Una de las tantas

Creer o reventar: la cábala "más dulce" es de la Selección Argentina

Hace más de un año que De Paul, Paredes y Papu Gómez cumplen a rajatabla una cábala antes de los partidos de la Selección Argentina.

Solo algunos pocos jugadores de la Selección Argentina reconocen el campo de juego antes de la entrada en calor y el silbatazo inicial. Como Lionel Messi, muchos permanecen en el vestuario hasta la hora de los movimientos precompetitivos. Aunque hay tres integrantes del plantel que siempre salen por el túnel de la cancha, terminan hundiendo los pies en el verde césped del círculo central y cumpliendo una cábala que comenzó hace más de un año.

Una hora antes de cada partido, la postal es siempre la misma: Rodrigo De Paul, Leandro Paredes y Alejandro Papu Gómez deambulan por el mediocampo, toman fotos con sus celulares, explotan de la risa como si estuvieran en un viaje de egresados y no en un Mundial, y clavan sus ojos en las banderas y en los hinchas que les ponen color a las tribunas.

Cada tanto, entre charlas y carcajadas, meten las manos en el fondo de los bolsillos del short, le quitan el envoltorio a un caramelo y, casi al unísono, se lo llevan a la boca. Esta “costumbre”, como solía decir Carlos Salvador Bilardo, se repite desde la Copa América conquistada en Brasil.

Al igual que el técnico Lionel Scaloni, Emiliano Martínez es fanático de los dulces masticables y fue quien los introdujo en la concentración albiceleste a mediados del 2021, mientras la Selección Argentina se preparaba para dar el golpe en el Maracaná de la mano de Leo.

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Eran tiempos de protocolos y cuidados extremos por la pandemia de Covid-19. Como nadie de la delegación podía cruzar el portón del predio de Ezeiza, Dibu le pidió a su hermano Alejandro que le consiguiera los famosos Sugus y algunas otras golosinas, grandes liberadores de endorfinas. Horas después, por medio de Cecilia Borel, quien trabaja en la parte de comunicación de la agencia de Gustavo Goñi, aparecieron varias cajas de caramelos en el búnker de AFA.

Durante los primeros días, los tres volantes se encargaron de robarles al arquero un puñado de dulces y comerlos en las habitaciones. Hasta que lo hicieron en la antesala de un compromiso clave en la Copa América y allí se inició el ritual: goleada contra Ecuador en cuartos, victoria por penales ante Colombia en semifinales y título histórico frente a Brasil en rodeo ajeno.

Luego de la Copa América, De Paul, Paredes y Papu Gómez siguieron repitiendo la caminata, la charla y los caramelos en las Eliminatorias (en Chile hubo problemas y demoras con la requisa) y en los amistosos internacionales. Llegaron invictos hasta el debut con Arabia Saudita en este Mundial de Qatar, donde costó y mucho llevar cajas con golosinas.

En las valijas que fueron despachadas por la utilería argentina en el aeropuerto de Ezeiza y aterrizaron en tierras árabes había paquetes de yerba, dulce de leche, de batata y solo algunas pocas bolsas de los populares Palitos de la selva. Ante la escasez de caramelos en medio de la cita máxima, Dibu Martínez volvió a mandar el mismo mensaje que hace un año y medio y recurrió a su hermano Alejandro, quien les hizo llegar más productos para endulzar los paladares de los jugadores y mantener firme la cábala de los volantes.

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