La presencia de Omar De Marchi en la Fiesta Nacional de la Ganadería demostró la fuerza de atracción que representa en la actualidad el precandidato a gobernador.
Es difícil que la Fiesta Nacional de la Ganadería deje sin títulos al periodismo y sin reflexiones políticas. Este año no fue la excepción porque quedó claro que el hombre que se llevó todas las miradas fue Omar De Marchi… semejante atención da cuenta de que movió el avispero.
Algunos intentaban suplicar flashes, como Omar Parisi reclamando a viva voz un papel protagónico como representante del sector K del justicialismo, partido en el que se refugió cuando abandonó el PD: “La oposición es el peronismo”, espetaba.
Pero, no; la oposición hoy la representa claramente La Unión Mendocina.
Y de eso se encargaron de demostrarlo incluso aquellos que dicen estar en la oposición, como el inefable Mario Vadillo, que desde la orfandad del Partido Verde quiso tomar protagonismo colgándose de la figura De Marchi.
No lo hizo de la forma más civilizada, por cierto, aunque con la astucia de los tiempos de las siempre fulminantes redes sociales, más chispeantes y conventilleras que serias en el tratamiento de los asuntos públicos. Vadillo, claramente, tenía preparado a su gente para grabar la ocasión.
El error suele ser periodístico cuando se le da trascendencia a este tipo de sucesos que pretenden alcanzar la tapa de los medios como si el asunto fuera lo más trascendente de una fiesta que generalmente da para títulos de capital importancia: el trasvase del Atuel, la boleta única, las condiciones que pone Suarez a una precandidatura a vicepresidente, etc.
Pero, si bien el hecho podemos tomarlo como una anécdota, encierra el verdadero asunto de importancia política que dejó la Fiesta: la fuerza de atracción que representa hoy De Marchi.
Su centralidad, claro está, se dio también por la ausencia de Alfredo Cornejo, quien, como consecuencia de su posición institucional en la oposición nacional, no podía esquivarle a la oportunidad de mostrarse en reuniones con personalidades antipopulistas norteamericanas, no estuvo en General Alvear.
El asunto es que De Marchi no está desacostumbrado a subirse al ring porque su dilatada trayectoria, incluso en ámbitos más picantes a nivel nacional, lo han entrenado particularmente para responder, pero sin perder la compostura. Tiene ese estilo elegante de no recurrir a los gritos; algo que, en la política más bien conservadora de los menducos, es un toque de distinción.
“Romano te salvó los trapos a vos”, le contestó a Vadillo para ridiculizarlo por el pobrísimo nivel de votos que sumaron los candidatos de su partido en las PASO en 6 de los 7 departamentos que fueron a elecciones el último domingo.
No se gastó en contestarle a Hebe Casado, que también en Alvear estrenó el papel de ariete contra el frente creado por el demarchismo.
El futuro nos dirá cómo serán los encontronazos con Cornejo; pero por ahora, a los ladridos de las jaurías menores, De Marchi le dejó claro que eso es “señal que cabalgamos”.