cuya desaparición hace más de 3 meses, tiene en vilo a San Rafael.
Es indudable que la tarea del Centro Estratégico de Operaciones del Ministerio de Seguridad, refleló en este accionar de la operadora del 911 que atendió a Chávez, que las actuaciones de los policías ha alcanzado un mayor nivel de alerta porque, como lo dijo el fiscal, aún cuando la funcionaria “no estaba ante un reclamo penal, sino de índole civil”, actuó de manera inmediata.
En efecto, el primer llamado reflejó que “su queja, más allá de los ruidos molestos, era la cantidad de personas que estaban en el departamento” que ella había alquilado en el fondo de su propiedad.
Y al día siguiente Chávez hizo nuevamente uso de su teléfono para llamar a su abogada a fin de apurar los trámites para que los desalojara, algo a lo que los inquilinos no se avinieron inmediatamente sino que, en una reunión que habían tenido en el estudio jurídico, habían solicitado unos 30 días para encontrar dónde irse.
Pero la segunda llamada de Chávez al 911, para el fiscal, fueron atendidos de manera excelente por la operadora del 911, dado que “la segunda llamada que la corta abruptamente porque tiene temor que se le metan a su departamentos los inquilinos, la corta ella porque sostiene ‘ahí vienen’. La verdad que entiendo que actuó muy bien la operadora del 911 porque en esa llamada Chávez ni siquiera había dado su nombre y dirección, pero de alguna manera la operadora, entiendo que revisando sucesos anteriores de ese teléfono, y logró enviarle un móvil policial para entrevistarla, y está ese suceso”.
“Ahora estamos en trámite de buscar a esos policías para que nos cuenten que pasó a las 12 y media de la noche de ese 18 de julio. Estamos hablando de 36 horas antes de que usó su teléfono por última vez”.
En el audio que ilustra esta nota, revelado por el programa Curiosos del Poder, se percibe claramente el malestar y hasta la preocupación de Silvia Chávez, ya que la mujer tras narrar que les ha alquilado el departamento a “tres personas” y que ahora “son nueve, hijo de la mujer, entran y salen, yo estoy solita y ahora han traído a dos o tres personas a cada rato abriendo y cerrando la puerta”.
Luego cuenta que le ha hablado varias veces al inquilino “para que se vaya; le quise devolver la plata, porque él alquiló y no hicimos un contrato como debía ser, todo fuer verbal… Por eso le estoy consultando, porque no quiero líos ni quiero nada a cambio”.
La operadora logró extender el diálogo y hasta se percató de la necesidad de enviar un móvil; pero la mujer nunca aportó su dirección y hasta se opuso a que llegaran policías a su casa.
Sin embargo, apenas la operadora escuchó “yo lo que le comunico es porque tengo miedo, que se arme lío y no se para para dónde ir”, le consultó por el domicilio.
Pero Chávez, inmediatamente bajó el volumen de su voz y le dijo a la policía: “corto porque ahí vienen; corto, corto”.
“No me corte, no me corte, si pasa algo yo me voy a enterar, dígame el domicilio”, insistió la operadora. Pero Silvia sólo agregó “espere, espere, espere”, tras lo cual se escuchan voces de hombre de fondo, ininteligible, y se corta la comunicación”.
Ya Giaroli sabe que desde el Ceo despacharon un móvil, y ahora intentará tener un cuadro más claro de qué terminó sucediendo en la casa de Chávez con sus inquilinos esa noche.
Pero, evidentemente, el episodio si bien no concluyó en algo trágico, tampoco resultó ser de lo más tranquilizador para Silvia porque Silvia al día siguiente se comunicó telefónicamente con para insistir con el desalojo de los inquilinos.