La velocidad de los acontecimientos y las marchas y contramarchas que viene imprimiendo Javier Milei en los primeros días de gobierno impide profundizar un poco más el análisis de la construcción de las medidas o del discurso que las justifica.
La velocidad de los acontecimientos y las marchas y contramarchas que viene imprimiendo Javier Milei en los primeros días de gobierno impide profundizar un poco más el análisis de la construcción de las medidas o del discurso que las justifica.
El Decreto de Necesidad y Urgencia aparece cuestionado fuertemente por las formas, pero este pequeño árbol no debe tapar el bosque del verdadero problema que es el contenido de la pieza que no solo es inédita, sino que arrasa con modelo de construcción de país cultural y constitucional.
A riesgo de ser poco simpático con una parte importante de nuestros lectores hay que decir que si la movida de Javier Milei fracasa será por su propia responsabilidad. En parte por su absoluta inoperancia en el necesario juego de la política y en otra por la voracidad de los colaboradores que le infiltraron el Gobierno como bien advirtió el principal infiltrador, Mauricio Macri.
Por si alguien dudaba aún de la cercanía o no del expresidente a este gobierno solo hay que ver el punto 8 del llamado a sesiones extraordinarias del Congreso de la Nación. Justo en estos días en que Mauricio Macri viaja repetidamente a Arabia Saudita sin demasiadas explicaciones. A propósito hay que prestar mucha atención a los proyectos enviados al Congreso que, al igual que el DNU, parecen tener todos nombre y apellido.
El paquete de medidas de las cuales hemos hablado en extenso en la semana en Sitio Andino y Radio Andina tiene un entramado donde los hilos del poder se pueden ver fácilmente. También es cierto que en el espacio de los más de los 300 artículos del DNU hay un número importante que seguramente, de no haber sido propuestos de esta forma, tendrían apoyo incluso de los no votantes de Milei.
Quién se puede oponer a la simplificación de los trámites de los registros automotores, el paso de la patente automotor a una patente personal, la baja de aranceles o la habilitación para cobrar tu sueldo en una billetera virtual en vez de estar obligado a abrir una caja de ahorro en un banco del sistema y así otra cantidad de cosas.
Sin embargo, prevaleció la falta de cintura política y la voracidad de los círculos de poder que invadieron el gobierno de Javier Milei, así cada artículo del decreto pasa a tener nombre y apellido.
Pero para que esta decisión tenga algún efecto de apoyo en aunque sea una parte de la sociedad hace falta un relato, ese que Milei fue construyendo a través del tiempo con histrionismo y lleno de falacias y horrores históricos, sumado a un limitado conocimiento de economía. La realidad es que el presidente poco se capacitó más allá de su carrera en una universidad privada, sus libros están todos denunciados por escandalosos plagios y el Doctorado con el que se lo menciona y presenta como Doctor le fue otorgado hace un año y es un Honoris Causa de una Universidad privada (ESEADE) de por lo menos debatida historia y relacionada con alguien muy conocido en Mendoza como es Ricardo Greco Guiñazu. Solo ver las fotos y video del acto de entrega dan una idea de lo que expresamos.
El relato que quedó impreso en letras de molde en la noche del miércoles como expresamos más arriba es una composición de falacias, medias verdades y definiciones con escaso fundamento teórico e histórico. La primera mitad de la Cadena Nacional precisamente el presidente la ocupó en esa construcción del discurso con una puesta en escena fellinesca.
Veamos cuatro o cinco ejemplos de esa construcción del relato libertario.
Milei insiste en un imaginario déficit de 15 puntos del PBI, que construye antojadizamente sumando un déficit falso con otro déficit imaginario del BCRA. Una extraña cuenta que es original pero no ganará ningún Premio Nobel, ni obtendrá ningún doctorado serio.
El FMI proyectó para la Argentina en 2023 un déficit del 4% mientras que para Italia y España arroja proyecciones del 8 y 5% en tanto que el cálculo para Estados Unidos del organismo monetario ubica su déficit en el 6.3%
Adjudicar la inflación exclusivamente al déficit fiscal, como pretenden los libertarios en alguno de sus discursos, asociándolo a una supuesta emisión monetaria masiva (que por otra parte no existió en la Argentina de los últimos años) es por lo menos dudoso a partir de los propios datos del FMI.
En la cadena nacional el Presidente volvió a cargar con la magnitud de la deuda pública. Más allá de que cuando la explicitan parecen nuestros queridos almaceneros haciendo la cuenta del jamón y el queso en el papel antes de envolverlo, es también una falacia.
