Historia de Vida

La increíble historia de la bombera que combatió los incendios de Mendoza

Con tan solo 22 años, es parte del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Maipú. El pasado fin de semana ayudó a detener los incendios causados por el Zonda.

Por Ángeles Balderrama

Aunque apenas sobrepasa la mayoría de edad, Miranda Valle es una de las heroínas que dejaron los incendios por el viento Zonda en la provincia de Mendoza. Con tan solo 22 años, fue una de los cientos de bomberos que lograron detener las llamas antes de que afectara a barrios y vidas humanas.

Miranda (22) es estudiante de Trabajo Social en la Universidad Nacional de Cuyo y es cadete del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Maipú. Además, en sus tiempos libres forma parte de la Comunidad Techo Mendoza, una organización social que trabaja sobre la pobreza en asentamientos vulnerables.

Con una marcada vocación de servicio en su vida, la joven contó que en su adolescencia ya trabajaba como Payamédica, pero a sus 16 años descubrió y se enamoró del mundo bomberil.

"Empecé en abril del 2018, cuando tenía 16 años. En ese momento no podía ser bombera porque era menor de edad pero estuve un año como cadete, formándome en el ámbito bomberil y al otro año hice la academia para ser bombera. Me enamoré", dijo Miranda a Sitio Andino. "Empecé en abril del 2018, cuando tenía 16 años. En ese momento no podía ser bombera porque era menor de edad pero estuve un año como cadete, formándome en el ámbito bomberil y al otro año hice la academia para ser bombera. Me enamoré", dijo Miranda a Sitio Andino.

La estudiante remarcó que "no fue algo que esperaba", pero que vivió con mucha naturalidad. "Desde muy chica empecé a hacer voluntariados, en ONG, en asociaciones y organizaciones sociales, sin tanto conocimiento, pero fueron los espacios que me enseñaron que yo estaba en un lugar de privilegio".

"Me hicieron entender que no todas las personas teníamos las mismas oportunidades. Creo que eso fue el principal motor para querer hacer, construir e intentar transformar la realidad de las personas, siendo muy consciente que la salida es colectiva.

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Un terrible incendio

El pasado sábado a la noche, Miranda junto a otros compañeros se encontraba de guardia en el cuartel, pero permanecían alertas porque sabían que el viento Zonda había empezado a sentirse con fuerza en Mendoza. A las 2 de la madrugada recibieron un llamado por un gran incendio en la zona de El Challao.

"A mitad de la semana, a nosotros nos mandaron un alerta meteorológica y nos fuimos preparando. Eso implicaba que esos días hubiera más personal, tener preparada agua y frutas, que las movilidades estuvieran en condiciones, volver a revisar las herramientas para que estuvieran en funcionamiento", explicó Miranda Valle.

Y agregó: "A las dos o tres de la mañana salimos para El Challao y estuvimos trabajando junto a otros cuarteles hasta el domingo a las 7 u 8 de la mañana. Después volví el domingo en la siesta, hasta las 3 de la mañana del lunes". Y agregó: "A las dos o tres de la mañana salimos para El Challao y estuvimos trabajando junto a otros cuarteles hasta el domingo a las 7 u 8 de la mañana. Después volví el domingo en la siesta, hasta las 3 de la mañana del lunes".

Para Miranda, era el primer incendio forestal de semejante magnitud en el que trabajaba, con un impresionante despliegue de recursos y logística.

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"Intenté estar tranquila para estar alerta por todo lo que estaba pasando, porque había mucho viento y cambiaba todo el tiempo. Había que estar super despiertos para ir analizando el comportamiento del incendio y ver cómo lo vas a trabajar, cuáles son los riesgos, hacia dónde se va a propagar y, si llega a cambiar el viento, dónde ponerse para protegerse. Son un montón de cuestiones que uno tiene que ir pensando", expresó la joven de 22 años.

Sin embargo, reconoció que "hubo momentos de mucha impotencia al ver cómo se estaba incendiando todo".

"Había animales y son cuestiones que a uno lo movilizan, pero tenemos que intentar mantener la calma para poder pensar y analizar todas las variables por nuestra seguridad y la de nuestros compañeros. Fue un incendio que causó mucha pérdida de flora y fauna. Fue terrible", aseguró. "Había animales y son cuestiones que a uno lo movilizan, pero tenemos que intentar mantener la calma para poder pensar y analizar todas las variables por nuestra seguridad y la de nuestros compañeros. Fue un incendio que causó mucha pérdida de flora y fauna. Fue terrible", aseguró.

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Un trabajo clave, no remunerado

Tras los incendios, cientos de mendocinos agradecieron a través de las redes sociales el trabajo realizado por los diferentes cuerpos de bomberos, quienes fueron los protagonistas de los distintos focos de incendio que se dieron en Luján de Cuyo y El Challao. Además, se repitió un deseo: que su trabajo sea remunerado.

Para Miranda, "ser bombera es un trabajo que demanda una impresionante responsabilidad y que se tiene que visibilizar".

"Quienes integramos los cuarteles damos lo mejor para capacitarnos y estar a la altura de las circunstancias cada vez que nos llaman, pero también es una realidad que a veces es difícil poder sostener todo: el trabajo, la familia, los estudios, el cuartel", dijo. "Quienes integramos los cuarteles damos lo mejor para capacitarnos y estar a la altura de las circunstancias cada vez que nos llaman, pero también es una realidad que a veces es difícil poder sostener todo: el trabajo, la familia, los estudios, el cuartel", dijo.

"Por ahí es muy difícil, entendiendo el contexto socioeconómico que estamos atravesando. Pero el hecho de tener que trabajar, y estudiar aparte para tener un trabajo mejor, implica tiempo que le tenemos que dedicar a otra cosa que no le estamos pudiendo dedicar al cuartel, cuando quizás es lo que nos gustaría", siguió.

Y continuó: "Hoy no podemos dejar de trabajar y en las mañanas se hace difícil tener guardias en el cuartel porque estamos trabajando y no sabemos cuándo nos van a llamar. Puede ser por el incendio de una casa, un accidente, para rescatar un gato o porque se nos prende fuego el Cerro Arco".

Aunque Miranda considera que la prestación del servicio podría ser más efectiva si se considerara un trabajo remunerado, para los bomberos hay una preocupación aún más central: la jubilación.

"Hay algo que se viene pidiendo desde hace mucho tiempo que es la jubilación para los y las bomberos. Ser bombero es realmente un trabajo y requiere que hayan ciertas garantías para que nosotros podamos brindar el servicio de la mejor manera".

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