Carlos Abihaggle, uno de los dirigentes de la vieja guardia de la Provincia de Mendoza, caracterizado por su sapiencia y su trabajo constante se despidió ayer para pasar al recuerdo. Quedan sus escritos, sus ponencias y por sobre todo su voluntad permanente de desarrollar Mendoza.
Nacido en un año clave de la historia del peronismo 1945, Abihaggle hizo de la política y de la participación en la “cosa pública” un norte de su vida. Sus clases en la Universidad de Cuyo, sus participaciones como legislador provincial y nacional, su desempeño como Ministro de Obras Públicas de José Octavio Bordón, en su paso como Superintendente de Irrigación y por último su gestión como embajador en Chile siempre tuvieron ejes y sentido claro; la defensa y el desarrollo de Mendoza como eje de la conectividad y de integración de la Argentina con el Mundo.
Carlos Abihaggle en una de sus ultimas reuniones en la UnCuyo junto a la rectora y el vice rector.
Después de dejar los cargos no abandonó su pasión por lo público y puso en marcha diversos foros de participación social y ciudadana para discutir los temas de interés colectivo para Mendoza y la región.
El año pasado en una de las tantas actividades interactuando entre la sociedad civil y la UnCuyo aseguraba que “Venimos desde hace muchos años trabajando con universidades, en especial con la UNCUYO, y siempre nos planteamos dos objetivos: traer los debates internacionales a Mendoza y contribuir a la revisión internacional de nuestra provincia” y aseguraba que “Nos gusta hacerlo desde una perspectiva de no ser nosotros los actores visibles, sino más bien que sean visibles los frutos de las instituciones con las que nos relacionamos”,
Lamento profundamente el fallecimiento de Carlos Abihaggle, un dirigente político con una gran obra como embajador en Chile, diputado nacional, titular de Irrigación, entre muchos otros roles. Su legado quedará en la historia de Mendoza. Mis condolencias a familiares y amigos.
Esta última frase define su pensamiento y su acción desde siempre, lo colectivo sobre lo individual.
Fue un trabajador incansable por “derribar” la cordillera, su desempeño en la Embajada de Chile siempre tuvo como eje la colaboración y la integración pendiente entre naciones que tienen un potencial infinito.
El mundo político, académico y empresario los despidió con dolor y cariño en las redes sociales, el mejor homenaje para uno de los dirigentes que quedará marcado en la historia de Mendoza sería que todos comprendan ese norte de Carlos Abihaggle, lo colectivo siempre por sobre lo individual.