La Argentina tenía un nivel bajísimo de deuda pública respecto al PBI al final de 2015, como admitió el propio Luis Caputo en aquellos años. Después de los gobiernos de Macri y Fernández la relación de la deuda con el PBI es del 85 %. Algunos ejemplos del mundo; Japón su deuda equivale al 200 por ciento de su PBI, Grecia trepa al 241, Italia llega al 145 y Estados Unidos equivale al 123 % respecto a su PBI. Argentina no tiene un problema de deuda sino de financiación.
En el tema impositivo, donde Milei, sus secuaces y otro grupo poderoso de la sociedad tienen una particular obsesión, es quizás el más polémico por la larga construcción imaginaria sobre el tema. Según los números de la OCDE (a la que Argentina acaba de mostrar su voluntad de adhesión) la presión fiscal Argentina equivale al 30 puntos del PBI, mientras que en España esa presión llega al 38% y en Alemania al 42 % del PBI
El Reino Unido tiene una presión tributaria del 35% del PBI y los países escandinavos superan los 40 puntos del Producto. En tanto Estados Unidos llega a valores cercanos al de Argentina con el 28%.
Argentina tiene un sistema tributario engorroso, burocrático, desordenado y todos los calificativos que se le puedan ocurrir, pero no superior al del resto del mundo.
En la construcción de estos relatos hay una falsedad siempre presente enmascarada en la sentencia “En ningún lugar del Mundo” que el Libertarismo utiliza a menudo para descartar regulaciones o por ejemplo desacreditar la Ley de Compre Nacional que será derogada por el DNU. Estados Unidos, Alemania, Francia, Brasil sin ir más lejos son países que tienen sus leyes equivalentes de compre nacional. Milei -antes de decir cualquier cosa- podría haber hablado con los viejos gerentes de IMPSA, por ejemplo, que le podrían contar las dificultades para vender su tecnología a Alemania por ejemplo.
Los países ultra desarrollados del mundo, vayan a construir el tren bala, una central nuclear o comprar lapiceras para una repartición pública. dan prioridad y ventaja competitiva a las empresas radicadas en su territorio.
Estados Unidos tiene su Buy American Act desde 1933, como bien recordó esta semana el sociólogo Daniel Schteingart, Director de Planificación Productiva de Fund.ar
Schteingart recuerda que la Buy American Act. Ha sido uno de sus principales pilares de política industrial a lo largo de la historia, y muy importante en el crecimiento de empresas como Boeing, IBM, Caterpillar o Motorola.
La construcción libertaria de la historia argentina es un dato realmente exasperante. Milei decidió correr aún más el límite que venía marcando el macrismo de los “últimos 70 años” para ubicar la decadencia imaginariamente con la aparición del peronismo.
El presidente ubica esa vara en 100 años atrás donde asegura que Argentina no era una potencia mundial sino el primer país del mundo.
Hay algunas estadísticas que ubican a nuestro país en aquellos años entre los primeros 10 o 12 del mundo pero son estadísticas donde se contempla Buenos Aires y su puerto mientras el resto del país se sumía en una extensa pobreza, atravesado por las guerras y el hambre. Poblaciones enteras que no participaban del reparto de esa producción de riqueza que generaba la Pampa húmeda su oligarquía terrateniente, Buenos Aires, su puerto y el contrabando.
Simplemente es por lo menos falaz que la Argentina fuera la principal potencia mundial a fines del siglo XIX. Como dijimos tenía una Capital y un puerto ricos porque acaparaban todas las producciones y el contrabando dejando al resto del territorio a la intemperie total.
No es casualidad, Milei atrasa el comienzo de lo que él llama la decadencia a 100 años (o como dijo en el cierre en el Movistar Arena 107 años) para hacerlo coincidir con el Yrigoyenismo,el comienzo del voto universal masculino y la Ley Sáenz Peña. El sueño libertario es precisamente retrotraer el país a aquellos años del fraude y el gobierno de la oligarquía terrateniente y contrabandista porteña.
La construcción de un relato de falsedades, medias verdades, mentiras y hasta invención de datos fue el pilar fundamental de Javier Milei desde el día cero de su aparición en los medios de comunicación y sigue siendo basal en su discurso y el de su equipo.
Los problemas que tiene el vocero presidencial ante las pocas preguntas simples con algo de fundamento que le hacen es una clara muestra de los defectos que tiene esa construcción cuando se choca con la realidad.
El mismo problema que tiene el Presidente y su equipo cuando tienen que encuadrarse en las normas legales y constitucionales de una Nación.